Hace mucho, mucho tiempo que OPETH trascendieron las opacas etiquetas en las que siempre nos ofuscamos, en las que siempre nos ofuscaremos. Las inquietudes musicales de Mikael Åkerfeldt han llevado a su banda por un viaje fascinante e impredecible durante años, un viaje que desde hace ya un tiempo se alejó casi por completo del metal extremo en particular, y de todo sonido metal en general, para explorar con firmeza e inquietud los páramos del rock progresivo, un género que siempre cautivó al compositor sueco y que lleva inspirando sus obras con fuerza al menos desde “Heritage”. Esto, claro está, no ha gustado a todos por igual, pero lo que es innegable es la genialidad y la dedicación con la que el grupo ha abordado cada uno de sus lanzamientos y, lo que es más, cómo han conseguido que aunque nada tengan que ver estilísticamente unas etapas con otras, haya un algo que los una a todos y los haga al mismo tiempo inconfundiblemente suyos. OPETH es, sin lugar a dudas, uno de los grandes de la música progresiva en el sentido más amplio de la expresión, un ente único, oscuro y siempre enigmático capaz de hipnotizarnos y destriparnos dentro de un mismo instante, uno de esos pocos privilegiados que cuentan sus obras por éxitos y que son siempre garantía de la más alta calidad. “Sorceress” es su trabajo número 12, y en él se demuestra que nunca dejaron de amar los sonidos más pesados que algunos echamos durante un tiempo de menos, pero al mismo tiempo se reafirman como una sensacional, oscura y única banda de rock progresivo en mayúsculas.
Esperado como cualquiera, imprevisible como pocos, “Sorceress”llega tras una etapa en la que OPETH se han asentado en su faceta más íntima, con un Åkerfeldt muy centrado en desarrollar su gusto por los sonidos de la década de los 60’s/ 70’s, cristalizado en dos muy buenos trabajos como “Heritage” (2011) y “Pale Communion” (2014) que ya nos habían acostumbrado a un estilo diferente, de raíces muy clásicas, proyectando ese halo que siempre ha envuelto al grupo a través de un sonido a su vez fresco, pero también oscuro e inquietante, siempre rico en instrumentaciones, arreglado hasta el extremo y con unas nociones del género muy amplias en las que al grupo se le ha visto cómodo, muy suelto… Pues bien, cuando algunos ya nos habíamos acostumbrado a este ‘alter ego’ de la formación sueca, el grupo nos sorprende con un trabajo que si bien no se puede decir que rompa con su presente, sí que tiene muchos más guiños a su pasado de los que cabría esperar.
Sobre “Sorceress” se pueden afirmar muchas cosas, pero dos por encima del resto: se trata de un disco tremendamente conciliador con todas casi todas las vertientes musicales que conocíamos del grupo, y ante todo, de un disco genial se mire desde el punto de vista que se mire. Sí, seguramente algo así es lo que muchos hubiesen deseado o esperado después de “Watershed” (2008); hubiese sido seguramente lo lógico, pero aquí no hay lógica, la creatividad no entiende de momentos. OPETH regresan con un trabajo en el que se reencuentran en buena medida con su faceta más ‘heavy’, sin pasarse, a medio camino de esa propuesta preciosista y meticulosa que nos tiene enamorados desde hace años, todo conjugado de un modo maestro y sin dejar de experimentar con un sinfín de texturas, ritmos y giros que hacen de este un disco reconocible, trepidante y emocionante como hacía años no les escuchábamos. Todo vale en “Sorceress”, y desde luego la forma en que se le ha dado forma a semejante compendio de ideas es algo al alcance de muy, muy pocos, una obra de ingeniería a nivel de armonías, estructuras sinuosas y musicalidad que de verdad no habíamos todavía calibrado en esta etapa más moderna de la banda, y que como avanzaba creo que sabrá contentar también a muchos fans que se pueden haber descolgado un poco del grupo en estos últimos años.
El nivel vocal de Mikael es estratosférico, ya no por su entonación o por lo alto que llegue, sino por lo que transmite con sus melodías vocales a lo largo y ancho de casi una hora, que es lo que dura el disco. Siempre lo digo, es muy difícil completar un trabajo de esa longitud sin que el resultado se haga pesado, y si este no lo es, en buena parte es gracias a Åkerfeldt y sus modulaciones, efectos e incursiones en registros que a menudo nos van a sorprender, y no hablo de ‘growls’. Aquí la producción del disco juega un papel determinante, y es que en ocasiones parece como si todo girase entorno a su voz, variando el peso de esta en la mezcla constantemente.
Tras la preciosa intro (“Persephone”), nos encontramos de bruces con su ya inseparable mellotron anticipando un medio tiempo pesado, tenebroso, asombrosamente sencillo y efectivo al mismo tiempo, recordando mucho en sus melodías a épocas que muchos no pensamos que volverían. Gran tema “Sorceress” para abrir, dentro de una primera mitad de disco quizás más accesible, muy variada, desde luego. En esa misma línea nos topamos con “The Wilde Flowers”, donde las guitarras de Mikael y Fredrik siguen desempeñando un papel fundamental y donde nuevamente Joakim Svalberg nos deslumbra con el detallado y gris paisaje que nos dibuja al teclado, salpicando el tema de arreglos y detalles esperando a ser descubiertos. Ya con “Will O The Whisp” nos reencontramos con los OPETH más íntimos, recordando a “Damnation”, a sus dos últimas obras también, con esa vertiente ‘folk’ de su música en acústico que nos vuelve locos. Es importante entender que en todo momento tenemos la sensación de que todo está en su sitio, por algún motivo, con toda la intención y el más absoluto acierto, incluso en la segunda parte del CD, donde la banda se torna más introspectiva, más divagante, pero igualmente lúcida.
Para los amantes de esos OPETH más ‘heavies’, “Chrysalis” será sin lugar a dudas un refugio importante en este “Sorceress”, con un juego de solos al teclado y guitarras que no tiene desperdicio alguno, mientras que “Sorceress 2” es ese punto de inflexión que anuncia un cambio de tendencia en el disco, a modo de interludio etéreo, casi celestial, con un Åkerfeldt al que parece quebrársele la voz por momentos.
Esta segunda mitad resultará especialmente gratificante para todo el que busque a los OPETH “menos encorsetados”, más complejos y más abiertos de mente, por así decirlo. Aquí hay que destacar por su magnificencia y perfección “Strange Brew”, una pieza única, muy arriesgada y que demuestra todo lo que estos 4 pueden llegar a parir cuando no hay límites más allá de las paredes de un local de ensayo. Escuchar y disfrutar. Épica y sentimiento. Ya al final, “Era” es sin duda otro de los temas que más enganchará a los más ávidos de buen metal progresivo del de siempre, antes del ‘outro’, “Persephone 2”, que con unas notas de piano y una voz en off, como si de un espejo se tratase, despide el trabajo de forma un tanto melancólica.
Poco más que añadir. Es mejor vaciar los pensamientos, acercarse sin miedo y disfrutar de probablemente la mejor hora que vamos a pasar frente a nuestros auriculares este año. Y tenía que ser con ellos. Qué buenos eran y qué buenísimos se han vuelto.
Tracklist:
- Persephone
- Sorceress
- The Wilde Flowers
- Will O The Wisp
- Chrysalis
- Sorceress 2
- The Seventh Sojourn
- Strange Brew
- A Fleeting Glance
- Era
- Persephone (Slight Return)
Crítca de Jorge del Amo Mazarío de RafaBasa.com