Havok – Conformicide

Los americanos Havok se han erigido en uno de los abanderados de esta prolífica generación de bandas de thrash metal revivalista tan en boga hoy en día. Su visión del thrash, eminentemente americana, bebe por un lado de Megadeth y Slayer y por otro de bandas crossover como D.R.I. o, en menor medida, Nuclear Assault. Este divertido y entretenido «Conformicide» es un álbum muy trabajado que, si bien no sorprende ni impresiona especialmente, sí que cumple con creces y contiene algunos detalles interesantes que les mentienen cómodamente en la primera división del género.

En los últimos tiempos ya he loado en multitud de ocasiones las virtudes de este sorprendente revival del thrash metal. Vaya por delante que entiendo que a los puristas les parezca que la gran cantidad de bandas surgidas en los últimos diez años que se dedican en cuerpo y alma a homenajear sin rubor a los clásicos del género son absolutamente prescindibles y no aportan nada destacable o original, pero partiendo de la base que no creo que ninguna de ellas pretenda inventar nada, me resulta complicado pensar que un fan del thrash metal no sea capaz de disfrutar fácilmente y sin matices de este tipo de grupos y de su habilidad para coger lo mejor del género y refreírlo con un sonido moderno y contundente. Y si el objetivo es algo tan intrínsicamente thrash como divertirse festivamente mientras protestas sobre las injusticias sociales de forma desenfadada, juvenil, simplista y hasta un poco superficial, entonces tanto Havok como muchas otras bandas contemporáneas poseen la receta para ello y saben perfectamente como usarla.

Y ojo que todos estos grupos no suenan igual ni mucho menos. Así como hubo muchas bandas de thrash metal en su momento y cada una experimentó con su propio camino y sus propios matices, la inspiración de estos nuevos baluartes del neo-thrash también está bien repartida entre los clásicos. Así como Vektor tienen a Voivod como máxima referencia o Suicidal Angels adoran a Slayer y a bandas alemanas como Kreator o Sodom, Havok encuentran su sitio en algun lugar entre Nuclear Assault, los primeros Megadeth y bandas más crossover como D.R.I. sin llegar nunca a ser tan obviamente punk como son, por ejemplo, Municipal Waste o sus hermanos pequeños Iron Reagan. Pero este etiquetaje es una simplificación bastante burda, ya que a la que rascas un poco ves que todas estas bandas (o almenos gran parte de ellas) son bastante más que una copia. No solo musicalmente cada una de ellas se ha ido labrando disco a disco su propia ruta, sino que gracias a su actitud y perseverancia han conseguido que este sorprendente renacimiento del thrash metal sea hoy en día una realidad, con los clásicos viviendo una segunda juventud, centenares de buenas bandas nuevas escudándolos y un número notable de adolescentes apasionándose de nuevo por este tipo de música, algo absolutamente impensable hace unos diez años. Y para alguien como yo, para el que el thrash metal fué uno de los géneros de referencia en sus años formativos musicales, esto no pueden ser sino buenas noticias.

Havok proceden de Denver, Colorado, y entienden el thrash desde una prespectiva cien por cien americana, tanto en influencias, lírica, imaginería o sonido. Después de postularse como una de las bandas más prometedoras dentro del estilo con trabajos como Burn (2009) o Time is Up (2011), hemos tenido que esperar cuatro años desde Unnatural Selection para que su cuarto larga duración viera la luz. Y aunque este divertido Conformicide es suficientemente variado y contiene la suficiente cantidad de matices como para no poder afirmar que es más de lo mismo, a mi juicio hay algo que falta para acabar de hacerlo memorable. No sé si es chispa, no sé si es frescura, no sé si es gancho, pero si bien soy capaz de disfrutar de las canciones una por una mientras las escucho, salvo contadas excepciones parecen evaporarse rápidamente de mi memoria. La producción es muy ligera y en cierto modo punkarra, lo que les confiere este sonido festivo que les caracteriza, mientras que la capacidad instrumental y compositiva de la banda está fuera de toda duda. Entre las muchas referencias en las que se apoyan, creo que la principal está claro que son los primeros Megadeth. Por este motivo es un poco triste recordar el publicitado problema que mantuvo a la greña a Havok y a Megadeth este verano pasado por culpa de los contratos de una gira que tenían que hacer conjuntamente y que por lo que parece eran un poco abusivos. A pesar de la obvia decepción que seguro que los chicos de David Sanchez se llevaron con la banda de Dave Mustaine a nivel personal, la devoción musical sigue evidentmente intacta, tal y como se puede notar tema tras tema.

«F.P.C» (que intuyo que quiere decir «Fuck – o fucking – political correctness») me parece uno de los temas menos destacables del álbum y por eso en mis primeras escuchas este Conformicide no me acabó de entrar con buen pié. Empieza con una introducción acústica e inquietante que acaba de forma un poco abrupta y que, mediante un pequeño medio tiempo, dá lugar a un extenso tapping de bajo y a una parte muy Megadeth tanto vocal como musicalmente. No es ésta la tónica general de la canción, que rápidamente salta hacia un crossover de manual y a un estribillo bastante pegadizo. Tardo bien poco en recuperarme de este pequeño bache, ya que a mi me das un par de riffs como los de «High ‘Em High», manidos y recauchutados hasta el extremo, y soy totamente incapaz de resistirme. Para alguien que ha mamado thrash metal toda la vida, esto es un chute de motivación que ya puedo haber escuchado más o menos mil veces antes, que seguirá levantándome de la silla como un resorte. Este tema me parece uno de los más disfrutables del disco y quizás, a pesar de su simpleza y obviedad, mi favorito a día de hoy, con un estriillo indudablemente motivante y una línea de bajo culebrera y muy interesante.

Las bandas de thrash y de crossover siempre han tenido una especie de debilidad por los juegos de palabras en los títulos de sus canciones, y tanto el título de este álbum como la canción «Dogmaniacal» son un buen ejemplo de ello. Se trata de otro tema muy bien construido, sencillo, completo y dinámico, con algunos riffs excelentes y muy disfrutable en general. «Intention to Deceive» empieza con un noticiero algo simplista que nos comunica que nos van a soltar una serie de noticias menores para entretenernos y desviar la atención de lo realmente importante. Este tema se nos presenta casi como un 2×1: la primera mitad es un medio tiempo infeccioso a lomos de algunos buenos riffs vacilones y excelentes coros crossovers, pero llegados a la mitad de su minutaje perdemos el control súbitamente para enfrascarse en una parte muy thrashera e inconteniblemente frenética, volviendo de nuevo al medio tiempo inicial después de navegar por un pasaje intermedio lento, oscuro y opresivo que recuerda algo al «Seasons in the Abyss» de Slayer. Cabe destacar de nuevo el brillante trabajo de Nick Schendzielos al bajo, cuyo elevado protagonismo en la mezcla supone una de las características más identificativas y personales del sonido de la banda.

«Ingsoc» es un tema valiente con algunas influencias curiosas y remarcables, desde historias progresivas muy Rust in Peace hasta pasajes cercanos al death metal pasados por la batidora del crossover. Se trata de un corte mentalmente muy interesante, completísimo y con abundancia de matices, pero la verdad es que, aun sabiéndome mal, cuesta un poco que me llegue a las entrañas y acabo dispersándome irremediablemente. «Masterplan», por su parte, empieza con unos extensos redobles y una guitarra muy solemne, e inconscientemente me dá la sensación que la intro acaba por alargarse una pequeña eternidad. Cuando empieza la chicha de verdad el protagonismo lo adquiere un riff thrasherísimo y frenético muy Kill ‘Em All (o muy Death Magnetic, según como se mire), con un bajo de nuevo muy prominente y multitud de partes divertidas, molonas y disfrutables. «Piece is in Pieces» cuenta con algunos pasajes muy progresivos, especialmente al principio, y tanto la línea vocal como el tono usado por David Sanchez me recuerdan mucho a Guillermo de Angelus Apatrida (una banda con la que guardan evidentes parecidos musicales y con la que se llevan especialmente bien tras haber girado juntos por Europa hace un par de años). Como curiosidad, la parte de los redobles de batería intermedios me resulta muy similar a (perdón) ese «sucky-fucky-sucky-fucky-smells-like-sushi» que corona el hilarante «Asian Hooker» de los cachondos Steel Panther, aunque dudo que lo hayan hecho aposta. Se trata de otro tema perfectamente disfrutable mientras lo estás escuchando, pero que parece desvanecerse en mi mente tan pronto como saltamos a la siguiente pista.

Algunos de los mejores momentos de Conformicide se concentran en el trío final. «Claiming Certainty» empieza con un riff muy slayerizado que transmuta en otro muy metallicaizado a la que entra la estrofa. Quizás por su sencillez e inmediatez me resulta uno de los temas más directos, divertidos y motivantes de este álbum, tanto en sus partes más rápidas como en el medio tiempo intermedio, con su ritmo infeccioso y la presencia de un solo brillante (de los que, por cierto, hay unos cuantos repartidos por el disco). En «Wake Up» nos despertamos enmedio de algun tipo de catástrofe apocalíptica que logramos combatir gracias a la fuerza de un riff vacilón, pegadizo y resultón con un marcadísimo harmónico que se repite insistentemente a lo largo de toda la canción y que acaba penetrando en lo más hondo de mi cerebro. A pesar de ser un pelín repetitivo por momentos, este medio tiempo sí que tiene ese algo realmente infeccioso que he echado en falta en muchos otros cortes, resultandóme imposible resistirme a sacudir el cuello y los hombros. El disco acaba con un buen «Circling the Drain», el tema más largo de Conformicide, en el que podemos apreciar alguna influencia de Voivod tanto en la voz como en la instrumentación. Para que no nos olvidemos de la brillantez con la que Nick se desenvuelve al bajo, y para cerrar el círculo que se iniciaba en «F.P.C.», nos volvemos a encontrar con un magnífico tapping que domina una épica y motivante parte intermedia a lomos de un ritmo galopante y una serie de solos histéricos.

En la música de Havok podemos encontrar muchos de los clichés que han hecho grande el thrash, y esto por un lado lo convierte en algo previsible y poco emocionante pero por el otro, si te gusta el estilo y no necesitas demasiadas complicaciones para disfrutar de él, tampoco está en absoluto tan mal. No hay duda de que Conformicide, a pesar de sus largos 57 minutos, es entretenido y divertido de escuchar, sin hacerse en ningun momento pesado a pesar de que echo en falta elementos que lo hagan más memorable. El disco es compacto y coherente y las canciones son variadas, estan bien compuestas y excepcionalmente ejecutadas por unos músicos brillantes, pero en muchos casos sufren un poco de genéricas y, salvo contadas excepciones, no tienen ese algo a lo que agarrarse para que te resulte irresistible volver a ellas.

Mi único contacto con el directo de los americanos fué en el Resurrection Fest de 2014, donde dieron un bolazo energético y contundente a pesar de que el sonido fué por momentos algo ininteligible. En unas pocas semanas tendremos la oportunidad de verlos de nuevo y de poder comprobar como, seguramente, las canciones de este álbum brillen con más intensidad. El cartel de esta gira es uno de los más interesantes de esta primavera para los que amamos estos estilos, ya que vendran acompañados de otra de las joyas del neo-thrash como es Warbringer, del probablemente mejor grupo nuevo europeo de death metal como son los franceses Gorod (si creéis que exagero, pegadles una escucha y me lo decís) y de otra banda también interesantísima como es Exmortus. El directo es el hábitat natural del thrash, y qué mejor que un cartel potente y variado como éste para hacer las delicias de cualquiera que siente aprecio por estos géneros y garantizarnos una fiesta thrashera para recordar durante mucho tiempo.

Tracklist:

1. F.P.C. (5:20)
2. Hang ‘Em High (4:49)
3. Dogmaniacal (5:55)
4. Intention to Deceive (5:42)
5. Ingsoc (7:41)
6. Masterplan (6:25)
7. Peace Is in Pieces (5:17)
8. Claiming Certainty (3:42)
9. Wake Up (5:41)
10. Circling the Drain (7:17)

Crítica de Albert Vila de Metal Symphony