Tres horas y cuarto y un elenco de variados artistas dentro de lo mejor del rock y el metal repartido en tres generaciones, ¿quién da más? ¡Por fin tenemos la gira con el concierto completo de AVANTASIA que Tobias Sammet nos prometió hace tres años en nuestro país! Temas de todos sus álbumes, con una especial preponderancia hacia los dos últimos y dejando algo de lado “The Metal Opera Part II”. Un show variado, a un coste razonable y que hace que cuando se vuelvan a encender las luces no parece que lleves casi doscientos minutos disfrutando de la mejor música en directo.
Antes de hablaros de los protagonistas y deciros que Michael Kiske nos erizó el vello corporal (que lo hizo, y es que ¡cómo canta!), voy a romper una lanza por aquellos “avantasians” más a la sombra, por aquellos que hacen que los nombres propios que están sobre las tablas luzcan aún más. Me refiero al señor Sascha Paeth, genial guitarrista, productor y arreglista, sin el cual este fenómeno no sería lo que hoy conocemos, pese al talento compositor de Sammet. También hablo de Amanda Somerville, sin parar de sonreír en ningún momento, moviendo su preciosa melena rubia constantemente y cantando como los ángeles, siendo una de las responsables de las múltiples armonías vocales con las que disfrutamos en discos europeos editados desde hace veinte años, profesora y coach vocal (eso que tan en boga está hoy día gracias a ciertos programas televisivos) de artistas de primerísima línea. O Miro Rodenberg, sentado tras sus teclados, aportando unos valiosísimos coros (porque señores, lo de los coros, segundas voces y armonías 100% en directo aquí en un concierto de AVANTASIA es de lujo), pareciendo que no, pero haciendo mucho para el espectáculo sea de una calidad mayúscula. Oliver Hartmann, tocando excepcionalmente la guitarra y aportando su particular y precisa voz, Y no me olvido de Herbie Langhans, haciendo coros junto a Amanda en la parte derecha del escenario, teniendo su momento de protagonismo en “Draconian Love”, que fue la gran sorpresa del repertorio.
Y ahora sí, hablamos de Tobias Sammet, altamente motivado, metido en su papel de mecenas pero dejando protagonismo a sus invitados. Incluso saliendo del escenario y no cantando todas las canciones, para que sean los demás quienes se luzcan, tomando también un merecido descanso. Se le ve feliz en cada momento, disfrutando de la participación junto a algunos de sus héroes de juventud, incluso cantando mucho mejor que años atrás, dosificándose y a la vez llegando a cada uno de los exigentes tonos que ciertas partes requieren. Un diez por él. Nunca le podremos estar los suficientemente agradecidos por tan buena música, tanto en formato disco como en directo.
Los invitados, todos maravillosos: Eric Martin con un chorro de voz intacto, poniendo esa nota tan particular suya de glamour rockero; me encanta Ronnie Atkins, con esa mezcla de macarrismo, heavy metal y a la vez cierto aire glam, recordando a un cruce entre Iggy Pop y David Bowie en su look; Jorn Lande, o cómo tener completamente controlado cada segundo que pasa desde que pisa un escenario, desgarrando su garganta, cantando como siempre; el señorío y la elegancia de un Bob Catley que se gana nuestras simpatías desde el primer segundo, dejándole las canciones más pomposas y dotándolas de su personalidad; y por supuesto, el gran Michael Kiske, al que no se le escapa ni una de las altísimas notas que sólo su prodigiosa capacidad cromática es capaz de conseguir, intacta con el paso de los años. Todos ellos conforman uno de los espectáculos más grandiosos que se pueden disfrutar dentro del mundo del rock y el metal, AVANTASIA.
Pese a que el concierto del sábado y el domingo fueron calcados en cuanto al repertorio y duración, sí hubo sutiles diferencias que paso a detallar: el sábado noté las guitarras algo bajas en volumen, hecho que se subsanó el domingo, donde toda la ecualización fue perfecta, disfrutando enormemente de los riffs y solos interpretados tanto por Oliver como por Sascha; el domingo noté a algunos miembros de la banda algo más cansados, hecho normal por llevar tres días seguidos de trabajo, y la perfección vocal no fue tan exquisita como el día anterior, sobre todo en el caso de Tobias (al que le costó calentar la voz y en la primera hora le escuché pasando apuros y exagerando el vibrato) y Catley, quien sufrió por sacar adelante algunas frases; también estuvieron más bromistas en la segunda noche madrileña, incluso el sábado noté a Paeth muy serio, mientras que el domingo estuvo sonriente, feliz y a la vez concentrado en llevar el peso musical de la banda.
Tras sonar a pleno volumen el clásico de AC/DC “You Shook Me All Night Long”, a las 20:00 se apagaban las luces al son de “Also Sprach Zarathustra” y arrancar con “Mystery of a Blood Red Rose”. ¿Dudas sobre la aceptación de este tema “diferente” por parte de la audiencia? Pues ninguna nada más escuchar a todos corear su melodía inicial como si no hubiera un mañana. Sammet lo tenía fácil, desde el primer momento con todo el público en sus manos, pero no bajó la intensidad un ápice y recordando las dos noches con todo vendido en Madrid, Michael Kiske desfilaría por la escalinata central deleitándonos con la primera pieza de power metal, “Ghostlights”.
Con “Invoke The Machine” sería Ronnie Atkins quien retumbaría en nuestros tímpanos gracias a su peculiar timbre de voz, mientras Herbie y Amanda subían a las plataformas laterales para hacer headbanging. Kiske retomaría la presencia apareciendo en el estribillo de “Unchain the Light”, clavando cada una de las altas notas que lo conforman, dejándonos alucinados.
Y llegaría la magia de manos del señor Bob Catley, con un precioso “A Restless Heart and Obisidian SKies” primero, sumada a “The Great Mystery” después. Dos alardes de composición inspirada ampulosidad y sentimiento.
Con “The Scarecrow” la ovación sería cerrada para nuestro vikingo favorito, Jorn Lande. Enorme como siempre y cantando con una pasión de la que también se nutriría “Lucifer”, inundada bajo los focos rojos.
“The Watchmakers Dream” fue el momento de lucimiento para el guitarrista Oliver Harmann, cantándola con pasión justo antes de darle unas clases sobre las posiciones de acordes a Tobias (esto es del domingo), cediendo el paso a Eric Martin para la preciosa “What’s Left Of Me” que la inició sentado en la escalinata central.
El primer mutis de Sammet llegaría con un sensacional “The Wicked Symphony” con Martin, Lande, Herbie, Oliver y Amanda quemando el escenario. “Draconian Love”, como decía arriba, fue toda una sorpresa, porque no me esperaba una reacción tan entusiasta por parte de un público que la hizo suya, cantándola puño en alto y participando de su estribillo mientras Langhans lucía su camaleónica voz, ahora en un registro ultra grave.
“Farewell”, presentada como un tema robado de la banda sonora de “Titanic”, fue la nota festiva, con ese color folclórico donde Tobias y Amanda fueron la pareja de baile perfecta para el vals que todos entonamos. “Stargazers” fue un pelotazo, con Kiske, Atkins, Lande y Harmann delitándonos con sus voces, mientras que “Shelter from the Rain”, sin desdeñar la velocidad, nos trajo de vuelta a nuestro querido Bob Catley, quien se quedaría para encandilarnos con “The Story Ain’t Over”.
Precedida de los vítores y el clamor ante el que Tobias nos pediría corroborar si “Ghostlights” era el mejor disco de metal de todos los tiempos (anécdota del domingo), caería la que considero es su mejor canción: “Let The Storm Descend Upon You”, ¡apoteósica! “Promised Land” sonó realmente bien, siendo el perfecto preludio para “Reach Out for The Light”, ¡increíble! Tras ella Sammet nos diría que hasta la llegada de Michael Kiske, los reyes y nobles se dedicaban a cortarle sus genitales a los cantantes para que pudieran tener la capacidad de éste, arrancando a renglón seguido con la fiesta que es “Avantasia”.
Eric Martin regresaría para presentar a su “toxic twin” Ronnie Atkins y juntos poner toda La Riviera patas arriba gracias a “Twisted Mind”, poniendo punto y seguido con la preciosa “Dying for an Angel”.
El único bis llegaría con el single “Lost in Space” y, finalizando por todo lo alto, mientras tobias presentaba a todos los músicos, el medley conformado por “Sign of the Cross” junto al estribillo de “The Seven Angels”, poniendo el perfecto fin de fiesta a más de tres horas mágicas.
Crónica de J. José Jiménez de RafaBasa.com