Ya tocaba. La espera real, no nos engañemos, ha sido de más de 4 años. To The Metal! (2010) fue una decepción. Para el que escribe, posiblemente el peor disco de GAMMA RAY. El EP Master of Confusion levantó mis expectativas, así como comprobar en primera línea que sus directos seguían siendo potentes. Pues bien, el undécimo plástico de los alemanes GAMMA RAY, Empire of the Undead, mantiene el tipo de sobras, sin destacar en su amplia discografía, pero con la solvencia esperada.
Puntuación: 7
Crítica de Pablo García de El Lado Oscuro de la Luna
Como a la mayoría de bandas veteranas, pedir un discazo a estas alturas es poco menos que una quimera. De los últimos discos, Land of the Free II (2007), ya fuese por el hilo conceptual, ya fuese por ser la segunda parte de su mejor obra, o por el hecho de que contenía canciones a mi parecer realmente sólidas, destacaba entre obras más discretas como Majestic (2005) o el ya citado To The Metal! Este nuevo Empire of the Undead queda un poco en medio, es decir: supera en todos los aspectos a su predecesor, no se acerca a Land of the Free II en absolutamente nada y lo encuadraría medio peldaño por encima de Majestic. El nivel medio es de notable, con sus bajones, pero contiene un buen puñado de temas muy logrados, y el nuevo batería Michael Ehré demuestra ser un recambio de garantías para el siempre añorado Dan Zimmermann.
Para abrir el disco, las huestes de Kai Hansen han arriesgado colocando el tema largo al principio del disco, aquí titulado Avalon. No hacían esto desde Rebellion in Dreamland en el Land of the Free, pero claro, hablamos fácilmente de su mejor tema, ahí era más que entendible. Los temas largos de GAMMA RAY siempre suelen ser destacables, y esta no es una excepción. No alcanza el nivel de Insurrection de Land of the Free II o de la monumental Armageddon del fantástico Power Plant (1999), pero incluye todos los elementos semiprogresivos esperados, y funciona a las mil maravillas. Más de 9 minutos con cambios de ritmo e intensidad, unos pocos tintes sinfónicos, riffs potentes alternando caña y melodía Power, solos a toda velocidad y un estribillo grandilocuente y pegadizo. Si a eso le sumas la buena ejecución de las transiciones entre calma y mala baba, tenemos una de las mejores canciones del disco. Y lo que es mejor: pese a su minutaje, se pasa volando. Hellbent fue el adelanto oficial del disco, y es otra de las piezas más destacables. Híbrido Power/Heavy/Speed con redaños, punzante y a toda pastilla, con mucho doble bombo, muchos versos cantados en tesituras agudas, coros que dan respaldo a la voz principal y velocidades de vértigo, incluyendo solos que tiran tanto de bends como de sweep picking. Una fórmula que, si se hace con gusto, rara vez falla, y aquí GAMMA RAY dan con la tecla. Arrasará en directo, seguro.
Por desgracia, el disco también tiene bajones. Pale Rider es un medio tiempo bastante heavy, con un riff con poca chicha, y un sonido bastante moderno, aunque el estribillo mejora tras las escuchas. De lo que menos me ha gustado del disco. Encomiables los intentos de Hansen de llegar a tonos altos a sus 51 tacos, pero eso no asegura calidad. El solo arregla un poco el desguisado, siendo lo más destacable del conjunto. Born to Fly también lleva un rollo más heavy y más moderno, pero mejora a su predecesora, a pesar de que en materia de riffs tampoco en gran cosa, merced a un estribillo potente y algún solo de guitarra. Le falta algo de brillo, pero convence. Podría haber tenido cabida en el disco anterior, estilísticamente hablando. De Master of Confusion y Empire of the Undead YA OS HABLÉ EL AÑO PASADO, pero la producción de ambos temas ha mejorado, sobre todo en la que daba título al EP. Suena más brillante, más luminosa, un tema de Power Metal hímnico 100% marca de la casa, que brilla con luz propia en el plástico, además de su cachondísima letra. Tiene muchas posibilidades de permanecer en sus setlists conforme pasen los años. El tema título también gana con la producción de este LP, con el bajo de Dirk Schlächter sonando atronador. Tema puramente Speed, también de lo mejorcito, con un Hansen desatadísimo bordeando registros muy thrashers, y contando con un duelo de solos estelar entre Kai Hansen y Henjo Richter. Han envejecido dignamente.
Time for Deliverance es la balada de turno, y, a pesar de que resulta difícil que una balada nueva me convenza, aquí GAMMA RAY lo logran. Con esa temática de la libertad del individuo que tanto le ha gustado a Hansen desde sus días en HELLOWEEN, se despacha con un tema emotivo, respaldado por guitarras acústicas, marcándose una interpretación vocal magnífica. Demonseed, con un sample que parece sacado de una película como intro, es el medio tiempo heavy que mejor funciona en el contexto del disco. Desde luego no es mi registro predilecto para la banda, pero contiene suficientes elementos que destacan: ritmos cortantes que incitan a dejarse el cuello, un buen estribillo, y otro buen solo de guitarra, así como algún tinte progresivo en los cambios de intensidad. Seven aparca experimentos con un riff típico pero efectivo, 100% Power Metal alemán con el sello del cuarteto. Temas así tienen unos cuantos, algunos mejores, otros peores. Este en concreto funciona, cumple de sobras, aunque le falte un plus para destacar. Y como siempre, buen solo, bastante ágil. Para concluir se dejan una de las mejores canciones del disco, y la segunda más larga, de casi 7 minutos. I Will Return alterna momentos de puro Power Metal épico con riffs más heavies y veloces, apoyándose en unas transiciones ejecutadas con maestría y un rollo bastante similar a No World Order (2001), salvando las distancias.
En líneas generales, notable raspado para una banda que lo ha dado todo y más por la comunidad metálica. El álbum que personalmente les exigía, ni más ni menos, y con una producción muy buena. A pesar del amplio minutaje (56 minutos, casi 10 más que el anterior), y de algún tema que baja la media, el disco no se hace ni largo ni pesado. Deja temas en el tintero que pueden ocupar puestos de interés en sus próximos shows en directo y confirma que GAMMA RAY, sin estar en su mejor momento, aguantan el tipo y tienen cuerda para rato. Eso sí, la portada, bastante floja. Cualquier fan lo disfrutará.
Crítica de Pablo García de El Lado Oscuro de la Luna