Ocho años de ausencia son un vacío inmenso, pero toda una trayectoria de 30 años sin visitar Madrid es algo que difícilmente se puede perdonar.
GODFLESH supieron subsanar el pasado Miércoles 22 de Mayo su agravio con la capital, en un ‘off show’ en el que la maquinaria de Birmingham dejaba por una noche a un lado los grandes escenarios para ofrecer un concierto exclusivo, en el que por primera vez íbamos a ser testigos del aplastante directo de una de las sensaciones del metal contemporáneo, padres de bandas infinitamente más rentables que ellos y principales sospechosos de encender la mecha de la «Revolución Industrial» de la música.
Crónica de Jorge del Amo Mazarío de RafaBasa.com
Justin Broadrick y G. C. Green juntos de nuevo, en directo, para un Gloos Club razonablemente lleno que tenía muchas ganas de recibir a la banda británica a pesar de que se notaba que, a pesar de todo, la mayoría ya habíamos tenido ocasión de verles fuera en algún momento pasado. Daba igual. GODFLESH son y siempre serán una experiencia, siempre un placer y un privilegio para los sentidos, y más si unos AATHMA venidos a más se encargan de abrir semejante evento.
Para cuando el trío madrileño comenzaba a descargar a un volumen estremecedor, la antigua Rock Kitchen registraba una pobre asistencia que de ningún modo superaba las 100 cabezas, puede que la mitad al principio, poco más. AATHMA han evolucionado hacia páramos más lúgubres con «Decline… Towers Of Silence» (2011), dejándose influenciar por bandas de ‘post – rock’ e incluso de ‘sludge’ más que nunca en contraste con el sonido más ‘doom’ de su primer disco, aunque nada de eso se pudo ver en Gloos. El grupo estuvo incontestable, soberbio, arrollador, masivo, pero sobre todo exageradamente ‘heavy’, y es que debido a lo corto de su set AATHMA eligieron su material más directo para tratar de llegar a un respetable que se mostró demasiado frío durante su show. La entrada de Jaime (ADRIFT) no ha hecho sino hacer que suenen más cafres si cabe, no en vano, en su segundo tema ya partió un stick por la mitad. Por supuesto hubo espacio para algo de desvarío con la pedalera y para algún pasaje más íntimo marca de la casa, pero AATHMA se dejaron la vida en sonar lo más salvaje posible y vaya que si lo consiguieron, a pesar de sus problemas técnicos, que les acompañaron durante el primer tramo de su show.
Después se vaciaba el escenario por completo, caía la pantalla para proyecciones flanqueada por dos sencillas torres de amplis, y GODFLESH sin apenas parafernalia se hacían dueños de su diáfano escenario a golpe de «Love Is A Dog From Hell», corte razonablemente esperado que nos cogió quizás demasiado por sorpresa. Destacar que la iluminación se cargó en buena medida un concierto que en lo musical fue de sobresaliente, en este caso por exceso, y es que parece de sentido común que si la banda lleva una serie de proyecciones que acompañan a sus temas para darles sentido completo, no es de recibo que con una iluminación fea y que lo inundaba todo la pantalla quedase en un segundo plano. Vamos, que por mí hubieran tocado con velas, y el concierto hubiese lucido muchísimo más.
Justin Broadrick estuvo estelar, como era de esperar, mientras que Green quedaba sumergido en sus propias frecuencias bajas absoluta y fría negrura. Resulta muy curioso como a Justin no le vale nadie que no sea su inseparable compañero de fatigas de toda la vida, porque a simple vista uno podría decir que para lo que hace Green vale cualquier bajista con 2 o 3 meses de formación. Ahora, cuando se trata de química, de componer, de crear atmósferas que a uno le hagan estremecer… amigo, ahí no vale cualquiera.
Su set estuvo más bien poco repartido, con un protagonismo claro (según lo esperado) para «Streetcleaner» y «Pure». No voy a negar que me decepcionó en parte no escuchar nada de «Slavestate» o incluso de sus dos últimos trabajos más experimentales, como «Us And Them» o «Hymns», pero GODFLESH tienen demasiados temas buenos encerrados en esos dos trabajos como para dedicarse a otras cosas. Son los momentos que la gente quiere vivir en un concierto de los de Birmingham, y vaya que si se vivieron con temas represivos como «Spite», «Mothra», «Christbait Rising» o «Crush My Soul», con el que se despedían sin bises ni fuerzas en el cuerpo, al menos por parte de Broadrick.
Una satisfactoria toma de contacto con el post metal de raíces industriales más experimental, lleno de loops, breaks, ritmos asfixiantes y atmósferas oxidadas a cargo de los maestros de esto, porque lo siguen siendo a pesar de todo. Sólo queda descubrir cómo se les da la vuelta al estudio, tras 12 años ya de ausencia…
- Love Is a Dog From Hell
- Like Rats
- Christbait Rising
- Streetcleaner
- Spite
- Tiny Tears
- Avalanche Master Song
- Mothra
- Monotremata
- Predominance
- Bigot
- Crush My Soul
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