Una vez más, DREAM THEATER nos visitaban en la gira de presentación de su último disco; en esta ocasión, su duodécimo álbum de estudio, titulado de forma homónima. El bautizado Along For The Ride Tour arrancaba en Oporto, produciéndose la segunda fecha al día siguiente en el Palacio de Vistalegre de Madrid.

La cita de Madrid iba a verse perjudicada por problemas técnicos, lo que derivó en retrasos, recorte de parte del set-list y, sobre todo, inconvenientes sufridos por los propios asistentes al concierto. La tarde comenzaba según lo no esperado cuando la entrada al recinto se retrasaba de una manera considerable. La enorme cola que aguardaba en las inmediaciones del Palacio de Vistalegre no hacía más que aumentar con el trascurso de los minutos.

Crónica de Mar Tomás de RafaBasa.com

 

Con una hora de retraso sobre el horario previsto, se abrieron las puertas y el público fue entrando poco a poco al Palacio, pero sin poder acceder a la pista, ya que no se podía avanzar más allá del vestíbulo. El motivo es que la banda estaba probando sonido. Eran más de las 20:00 horas; algo no estaba yendo bien. Cuando el vestíbulo se llenó de gente, se volvió a cortar el acceso. Hasta las 20:30 pasadas no se permitió finalmente la entrada a la pista a los primeros asistentes. Los cientos de personas que aguardaban fuera irían entrando con cuentagotas al recinto. Más de uno debía de intuir que accedería con el concierto empezado, como así fue. Parece increíble que gente que había llegado con tanta antelación a la cita pudiera perderse los primeros temas del show, pero en esta ocasión así sucedió para su desgracia y sin responsabilidad ninguna.

La espera en esta fría tarde había sido larga hasta que empezara a sonar la grabación de False Awakening Suite. Que se entrecortara el sonido a mitad de la grabación no ayudó a animar a una pista donde se congregaba menos de un tercio del aforo. Mientras tanto, seguía entrando gente del exterior y más de uno se encontraba con que su entrada de grada no le servía para mucho, porque toda ella estaba clausurada y cubierta por unos telones blancos. Y es que hacía mucho tiempo que DREAM THEATER no convocaban tan poca gente en Madrid. Una vez que la cola se había extinguido en la calle, no se alcanzaba ni el 50% de la capacidad de la pista de Vistalegre. Es decir, que en la Riviera hubiéramos cabido todos perfectamente. Algo impensable hace tan solo algunos meses. Precios no asequibles en los tiempos que corren, el que la cita tuviera lugar en un día de diario y, por qué no, que se tratara de la presentación de un disco bastante flojo tratándose de una banda como DREAM THEATER (opinión personal, a mí este álbum me ha dejado muy fría), pudieron ser razones de peso en el registro de una asistencia tan pobre.

Tras la intro y con unos segundos de retraso en el momento de retirar el telón (estaba claro que era la noche de los retrasos), la banda acometía su primer tema, The Enemy Inside, en un escenario donde el principal atractivo visual era un juego de luces bastante bueno, adornado por unas lámparas en la parte delantera del techo, aparte de los focos y cañones de rigor,  y con una pantalla en la parte trasera del escenario, la cual tapaba casi completamente un telón que imitaba una pared cubierta de grafitis. En los primeros compases del concierto se intuía que parte de los problemas técnicos habían afectado al montaje de vídeo, ya que en la pantalla sólo se proyectaban imágenes en directo del propio concierto, omitiendo cualquier tipo de animación o de vídeo pregrabado.

Con la gente todavía entrando a la pista, la banda continuó con The Shattered Fortess, tema que a mí por lo menos me sorprendió que fuera incluído en el set-list y más aún con la ya no tan reciente, pero aún notable, marcha de Mike Portnoy. Tras este recuerdo al álbum Black Clouds & Silver Linings, LaBrie tomó la palabra para saludar al público y pedir disculpas por los retrasos debidos a las dificultades con el vídeo y el sonido. Si algo nos temíamos los asistentes al concierto es que dichos retrasos dejaran en simples palabras aquello de «An Evening With DREAM THEATER«, pero James se apresuró a confirmar que el concierto iba a ser largo y extenso (luego no lo sería tanto como estaba previsto) y que al fin y al cabo ellos eran una banda de rock ‘n’ roll que iba a tocar por encima de cualquier dificultad.

Tras estas palabras aclaratorias, James presentaba el en su día nominado a los premios Grammy, On the Back Of Angels, single de A Dramatic Turn Of Events, que enlazó con el que perfectamente podría haber sido el primer single de su último trabajo, The Looking Glass.

Hasta el momento el show se había ido desarrollando de manera bastante fría. Con la entrada tardía del público y los problemas técnicos en el escenario, parecía que tanto al grupo como a la gente les estaba costando arrancar. El sonido a estas alturas había llegado a ser más que aceptable, aunque muy lejos de la perfección absoluta que experimentamos hace unos meses con DEF LEPPARD (está claro que tras aquel concierto existe un antes y un después a la hora de hablar de la acústica de Vistalegre).

La banda se situó en escena con la disposición habitual. Rudess y su teclado giratorio a la izquierda, a la espalda de John Myung, inmutable e imperturbable gira tras gira. En el centro, Mangini y su atractiva batería repleta de numerosos platillos, timbales y bombos. A la derecha, «the one and only» John Petrucci. Y como líder absoluto sobre el escenario, James LaBrie. Está claro que todo el dinamismo visual de la banda recae exclusivamente sobre LaBrie (no hablo del aspecto técnico, que es lo suficientemente atractivo para no levantar el ojo de la guitarra de Petrucci o del teclado de Rudess, sino del aspecto más dinámico a la hora de comunicarse con el público).  Y es que tras la marcha del para mí alma mater en directo que era Portnoy (aun estando detrás de una batería), no ha habido ninguno de sus compañeros que haya asumido ese hueco, excepto un James LaBrie que ha aumentado sus galones de frontman, aunque en la anterior gira me pareciera mucho más «capitán» que en esta. Quizás la frialdad de la noche y el cúmulo de problemas técnicos (se vio más de una cara rara sobre el escenario en ese aspecto) marcaran la diferencia con respecto a la visita de 2012.

Volviendo al set, The Looking Glass dio paso a otro recuerdo al pasado, en este caso al álbum Falling Into Infinity de la mano de Trial Of Tears, tema en el que pudimos disfrutar del Mangini más delicado en los primeros compases.

Mike Mangini fue uno de los grandes protagonistas del siguiente corte, Enigma Machine, enlazando con un solo de batería donde reinó el sonido de timbales y que a mí personalmente me pareció bastante pobre sabiendo de la técnica que atesora. Quizá Mike prefirió optar por un solo más divertido de cara a la gente, haciéndola participar en parte del mismo, y adornándolo con una gran sonrisa, lo que le valió que parte del público coreara su nombre.

El siguiente corte, Along For The Ride nos permitió disfrutar de un sonido especialmente envolvente de teclados y de un LaBrie que se mueve como pez en el agua en esas tesituras vocales. Hablando de LaBrie, tengo que reconocer que en cada concierto de DREAM THEATER mi mayor incógnita se centra alrededor del estado vocal de James. En esta ocasión, al igual que en la anterior gira, LaBrie estuvo más que correcto, sin dificultades aparentes y lejos de actuaciones pasadas en las que se le veía sufrir más de la cuenta, algo que parece indicar que el cantante ha encontrado una estabilidad vocal que el grupo necesita sin lugar a dudas.

En este punto del concierto, James LaBrie anunciaba que la siguiente canción sería la última antes del descanso,  y que tras el mismo la banda rendiría homenaje a dos de sus discos con motivo de sus aniversarios: Awake (20 años de nada) y Scenes From A Memory (15). Este anuncio nos hacía suspirar de alivio a más de uno temiendo que los retrasos hicieran suprimir esta parte del set-list.

Para cerrar una primera parte del show marcada por el último álbum, cuyas canciones por cierto ganaron bastante en directo, sobre todo por un sonido de batería mucho menos seco que en estudio, DREAM THEATER eligieron la que para mí constituye su mejor canción en los últimos años, Breaking All Illusions de su anterior A Dramatic Turn Of Events, y en la que disfrutamos de los mejores momentos de la banda hasta ese momento, con un John Petrucci especialmente emotivo. Gran tema que servía para relanzar un show que había transcurrido en una línea bastante tibia y que contribuía a que llegáramos al descanso con unas expectativas aumentadas de cara al repertorio que se avecinaba.

Tras una primera sección de show de 1 hora y 20 minutos de duración, más 15 minutos de descanso, llegaba la parte fuerte de la noche, encarnada por dos de las mejores obras de la banda norteamericana.

Si en la primera parte al grupo le había costado levantar el show, en esta segunda sección bastó con que sonaran los primeros acordes de The Mirror para involucrar a todos los presentes en un viaje por los temas finales de Awake. Por cierto, en esta parte del concierto se produjo una de las imágenes de la noche cuando Jordan Rudess tomó el centro del escenario portando su último «juguetito», un teclado curvo la mar de atractivo.

The Mirror, Lie, Lifting Shadows Off A Dream y Space-Dye Vest levantaron los mayores «ohhh» de la noche, marcando una diferencia notable con la primera parte del set. En esta parte final de Awake sólo faltó Scarred, primer damnificado por los recortes de tiempo, ya que el día anterior en Oporto sí había sonado. El otro tema eliminado sería Illumination Theory, que extrañamente la banda había encajado en esta parte del set.

DREAM THEATER abandonaron el escenario durante unos instantes para atacar con su particular homenaje a los 15 años de Scenes From A Memory. Overture 1928 dio pasó al recibimiento probablemente más entusiasta de la noche, provocado por Strange Déjà Vu. Habíamos alcanzado los mejores momentos de la noche.

Los ánimos estaban en lo más alto cuando la banda arrancó con The Dance Of Eternity. Si la noche había sido rara por los retrasos y demás, en este tema sucedió algo que también es extrañísimo en los shows de DREAM THEATER. El grupo metió la pata, perdió el hilo y tardó bastantes segundos en recuperar la senda correcta en el tema. Algo, desde luego, nada habitual, y que enfrió un poco el momento álgido que se había alcanzado.

Con una visible presencia policial dentro del recinto desde hacía varios minutos, se intuía que el final del show estaba cerca para cumplir los horarios impuestos. Un intimista juego de luces daba paso a Finally Free, que efectivamente puso el punto y final a la actuación más accidentada que recuerdo de los neoyorquinos. La segunda parte del concierto, de algo menos de una hora, había sido bastante más intensa que la primera, pero terminaba cuando aún se echaba en falta algo más para subirle la nota a la actuación.

Fue este un concierto en el cual es imposible no disfrutar de la calidad de los músicos (sólo estando John Petrucci de por medio sobran las palabras), aparte del gran aliciente de contar con bastante material de dos obras como Awake y Scenes From A Memory, pero que podría haber alcanzado un mayor nivel sabiendo precisamente de la calidad de la banda, además de echarse en falta una mayor comunión con el público. Y, sobre todo, donde los incidentes técnicos, los recortes en el repertorio y los retrasos supusieron una lacra, que al final, pagó sobre todo el público asistente.

Set-list:

  • False Awakening Suite
  • The Enemy Inside
  • The Shattered Fortress
  • On The Backs Of Angels
  • The Looking Glass
  • Trial Of Tears
  • Enigma Machine
  • Along For The Ride
  • Breaking All Illusions
  • The Mirror
  • Lie
  • Lifting Shadows Off A Dream
  • Space-Dye Vest
  • Overture 1928
  • Strange Déjà Vu
  • The Dance Of Eternity
  • Finally Free

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