Sábado 28 de Junio
Afrontábamos ya la última jornada del festival y lo hacíamos con la primera banda como ha sido habitual este año. Los encargados de abrir el Ritual Stage eran los vascos OUR NATURAL KILLER que comenzaron con un tema tranquilo para ir increscendo en la rabia de sus temas montándose pogos karatekas a los que su vocalista se sumó en el último tema.

Los festivos GUTALAX fue el siguiente grupo al que vimos en el escenario principal de Resurrection Fest, escenario del que solo quedaba libre la mitad del mismo ya que el set de Slipknot estaba montado desde primera hora del día.
Con su inconfundible y escatológico sentido del humor arrancaron con intro de los Cazafantasmas y los checos GUTALAX desataron una de las actuaciones más surrealistas, caóticas y absolutamente divertidas de todo el festival. Desde el primer segundo, el público respondió con una entrega total, y lo que ocurrió a continuación fue simplemente demencial en un concierto en el que volaban escobillas de váter, papel higiénico y el público hacia crowd surfing en colchonetas de Toi Toi navegando al ritmo del grind más grotesco mientras la banda desataba su particular carnaval sonoro. Les dio tiempo incluso para hacer un wall of shit y un cover de Meshuggah que consistió en un riff de 3 segundos, jajaja. Lo de los checos fue un desmadre glorioso, una celebración absurda e inolvidable que convirtió el caos y la locura en arte.

Los siguientes que vimos fueron TETRARCH también en Main Stage que ofrecieron en su primera visita a España un buen concierto de metal moderno con bastante pegada.
Sin necesidad de excesos ni artificios, la banda apostó por un set directo y certero, dejando que la fuerza de su música hablara por sí sola, demostrando que la formación atraviesa un momento de plenitud creativa y escénica. El público del Resurrection Fest no tardó en responder: cálido, entregado y consciente de estar ante una banda que, sin estridencias, sabe conquistar cada escenario que pisa. Una actuación sobria, sí, pero cargada de verdad y poder.

Tras acabar nos giramos al escenario Ritual para ver a MENTAL CRUELTY banda que desconocía por completo y cuya brutalidad sonora me sorprendió mucho.
Con las palabras “hell” y “Satán” todo el rato en la boca, la verdad es que desconozco si sus letras tienen un corte satánico, reventaron las tablas del segundo escenario del Resu con la potencia vocal de su nuevo cantante Lucas Nicolai, un máquina, acompañada de pesados riffs y contundente batería. Fueron desgranando los temas con contundencia mientras el público se lo pasaba en grande celebrando semejante barbaridad deathcore.
Setlist de MENTAL CRUELTY:
- Midtvinter
- Obsessis a Daemonio
- Forgotten Kings
- Nordlys
- Zwielicht
- Symphony of a Dying Star

Tras la impresionante descarga vivida en el segundo escenario del Resu tocaba ver a AVIANA en el escenario principal.
Los suecos desplegaron un arsenal sonoro cargado de influencias: djent, metalcore y una agresividad estilizada. Su actuación fue potente, enérgica y arrolladora, con un sonido crudo que, si bien rozó el exceso de volumen, resultó eficaz a la hora de crear una muralla sónica que atrapó a los presentes desde el primer acorde. Cayeron temas como “Delirium”, “Storm Ablaze”, “Rage”, “Anomaly” o “Obsession” que golpearon con fuerza, dejando claro que la banda no está aquí para hacer prisioneros.
Uno de los momentos más memorables llegó con la aparición de los Resukids, que tomaron el escenario entre ovaciones y fueron recibidos con auténtico cariño por parte de la banda, sellando así un concierto tan intenso como emotivo.

Sin tiempo para el descanso tocaba la descarga black metal del festival. SPECTRAL WOUND tomaban las tablas del segundo escenario afinando sus instrumentos meticulosamente hasta que su vocalista Jonah decidió salir a escena.
La banda canadiense nos ofreció una descarga de black metal crudo y atmosférico que se alzó como una sombra entre las propuestas más loqueseacore del día, aportando un contraste necesario que dotó al cartel de variedad y profundidad. Su sonido, oscuro y abrasivo como un vendaval de invierno, se fundió con una puesta en escena sobria pero cargada de intensidad, creando una experiencia casi ritual.
Lejos de buscar el efectismo, apostaron por la inmersión total, y conquistaron a buena parte de los asistentes con un directo sólido, envolvente y visceral. Fue una actuación que no solo se escuchó: se sintió en la piel, en el pecho, en el aire. Un momento de oscuridad lúcida que dejó una huella indeleble en el último día del festival, una pena que decidieran acabar su actuación siete minutos antes.


Tras un descanso regresamos al mismo escenario para ver a la segunda descarga con tintes oscuros del festival, no eran otros que los veteranos VADER.
Los legendarios polacos arrasaron el Ritual Stage con la misma furia implacable que los ha mantenido en la élite del death metal durante más de cuatro décadas. Envueltos en una niebla densa y una energía demoledora, ofrecieron un show contundente que reafirmó su condición de pilares indiscutibles del metal extremo en Europa.
La banda no solo desató un arsenal de clásicos de su vasta discografía, sino que también presentó con autoridad cortes de su reciente EP “Humanihility” (2025), que fueron recibidos con entusiasmo por los seguidores más fieles. La formación actual, con Peter al frente en voz y guitarra, flanqueado por Mauser y Spider en las seis cuerdas, Hal al bajo y Michael a la batería, exhibió una cohesión absoluta y una entrega sin fisuras, proyectando una fuerza devastadora sobre el escenario.
Fue una auténtica ceremonia de violencia sonora, dirigida a los amantes del death metal más puro, quienes disfrutaron cada instante como si fuera el último. VADER no solo cumplió: volvió a demostrar por qué sigue siendo un nombre sagrado en el templo del metal extremo mundial.
Mientras la emblemática “Marcha Imperial” resonaba como outro, envolviendo el Ritual Stage en un aire triunfal casi galáctico, la banda se despidió agradeciendo la intensidad inquebrantable del público. En un gesto de comunión total, comenzaron a lanzar camisetas, pulseras y prácticamente todo lo que llevaban encima, como ofrendas a una audiencia que les respondió con constantes circle pits y crowd surfing. Final glorioso que selló a fuego el paso de VADER por esta edición del Resurrection Fest.

Y ya llegaba el turno al cabeza de cartel del sábado. Una vez mas los americanos SLIPKNOT regresaban como plato principal del Resurrection Fest y, a pesar de haber comido ya este plato varias veces, el escenario principal presentaba un llenazo como pocas veces se ha visto para recibir a los de Iowa, no entraba ni un alfiler, y las nuevas pantallas de la parte trasera del escenario demostraron su utilidad con mucho público por la parte trasera como pudo verse en las fotos aéreas.
Tras la intro de “El Coche Fantástico” el Main Stage se transformó en zona de guerra en cuestión de segundos. La banda irrumpió con un combo devastador: “(sic)” enlazada sin piedad con “People = Shit” desató un auténtico cataclismo sonoro que desbordó a un público ya entregado al delirio.
“Psychosocial” retumbó como un terremoto que sacudió hasta la última vértebra del recinto, “Duality” unió miles de gargantas en un grito colectivo que cortó la noche, y cada tema fue recibido con botes, circle pits, y oleadas de cuerpos surcando el aire. Un infierno controlado digno del Iowa más brutal. Con nuevas máscaras, clásicos inmortales y una energía colosal, a pesar de la ausencia de Clown Shawn Crahan volcado en el cuidado de su familia, SLIPKNOT volvió a demostrar por qué es una de las bandas más dominantes del metal mundial.
Entre las novedades más celebradas, brilló con luz propia Eloy Casagrande, la nueva bestia tras los parches. Su ejecución fue simplemente descomunal: técnica, brutalidad y precisión al servicio de una maquinaria sonora que rugía sin tregua. Cada redoble era una amenaza; cada blast beat, una declaración de guerra.
Corey Taylor volvió a invocar el concepto de familia al hablar del Resurrection Fest, reforzando ese lazo que se siente real entre banda y público. En ese clima de comunión total, himnos como “Gematria”, “Wait and Bleed”, “Nero Forte”, “Yen” y el ya mencionado “Psychosocial” se sintieron como rituales compartidos, celebraciones viscerales en un espacio que apenas podía contener tanta energía.
Hubo varios parones en los que se rompía la dinámica del concierto, el mas importante fue el del solo de Sid Wilson: una secuencia de remixes que, como suele pasar con este tipo de interludios, rompió el ritmo sin aportar demasiado.
Por suerte, la intensidad volvió a dispararse con el encadenado explosivo de “The Heretic Anthem”, con el mítico “If you’re 555 then I’m 666” coreado como un mantra, y “The Devil In I”, preparando el terreno para un final de concierto absolutamente apoteósico.
Con “Duality”, “Spit It Out” y “Surfacing” SLIPKNOT rozó la perfección. La única decisión discutible fue cerrar con “Scissors”, un tema denso y mas parado que no me parece adecuado para cerrar un show que pedía a gritos una última explosión.
Pero es que ni siquiera hubo despedida del grupo, tras acabar se metieron todos para adentro sin decir ni adiós para que comenzara en “End show” en el que la organización anunció que las fechas de la próxima edición serán 1, 2, 3 y 4 de Julio de 2026 y que como no podría ser de otra forma se celebrará en Viveiro.
Setlist de SLIPKNOT:
- (sic)
- People = Shit
- Gematria (The Killing Name)
- Wait and Bleed
- Nero Forte
- Yen
- Psychosocial
Tattered & Torn (Remix solo de Sid) - The Heretic Anthem
- Unsainted
- The Devil in I
- Duality
Bises:
- Spit It Out
- Surfacing
- Scissors


Pero la noche no terminó ahí. Mientras muchos emprendían el camino de salida, los verdaderos fieles se desplazaban hacia el Ritual Stage para asistir al último acto mágico del día: el show de ZEAL & ARDOR.
Si hay una banda que rompe moldes y desafía las convenciones del metal contemporáneo, esa es sin duda ZEAL & ARDOR. La propuesta de Manuel Gagneux es tan original como arriesgada: una fusión incendiaria entre black metal abrasivo, espirituales afroamericanos, blues espectral y electrónica industrial. El resultado es un metal de vanguardia que suena como una pesadilla soul, hipnótica y desgarradora, una experiencia que trasciende géneros para convertirse en algo completamente nuevo.
Gracias al momento perfecto y a una afluencia inesperadamente alta, el grupo pudo desplegar todo su potencial ante un público que, lejos de apagarse, aún ardía por dentro. El festival seguía vivo, y todavía quedaba alma por incendiar.
Lo que los suizos ofrecieron sobre el Ritual Stage fue un ritual, una ceremonia eléctrica donde el gospel se arrodilla ante el caos del post-black, y de esa unión nace algo poderoso, incómodo y absolutamente adictivo.
“No soy bueno con las palabras, que hable la música”, dijo Gagneux desde el escenario. Y vaya si habló. Su música no se limita a hablar: grita, susurra, gime y ruge en un idioma ancestral que se siente en la piel. Fue una oda al directo, una explosión de musicalidad que no dejó a nadie indiferente. Todo sonó a la perfección: un bajo y una batería atronadores, guitarras afiladas como cuchillas, y un trío de voces perfectamente ensambladas que tejieron un muro sónico casi espiritual.
Temas como “Devil Is Fine”, “Blood In The River”, “Death To The Holy”, “Row Row” o “Run” resonaron como cánticos de una liturgia oscura, embriagadora, absolutamente inolvidable.


Y tras ver un par de temas de SKINDRED, con muchísimo público para ser el último concierto del festival, el cuerpo ya no daba para mas y nos despedimos esta inolvidable 20º EDICIÓN del RESURRECTION FEST exhaustos pero felices con la sensación, una vez mas, de haber vivido algo único y si no queréis perdéroslo el año que viene anotad estas fechas: 1, 2, 3 y 4 de Julio de 2026.

Crónica de David de MetalBizarre.com
Fotos de David de MetalBizarre.com y de Resurrection Fest