Atreyu + Hyde Abbey – 27 Junio 2016 – Sala But (Madrid)

Hace unos días, el quinteto californiano de metalcore Atreyu cerraba la gira de presentación de su último trabajo ‘Long Live’ (que salió a la venta el pasado 18 de septiembre bajo el sello finlandés Spinefarm) en Madrid, tras haber pasado por la Razzmatazz 2 de Barcelona y la Zentral de Pamplona.

Lo hizo con una banda de apertura excepcional, venida desde Barcelona para detonar un deathcore que abre las puertas de par en par a aditivos de géneros como el death metal técnico, el metalcore melódico de comienzos de siglo o el melodeath. Hyde Abbey no sorprendieron a los que conocíamos de primera mano los megatones que su explosión sobre un escenario puede ostentar, pero sí dejaron ojipláticos con su milimétrica coordinación y avasalladora tormenta de sonido a aquellos que pensaran, ingenuamente, que se trataría de unos teloneros cualesquiera.

Con su tercer álbum ‘The Devil Spokesman’ aún muy caliente – vio la luz en abril y se espera que tenga una prolongada vigencia –, el quinteto salió a morder desde el primer instante, comandado por la encarnizada y versátil voz del hiperactivo Presta, a menudo en screamings pero ducha también en cavernarios guturales. Las guitarras eran asesinas y abrumaban cuando sus responsables, los siempre dinámicos y enérgicos Kurti y Edgar, se doblaban en recorridos fulgurantes por el mástil al más puro estilo Nile; mientras que la base rítmica edificada por el batería Arnau y el bajista Badi nos apaleaba sin compasión y se regodeaba en los breakdowns.

Entre el deathcore más salvaje y agresivo se colaron guiños al grincore de Napalm Death además de los perennes destellos de technical y el balón de oxígeno que traen consigo las eventualesmelodías, más destacadas en canciones de su última placa. Tras la intro “The Message”, prosiguieron con la enfurecida “We Will Fight”, para remitirse después a su pasado con “Saqqara Bird”. “Mantrap” y “Black Death”, seca, contundente y con impepinables alusiones estilísticas a la escena americana; nos devolvieron a su nuevo disco, para que después “Berenice” y “Bake Kujira” nos desangrasen. Para culminar escogieron, con muy buen criterio, la que quizá es la mejor y más completa composición de su última obra, la incontestable “Who is Afraid Now?”, que terminó por instaurar la creencia generalizada de que estábamos ante unos titanes de lo extremo con mucho futuro.

Atreyu lleva dando caña en escenarios de todo el mundo desde 1998 y cuenta con un gran número de seguidores en nuestro país, especialmente jóvenes, que no dudaron en acudir al concierto pese a tratarse de un lunes a las 22:00 de la noche. Comenzaron su show pisando fuerte con temas de sus anteriores trabajos como “Doomsday” o “Right Side”,  que consiguieron enganchar al público desde el principio. Acto seguido llegó el turno del corte que da nombre a su último trabajo, ‘Long Live’. En él, Marc McKnight, bajista de la banda, bajó a tocar junto al público para su deleite en un inmenso circle pit (no sería el último).

Toda la banda se mostró muy cercana al público desde el principio, acercándose en todo momento a sus fans y con su frontman Alex Varkatzas cediendo el micro en numerosas ocasiones a los afortunados que se encontraban en primera fila. Continuó su concierto con pistas como “When 2 Are 1” o “Bleeding” y, entre canción y canción, la formación aprovechó para homenajear a su pluriempleado batera Brandom Saller (que también hace las veces de vocalista en las partes más melódicas) en su cumpleaños.

Llegaba el turno de “Creature” y, en esta ocasión, fue el cantante quien bajo a la pista para cantar junto a un público que no paraba de hacerse fotos con él. Bonito detalle el del frontman, que aprovechó también para acercarse a la mesa de sonido y felicitar al equipo técnico por su trabajo.

Se acercaba el fin de la velada cuando comenzaron a sonar los primeros acordes del cover de la conocida canción de Bon Jovi, “You Give Love a Bad Name” en la que el público no paro de saltar y cantar. Sin duda la agrupación ha sabido darle su toque personal haciendo una versión más que aceptable del conocido hit. El cierre llegó con un genial “Lip Gross”, quedándonos con ganas de más tras un gran concierto.

Nos quedamos con una de las frases de Alex: “Habrá bandas mejores y habrá bandas con artistas más guapos, pero no hay ninguna banda que se lo pase mejor tocando”. Sin duda, demuestran esa filosofía en cada concierto, dando caña sin perder nunca la sonrisa, y saliendo a tocar como si cada vez fuera la última.

Crónica de Isa García/Jason Cenador de MariskalRock.com