Una de las bandas más potentes y demoledoras del panorama es sin duda alguna GOJIRA. Los galos vuelven a visitarnos otro año más sabiendo la colonia importantísima de fans que tienen en nuestro país. En esta ocasión vienen acompañados por una sola banda como THE RAVEN AGE, algo que agradecemos en una tarde-noche de verano cuando el calor más aprieta en la calle. Por lo tanto, un concierto para no perderse en una sala que teníamos un tanto abandonada en estos últimos tiempos y que parece que vuelve a acoger grandes eventos como la Arena.

Crónica de Óscar Gil Escobar de RafaBasa.com

 

Los primeros en aparecer en escena a eso de las 20:30 eran THE RAVEN AGE, banda que pudimos ver hace poco teloneando a BRITISH LION de Steve Harris ya que su hijo es guitarrista de esta banda. Los ingleses desarrollan un sonido de metal con ciertas influencias de metalcore, aunque . Cortes como la melódica “Winds Of Change” o la potente “Angel In Disgrace”, ya quizás su mayor éxito, fueron despertando y acercando a una importante masa de público a las primeras filas. Un concierto de menos a más en el cual salimos satisfechos por el empeño y el buen hacer de una banda que nos mostró una cara más sólida y madura que tras su último paso por nuestro país.

Ante una sala llena de espectadores, incluso con la parte de arriba repleta de público, y tras unos minutos de espera llegaba el momento deseado. Con los hermanos Duplantier al frente, Joe a la voz y guitarra y Mario a la batería, Christian Andreu a la guitarra y Jean-Michel Labadie al bajo, desembarcaban los de Bayona en la capital española ante sus fieles.

Apabullante arranque con “Ocean Planet” y “The Axe” sembrando el caos en la pista de la sala desde el primer momento. “The Heaviest Matter Of The Universe” desató la locura por completo, y es que ya es todo un clásico progresivo con guitarras afiladas y la poderosa voz de Duplantier contrastando con la base rítmica que no da respiro formada por Jean-Michel y Mario, impidiendo que nuestro cuello descanse durante la duración del corte.

“Backbone” arranca con ese riff poderosísimo que da paso a un Mario que es una locomotora del doble bombo además de todo un espectáculo, estamos sin duda ante uno de los mejores percusionistas de la actualidad. “Love” arranca densa y lenta para ir entrando en calor poco a poco y romper definitivamente tras el grito de Joe, ritmo frenético y doble bombo sin descanso ametrallando nuestras cabezas, volviendo a un sonido denso y contundente.

Una intro ya de por sí salvaje da paso a “The Art Of Dying”, toda una salvajada que pone a funcionar de nuevo un headbanging generalizado en toda la sala, llegando a un estribillo en el que Mario vuelve a apedrear su bombo. Llega el momento de “L’ Enfant Sauvage”, donde hay que destacar la linea melódica de Christian a la guitarra solista que alternaba con la brutalidad de la base rítmica de la banda, como sucede en “Toxic Garbage Island”, aunque en esta se suma la guitarra de Joe, incluso el bajo de Michel a la linea melódica.

“Flying Whales” no puede faltar nunca, es sinónimo de wall of death allá por donde van, además cuenta con unos cambios de ritmo solo al alcance de estos cuatro músicos y sin duda uno de los grandes éxitos de los galos. Madrid no iba a ser menos, y aunque es cierto que se montó una buena pero realmente no hubo tanta guerra en la pista como se presumía, también tendríamos aquí un wall of death.

“Wisdom Comes” supone un retorno a los inicios de la banda, con un sonido muy cercano al brutal death metal por momentos, un tema rompecuellos en toda regla. Mientras, “Oroborus” llega con ese tapping famoso a dos guitarras, todo un clásico y quizás de lo más técnico y melódico compuesto por la banda hasta hoy, uno de los momentos de la noche. “Vacuity” es un destrozamentes, sonido denso, contundente y muy agresivo, sin duda el corte más crudo y probablemente su hit más importante, el cual les dio a conocer definitivamente en el mercado.

Y con este cierre antológico se despedían sin prisa los cuatro músicos franceses, atreviéndose incluso a pronunciar frases y palabras sueltas en castellano. Siempre quedará en nuestras mentes esa frase pronunciada por Joe Duplantier, la cual decía que lleva diciendo desde hace 10 años en España pero no sabe lo que significa, se trata de la frase “tengo tres ovejas”, desatando las carcajadas del exprimido público que despedía a la banda con un agotamiento físico y una sonrisa de oreja a oreja.

Estamos ante una de las bandas más aplastantes, demoledoras y contundentes del planeta, unos músicos que experimentan con unos ritmos y melodías realmente impresionantes. Da gusto ver una sala llena en Madrid, algo a lo que no estamos acostumbrados últimamente y que demuestra que se sigue apoyando la escena y a grupos que no son leyendas, sino bandas jóvenes que van escribiendo su historia gracias a noches como esta. Salimos de la sala destrozados pero contentos aguardando para la próxima visita de los franceses, quienes se comprometen a volver pronto.

Crónica de Óscar Gil Escobar de RafaBasa.com