Desde el 2008, sin contar con la regrabación de Sesión 2, llevaban los euskaldunes Soziedad Alkoholika sin sacar nuevo trabajo. Con Cadenas de Odio, continúan con su senda dentro del hardcore y rock duro que estaban desarrollando en el anterior Mala Sangre. Sin muchas sorpresas en su disco, el grupo liderado por Juan nos trae 13 nuevos temas cargados de la máxima energía S.A..
Con este trabajo, SA vuelve a la autoedición que ya probaron en su antiguo sello Mil a Gritos, aunque cuenta con la distribución de BOA. Se grabó en Girona aunque se ha masterizado en Dinamarca, en los Antfarm Studios, de la mano de Tue Madsen (Sick of it all, The Haunted), con el que ya trabajaron anteriormente. Quizá nos sorprenda la portada, mucho más heavy de lo que nos tienen acostumbrados, pero es que para realizarla han contado con el gran Brent Elliot, que ha trabajado para grupos como Arch Enemy o Megadeth.
Puntuación: 8,5
Crítica de Héctor Vila de Musicopolis
Si analizamos el disco, vemos como Cadenas de Odio es un disco combativo, como viene siendo seña del grupo desde hace mucho tiempo. Tiene una mezcla del hardcore propio de la banda, mezclado con algo de punk y un toque de trash metal muy claro. Así incluyen algo más de variedad a su repertorio, pero sin abandonar su esencia, la que concierto a concierto te invita a moverte y a poguear como un adolescente más. Incluso vuelven a sus raíces interpretando un tema en euskera, ‘Gora goaz‘ nos demuestra su inconformismo, y es quizás uno de los mejores temas del disco, junto a ‘Ningún Respeto‘, un tema con un estribillo frenético, cargado de baterías, y que cuenta con la colaboración del cantante de Non Servium. Un estilo mucho más cercano al metalcore o al hardcore que al punk original de la banda y que hace que las opiniones sobre sus últimos trabajos sean muy diversas.
Como ya es normal en los trabajos de SA, nos encontramos con temas de denuncia social, nos hablan de la situación política actual, la búsqueda de votos y la precariedad, como en el caso de ‘Barrio Oscuro‘, hardcore old school con un estribillo frenético, o la brutalidad policial, de la que nos hablan en ‘Presunto Culpable‘, o la represión, representada por el tema ‘Cadenas‘, el más contundente del disco y donde podemos saborear bien la esencia del grupo. A la corrupción política también le dedican un tema, donde la batería lleva la voz cantante, y va acompañanda de fuertes ritmos de guitarra. No se olvidan en este disco de la Iglesia y los casos de pedofilia, ‘Hipocresía Santa‘, tema que se acerca algo más al trash metal, y que nos recuerda a grupos como Slayer.
Tampoco se olvidan de la corona, al que le dedican el tema ‘Apestáis‘, un tema algo lineal en cuanto a su estructura, que recuerda a ‘Punto y seguido‘, de su anterior disco. Uno de los temas más rápidos del disco, ‘Bilis y rosas‘, nos hablan del “todo vale” en televisión, donde la batería mantiene su fuerza, pero la contundencia de las guitarras dejan paso a las palabras de Juan, letra afilada y mensaje directo: cualquier cosa que dé audiencia es buena en TV, es una crítica a todo lo que nos está ocurriendo en estos momentos, donde tenemos canales de TV en los que únicamente promueven el morbo (ya sabemos cuáles son cada uno de nosotros).
Para aquellos a los que les resulte un poco monótono el disco, quizá unas cuantas escuchas les hagan pensar de diferente forma. Cierto que continúan con la senda establecida y que el disco es bastante lineal, pero es sonido SA puro y duro, evolucionando como banda. Atrás quedaron sonidos más cercanos al punk más ruidoso, para ir poco a poco consiguiendo un sonido mucho más limpio, pero sin perder un ápice de fuerza. Para un seguidor del hardcore como el que escribe, sin duda mejorando disco a disco, sin dejar de olvidar temas de discos anteriores que ya son un lema como ‘Nos vimos en Berlín‘ o ‘Ratas‘.
Crítica de Héctor Vila de Musicopolis