Hasta finales de este mismo año hemos tenido que esperar para tener el nuevo trabajo de EVANESCENCE. «Evanescence» fue concebido inicialmente bajo la supervisión de Steve Lilywhite (U2, Rolling Stones), pero finalmente cambiaron de productor para seguir grabando con Nick Raskulinecz, el cual ha trabajado para bandas como Foo Fighters, Stone Sour o Alice In Chains.
Según palabras de la líder de la banda la temática de este nuevo álbum sería “oscura, sarcástica, divertida, familiar y muy diferente al mismo tiempo”.
Puntuación: 7
Crítica de Alejandro Rico de MariscalRock.com
La caída del telón la efectúa el single “What You Want”, una mezcla de guitarras más rockeras de lo habitual y retazos orquestales bastante interesantes. Estos riffs permanecen en “Made Of Stone”, una mezcla de rock sucio con nu-metal donde cabe destacar el trabajo de Amy.
Los primeros compases de “My Heart Is Broken” pueden hacernos pensar que sería la primera balada del disco, pero pronto se le unen baterías marcadas y guitarras entrecortadas para sacarnos de dudas. Probablemente acabará como single de este nuevo trabajo.
El sonido del álbum es bastante homogéneo, por lo que puede llegar a ser algo denso para algunos oyentes. Sin embargo tiene temas destacables como “Lost In Paradise”, ahora sí, la primera balada del disco. Esta canción nos recuerda a algunas con las que arrasaron la escena musical, salvando las distancias evoca en ciertos pasajes a “My Immortal”, y es que el tándem formado por el piano y la cálida voz de Amy Lee pocas veces falla.
La fusión de batería y teclas abre “Erase This”, un tema muy del estilo de Evanescence, pegadizo y en el que la capacidad vocal hace que supere la media.
“Never Go Back” es quizás la más rápida del disco, riff poderoso, gran batería y estribillo efectivo, mientras que para finalizar el álbum han elegido “Swimming Home”, una gran balada de beats electrónicos con una sensibilidad espectacular gracias de nuevo a los registros de Amy.
No llega a la altura de ‘Fallen’ y ‘The Open Door’, pero sigue teniendo esos momentos épicos, con las voces corales, chelos y pianos, a los que nos tienen habituados.