La sorpresa era menor a escasas horas de que el último de los dos conciertos que METALLICA iban a ofrecer en Madrid, diera comienzo. La multitud de mensajes en las redes sociales, los vídeos, las crónicas y demás argumentos optativos de experimentar, hacían que la gente fuera con una idea segura al WiZink Center para vivir una noche que se las prometía mágica para algunos, especialmente para aquellos que veían por primera vez a la banda. Pero lo cierto es que, pese a todo ese revuelo de opiniones que se pudieran ver del concierto del sábado, en este concierto, hubo pequeñas variaciones con respecto al anterior.

Antes de que METALLICA desplegaran su experiencia y aun sabiendo que eran dueños y señores de la fría noche madrileña, nos esperaba una banda que, personalmente, me hacía una ilusión especial volver a ver en directo. Los noruegos KVELERTAK eran los encargados de animar a un respetable que se mordía las uñas deseando que comenzara el show de James Hetfield y los suyos. Pero, tal y como sucedió el sábado, la banda no tuvo a su favor un factor clave para el desempeño de una actuación tan importante como esta; el descafeinado sonido volvió a ser protagonista absoluto para desgracia de los que sabemos cómo es un buen show de los de Stavanger.

KVELERTAK salió al escenario pasado el tiempo para el que se esperaba su actuación, pero salieron a intentar hacer el show lleno de potencia y técnica que están acostumbrados a ejecutar. Con el vocalista Erlend Hjelvik como foco de todas las miradas ante su atrezo característico con un sombrero en forma de lechuza, la banda empezó un show que se centraba especialmente en su último redondo datado de 2016, Nattesferd. Más allá del sonido pésimo con el que comenzaron y que subió mínimamente su calidad dos canciones después, noté que, a la banda, por momentos, se le quedaba grande el escenario o, mejor dicho, no sabían combatir con un terreno que obliga a hacer separación entre los miembros del grupo, tal y como METALLICA se encargan de hacer constantemente, pero sin el conocimiento experto con el que sí cuentan estos últimos. Y a pesar de esas dos grandes contras que tenían, se dejaron el alma para intentar convencer al personal sobre su estilo para nada marcado; la combinación de diferentes estilos que pueden ejercer en temas como ‘1985’ o ‘Bronsegud’ hacen que KVELERTAK tenga su seña de identidad en ese estilo tan poco marcado.

Concierto aciago de los noruegos que, pese a intentarlo de todas las maneras posibles, dejaron un sabor agridulce porque a pesar de las buenas maneras, tuvieron que lidiar con el sonido más bajo de lo normal en alguna guitarra, e incluso en la voz de Erlend. Insisto en que la banda se merece una oportunidad, pese a que este lunes no estuvieran finos debido a problemas ajenos a ellos.

Diez minutos de retraso para que METALLICA haga su entrada en escena, y la gente se impacienta más de lo que ya estaba. Pero pasados esos diez minutos, una melodía, la famosa ‘It’s a Long Way to the Top (If You Wanna Rock’n’Roll’) de AC/DC, daba el pistoletazo de salida a una noche en la que todo el mundo, quién más y quién menos, teníamos depositadas nuestras esperanzas de ver un show de sobresaliente. Termina la canción de la banda australiana y las imágenes de El Bueno, El Feo y El Malo, quintaesencia del spaguetti western, hacen aparición en escena a través de los cubos que servirían como proyección de imágenes durante todo el concierto. Y ahí saltaban a través de unos ensordecedores gritos de euforia, ahí teníamos delante de nosotros a METALLICA.

Como viene siendo habitual, y siguiendo el guion marcado de anteriores conciertos, empezaron con dos temas del nuevo disco que funcionan a las mil maravillas. ‘Hardwired’ y en especial ‘Atlas, Rise’ son de esos temas que nos encargan de ponernos en situación para saber ante quiénes estamos. La potencia otorgada en ‘Atlas, Rise’, me hizo darme cuenta de que es una canción que no solo funciona y gusta entre los fans, sino que aquellos que no quedaron del todo contentos con Hardwired…To Self-Destruct, también la celebran. A estas alturas el sonido era bueno, pero con algún problemilla a la hora de escuchar a Hetfield, y que, durante el concierto se dio puntualmente en alguna que otra ocasión.

Dándonos la bienvenida tras una etapa alejados de nuestras tierras, James Hetfield se mostró agradecido al público por la acogida y haciendo hincapié en una frase que ya repitió en el anterior show: “la familia de Metallica está de vuelta en Madrid”. Tras esta frase, llegó una de las mejores canciones del repertorio de aquella noche y es que, por mucho que se repita, ‘Seek & Destroy’ es una apuesta segura, de esas que no puede faltar en un directo de METALLICA. Lamentaría más tarde que fuera la única parada en ese maravilloso álbum llamado Kill ‘Em All y, por pedir, me hubiera encantado que hubieran caído temas como ‘The Four Horsemen’, pero no puede llover a gusto de todos.

Para el cuarto corte de la noche y con un ambiente ya enloquecido ante lo que se estaba viviendo, nos íbamos a sumergir en la primera variación de la noche con respecto al concierto del pasado sábado. ‘Harvester of Sorrow’ era la encargada de hacer acto de presencia y, francamente, aunque me sonó a las mil maravillas, no puedo evitar mirar en el setlist del sábado ‘Leper Messiah’ y no sentir un poco de envidia sana. Aun con todo, ‘Harvester of Sorrow’ nos vino a demostrar la deliciosa composición musical que tiene …And Justice for All, aunque es algo que ya suena fútil decirlo.

No se iban a acabar las sorpresas ahí, porque para la quinta canción sí agradecí—y francamente, dudo que fuera el único—que un tema como ‘Fade to Black’ hiciera acto de presencia. Es cierto que hubo que sacrificar un tema de proporciones tan épicas como ‘Welcome Home (Sanitarium)’, pero los que la echábamos de menos en el setlist, nos llevamos una grata sorpresa al ver que uno de los himnos de Ride the Lightning y de su época en los 80, volvía a los escenarios desde la última vez que la tocaran el pasado mes de noviembre. Impresionante, de órdago, una de las mejores experiencias que dejaría el concierto.

Doblete de Hardwired…To Self-Destruct para recibir los temas ‘Now That We’re Dead’ y ‘Dream No More’, que se convirtió en otra de las variaciones con respecto a su pasado setlist donde tocaron ‘Confusion’.

Para ‘Now That We’re Dead’, cuatro de los cubos que proyectaban imágenes varias, descendieron para hacer que tanto Ulrich, como Hetfield, Trujillo y Hammett ejecutaran una suerte de batucada que fue bien recibida por el público, pero que, personalmente, se me hizo algo larga. Aun así, la ejecución de la misma fue excelente.

Todos los cubos se tiñeron de rojo y calaveras para dar la bienvenida a ‘For Whom the Bell Tolls’, otro de los grandes clásicos de los que ya sobra decir todo lo positivo que tienen. El guiño a la música rock española por parte de Robert y Kirk, volvió a saltar al finalizar ‘Halo on Fire’, y, para esta ocasión cambiaron del ‘Vamos muy bien’ de OBÚS, al ‘Los Rockeros van al infierno’ de BARÓN ROJO, recibida con gusto por la gente. Al finalizar dicho guiño, el mítico solo de bajo de una leyenda de METALLICA como es Cliff Burton, ejecutado por Robert Trujillo y proyectando en los cubos imágenes del desaparecido mito. Pelos de punta.

Hora de versionar a THE MISFITS con ‘Last Caress’ que sonó realmente bien, mostrando artworks y demás caricaturas de todos los miembros de la banda. Como ya se esperaba, en esta ocasión no tocaron ‘Fuel’ y, debido a la alternancia que van haciendo entre show y show, ‘Creeping Death’ fue la escogida para seguir el concierto, con las luces naranjas como protagonista absoluta en el apartado lumínico y vaticinando la aparición de los primeros efectos pirománticos con las columnas de fuego alrededor de la batería de Ulrich.

Un momento especial y lleno de magia fue el de ‘Moth Into Flame’, con unos drones que se encargaban de dibujar maravillosas formas a través de sus luces. Siguiendo el guion que ya utilizaron el sábado anterior, James preguntó a un niño del público cuántos años tenía y si deseaba subir al escenario con su madre, pero por alguna razón finalmente no se llevó a cabo.

De igual manera y entonando otra vez aquello de “Madrid, do you want heavy?”, ‘Sad but True’ era la encargada de seguir un espectáculo que estaba siendo delicioso pese a algunos desbarajustes que pudimos experimentar con el sonido puntualmente y, especialmente, como decía anteriormente, con la voz de Hetfield, pero sin olvidarse de algún solo de Kirk que sonaba por debajo de lo correcto.

Con el WiZink Center totalmente a oscuras y una introducción de la película Johnny Cogió su Fusil, llegaba la emocionante ‘One’. Deben verme como un ser extraño al sentir más cosas con una canción de este calibre que con temas como ‘Nothing Else Maters’, pero su crueldad y su emocionante historia basada en la novela de Dalton Trumbo Johnny Cogió su Fusil, me dejan con una sensación diferente y en directo ese sentimiento se acrecienta.

‘Master of Puppets’ se transformó en la auténtica fiesta que resulta ser siempre, con el pabellón patas arriba y James dejando que entonáramos varios fragmentos de la canción por nosotros mismos. La falsa retirada duró poco cuando, tras unos minutos, volvieron al escenario con ‘Blackened’, otra sorpresa que volvía tras no ser tocada desde septiembre del año pasado.

De ‘Nothing Else Maters’ poco se puede decir que no se haya dicho ya; auténtico clásico de METALLICA que, una vez más, puso el punto de respiro en el show de la banda, con el logo del grupo sobre la bandera del país y con un Hetfield especialmente acertado en el progreso de toda la canción.

El último disparo llegaba con ‘Enter Sandman’ y los últimos productos pirotécnicos siendo utilizados. El grupo hizo una despedida larga de diez minutos entre lanzas púas—una cantidad salvaje de ellas— y demás botines de coleccionista.

METALLICA hicieron un concierto sobradamente bueno, con algún que otro fallo en el sonido y, si se me permite decirlo, con un material a nivel espectáculo algo escaso para ser una banda de tal magnitud y, por tanto, con un precio tan costoso para verlos. Siguen teniendo una química deliciosa en directo, son una de las bandas que más público mueven—muy variopinto en estilos, por cierto—y, no hay duda, de que ya pasaron la barrera que separa lo mundano de la leyenda hace mucho tiempo.

Buen concierto, mejor setlist que el sábado en mi opinión, pero con el punto a mejorar de montar un espectáculo un poco más vistoso para el presupuesto que tienen en su poder. Otra vez será.

Setlist METALLICA:

  1. Hardwired
  2. Atlas, Rise!
  3. Seek & Destroy
  4. Harvester of Sorrow
  5. Fade to Black
  6. Now That We’re Dead
  7. Dream No More
  8. For Whom the Bell Tolls
  9. Halo on Fire
  10. Last Caress
  11. Creeping Death
  12. Moth Into Flame
  13. Sad but True
  14. One
  15. Master of Puppets
  16. Blackened
  17. Nothing Else Matters
  18. Enter Sandman

Crónica de Juanma García de RafaBasa.com