GraniRock 2016 – 7, 8, 9 Julio 2016 – Quintana de la Serena (Extremadura)

Es un festival joven, pero va camino de convertirse en una referencia festivalera obligada para todos los amantes de la variedad musical. Es el Granirock y este año llegaba a su tercera edición.

Esta celebración musical cuenta con una zona de acampada bien acondicionada con hierba y árboles para sofocar el calor, algo que se agradece cuando el termómetro se acerca a los 40 grados; baños y duchas limpiadas a diario, y suficientes para todos los asistentes… y conciertos en un campo de fútbol con césped. El único pero es la caminata entre la acampada y la zona de conciertos.

Bajo un sol que apretaba sobre nuestras cabezas y cuarenta minutos por andar, mucha gente decidió esperar a los grupos centrales de cada jornada. Además de la oferta musical del campo de fútbol, el cartel de actividades lo completaban el cañas & rock en la plaza del pueblo con actuaciones de cuatro grupos locales, la proyección de dos documentales, una fiesta en la piscina o Djs en la zona de acampada. Todo orientado a no parar de disfrutar.

Jueves 7

Se daba el pistoletazo con una fiesta de bienvenida gratuita, una gran iniciativa por parte de la organización para acercar la música al pueblo. Y la difícil tarea de abrir el festival la tuvieron La Trueke. La banda del gaditano Rafa Benítez llegó con la intención de animarnos y contagiarnos de buen rollo. El funk o reggae de temas como “Maldita miseria” o “La Police” consiguieron arrancar los primeros bailes de un público al que Rafa no paró de pedir palmas.

Unos pequeños fallos técnicos retrasaron el inicio de Vendetta. Pero ello no pareció importar a la gente, que esperaba ansiosa los primeros acordes de “La parranda”. El grupo respondió a sus fans poniendo todo patas arriba mientras sonaban “Egunero” o “Sangre y revolución” y se producían los primeros pogos. En la parte final terminarían de darlo todo. Pello en “Botella de ron” bajándose al público a darles de beber, o Enrikko Rubiños dejando momentáneamente la batería para tomar el ukelele en “La diabla”. ¡Incluso al trompeta Joseba Aparicio no pareció afectarle el dar su primer concierto con la banda! Dejaron buen sabor de boca.

Sínkope jugaban en casa y supieron aprovecharlo ofreciéndonos un concierto lleno de intensidad y poesía. No se guardaron nada en un repertorio donde los faltaron clásicos como “Encanutao” o “Humo de contrabando”.  En los primeros compases, Vito no terminó de estar cómodo con el sonido, pero pronto tomó el control y no dudo en mandar a la cantera a un gobierno que lleva meses sin hacer nada antes de “Diario de una tele encendida”. El grupo no paró de emocionarnos y la gente respondió dejándose el alma cantando “Le voy a cobrar a tus labios tus miradas” o “A merced de las horas”. Cerrarían el mejor concierto de la jornada con “A un beso mío le llaman ruina” y “En tarros de miel” demostrando que ellos sí son profetas en su tierra.

Cerrarían este primer día los valencianos Zoo. El proyecto de Panxo (ex Riot propaganda), con su mezcla de rap y ska con letras en valenciano, puso a botar a todos aquellos que todavía aguantaban, con repetición del primer tema por problemas de sonido incluida.

Viernes 8

A la hora del aperitivo se nos ofrecía en la plaza del pueblo el cañas & rock. Una oportunidad de refrescar las gargantas mientras disfrutábamos de la música de bandas de la zona. La Mendinga salieron arrasando con todo. Un problema con la seguridad social retrasó bastante el inicio del concierto, pero salieron con la intención de sobreponerse a ello. Con la cantante Maribel Blanco al frente, secundada  por Laura Martínez al bajo (ex Sweet Little Sister), dedicaron “Chicas fuertes” a todas las mujeres y niñas que estaban en la plaza. Su compromiso social también quedó patente acordándose de “Los niños”. Gran directo el suyo, con mucha intensidad.

Los siguientes en subirse fueron The Buzzos, que fueron una de las grandes sorpresas del festival. Con un sonido que bebe de influencias como Guns N’ Roses, derrocharon técnica y actitud a partes iguales, defendieron con galones temas propios como “Here I Am” o “Glory Days” antes de despedirse recurriendo al “Fortunate Son” de la Creedence. Mención aparte merece el guitarrista Álex De Lario, atrayendo todas las miradas en un solo final espectacular. Enormes sobre el escenario. Seguro que más de uno se apuntó el nombre de este grupo.

Ya por la noche, el reggae de Green Valley sembró “Semillas” para conectar con el público desde el inicio. Mensajes reivindicativos, pero con esa dosis necesaria de optimismo, se sucedieron en “Escribe tu historia” o “Los sueños”. Fueron muy aplaudidos por las ya bastantes personas que había por la zona.

Más alejada de los sonidos rockeros se presentaba la rapera franco-chilena Ana Tijoux. Involucrada en la lucha contra las desigualdades, sus letras llenas de mensajes como “Somos sur” o “Protesto manifiesto”, junto con la sección de vientos, hicieron mover los pies a la poca gente que convenció su propuesta.

Mucho más multitudinario fue el concierto de Boikot, que contó con gente sin parar de hacer pogos, seguramente los más grandes del festival, y cantando desde la inicial “Naita na”. Siempre son una garantía en un festival y canciones como “Hasta siempre”, “Inés” (con niña incluida), o “Korsakov” son verdaderos himnos en los que dejarse la garganta. Cada miembro del grupo disfrutó sobre el escenario, interactuando entre ellos y dándolo todo. El mejor previo para los cabezas de cartel, incluso superándolos para parte del público.

Y es que el listón que tenía marcado Bad Religion era bastante alto. Pero no hay nada que intimide a los de California y a base de guitarrazos como “Fuck You”, “You Are (The Government)” o “Generator” se metieron al púbico en el bolsillo, con Greg Graffin como maestro de ceremonias. Para algunos fueron un poco lineales y sosos en sus movimientos por el escenario para ser un grupo clásico de punk rock, pero nada de esto importa cuando se guardan un as en la manga para el final… o en este caso cinco. “Infected”, “Sorrow”, “Punk Rock Song”, “You” y “American Jesus” dejaron a poca gente sin saltar en su sitio.
Talco
corría el riesgo de ver empañada su actuación por salir justo detrás de este espectáculo, pero demostraron tener un grandísimo directo a base de intensidad. La euforia provocada en el público con canciones como “L’odore Della Morte” o “Danza Dell’autunno Rosa” situaron a los italianos como uno de los grandes triunfadores. Temas clásicos como “Bella Ciao”, “La mano de Dios”, “La torre” o “St. Pauli” pusieron la guinda a otro fabuloso concierto.

Con menos gente ya en el recinto Gritando en Silencio cerraban el día. Los que vencimos al sueño y apostamos por ver el concierto fuimos recompensados con una gran actuación de los sevillanos. Demostraron una vez más porque son el revelo del rock nacional, a base de “Actitud”, “A las armas” o “Rock ‘n’ Roll de Barrabás”.

Sábado 9

El último día de festival el calor decidió llegó a sus cuotas más altas. El cañas & rock se antojó como una gesta para grupos y público. Aún así K-tólicos exhibieron actitud como mejor remedio. El punk rock de temas como “Atake esquizofréniko” o “El material” hicieron que a más de uno se le pasara de golpe la resaca. Tremenda la energía sobre el escenario que nos la terminaron de contagiar con  la versión de la Polla “Carne pa’ la picadora”. El cantante y bajista Carlos no paró en ningún momento de moverse, de animarnos y de cargar contra todos como en “Mensaje navideño del rey”. El grupo es pura adrenalina, con temas rabiosos y contundentes.

La Bruja roja cerraría este escenario sabiendo ganarse a la gente con temas propios y versiones de lo más reconocibles de nuestro rock. Así los seguidores de la banda pudieron cantar “Esa niña” de su primer trabajo o la más reciente “Alas de cristal”. Pero al resto no les dejaron de lado con “El roce de tu cuerpo” de Platero y tú, o “La vereda de la puerta de atrás” de Extremoduro.

Por la noche abrían el fuego la fusión de Esne Beltza. Los vascos son capaces de juntar dentro de un mismo escenario a un Dj y una trikitixa. Una propuesta que enganchó al público. La banda se terminó de ganar a todos bajando al césped a cantar un tema junto a Adriá Salas de La Pegatina.

Seguiríamos sin salir del País Vasco con Berri Txarrak. La formación tiene uno de los mejores directos que te puedes encontrar y lo volvieron a demostrar. Con solo escuchar la gran “Isiltzen Banaiz” te das cuenta de cómo saben disparar auténticos trallazos en directo. Enorme la actitud de la banda, capaz de poner los pelos de punta con “Oreka” o la intensidad de “Ikasten”. Era la primera vez que tocaban en Extremadura y más de uno estará ya pidiendo su vuelta.

Los siguientes en subirse serían Mägo de Oz. Sabían la fiesta que se avecinaba después y quisieron adelantarla un concierto antes. Genial la entrega de un Fernando Mainer, activo y sonriente como siempre, Frank y Carlitos seguros a las guitarras, y Zeta repartiendo el protagonismo entre todos. Una salmonelosis impidió estar al cantante en los dos últimos conciertos, y aunque no estuvo al cien por cien, dio un ejemplo de profesionalidad. Mezclando temas de todas las épocas, la gran fiesta se montó con los grandes himnos de la banda: “La posada de los muertos”, “La costa del silencio”, “Molinos de vientos” y “Fiesta pagana”. Para esta última contaron con la superpolla en el escenario, siendo uno de los momentazos de la noche.

Los cañones de confeti sobre el escenario anunciaban lo que se nos venía: La Gran Pegatina, esta vez en formato big band y con un videojockey proyectando de fondo. Más elementos no se pueden añadir a una fiesta donde no cabía nadie más arriba ni abajo del escenario. Pocas veces he visto a tanta gente cantar y bailar al ritmo de temas como “Non è facile”, “El revulsiu” o Lloverá y yo veré”. Pero todavía podían sumarse Dubioza Kolektiv a completar la juerga en “Ni chica ni limoná”. El concierto más multitudinario del festival y el que más gente puso a botar.

Pero la fiesta continuaba con Dubioza Kolektiv. Los ritmos de los Balcanes, mezclados hip-hop, rock, pero sobre todo buen humor, llenaron el escenario. Sorprendieron gratamente a muchos con temas como “Free.Mp3” o “No Escape (from Balkan)”. Pero sobre todos destacó Almir Hasanbegović. Se metió al público en el bolsillo bajándose al foso a cantar con ellos. La pegatina les devolvió la colaboración en “Hay libertad” para completar esta impresionante fiesta.

El final del festival lo puso La Sra. Tomasa. Con más de una hora de retraso acumulado durante todo el día, fue mucha la gente que ya se había ido. Aún así, los últimos valientes bailaron con su mezcla de ritmos funk con música electrónica.

Llegaba el final de un festival que sin pretensión de ser un macrofestival va camino de ser una referencia. Con solo un escenario y pocos grupos por día, disfrutamos de la variedad musical, el buen ambiente y la gran acogida de los organizadores y la gente del pueblo. ¡No faltéis a la cuarta edición!

El festival consiguió reunir a más de 10.000 personas. Un proyecto que sigue creciendo y se va consolidando como una cita ineludible para los amantes de la buena música. El cartel estaba compuesto por bandas nacionales e internacionales como: Bad Religion, Dubioza Kolektiv, Talco, Ana Tijoux, La Gran Pegatina, Mago de oz o Berri Txarrak entre muchas otras, las cuales pusieron patas arriba al público que se congrego los 3 días. Desde la organización queremos dar las gracias al público asistente, al ayuntamiento de Quintana de la Serena, a la junta de Extremadura, a los patrocinadores y a todos los medios de comunicación por el apoyo recibido. ¡Nos vemos en 2017!

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Crónica de Borja Díaz de MariskalRock.com