Quince es la cifra de lanzamientos oficiales de estudio que MEGADETH alcanzan con el presente “Dystopia” y siempre que la banda anuncia su entrada en el estudio de grabación, múltiples voces se alzan clamando por una vuelta a los orígenes thrash, rememorando su glorioso inicio representado por obras como “Peace Sells… But Who’s Buying?” o “Rust in Peace”.
El que firma no es muy amigo de etiquetas, máxime cuando una banda con esta trayectoria a definido un sonido propio, tan particular que ha influenciado a multitud de grupos posteriores y que hoy día sigue siendo referencia para muchos. Es por esto que no voy a emplear un ápice de tiempo en catalogarlo en función de las mismas. No obstante afirmo, sin duda alguna, que “Dystopia” es un disco 100% MEGADETH, alejado de su vertiente más melódica representada por álbumes como “Youthanasia”, “Cryptic Writings” o “Super Collider”, a favor de la más cañera. Lo situaría en un cruce de caminos entre “United Abominations”, “Endgame” y “Countdown to Extinction”, en cuanto a sonido, estilo y tempo medio esgrimido en casi la totalidad de los temas que contiene, con referencias a “Rust in Peace” en las partes más agresivas, rápidas y enrevesadas a nivel de composición.
Producido por Dave Mustaine y Toby Wright en los Lattitude South Studios de Tennessee, “Dystopia” recupera ese sonido caracterizado por potenciar las frecuencias medias y graves, que particularmente me encanta y realza la capacidad musical de MEGADETH, tan característico del maravilloso “Countdown to Extinction”, emulando de cierta manera el trabajo de Max Norman para aquel, aunque llevándolo al terreno actual en cuanto a capacidad y avance técnico.
La inclusión de dos nuevos miembros, probablemente ha tenido que ver, y mucho, en todo lo que finalmente “Dystopia” es. Y, con mis debidos respetos hacia Shawn Drover y Chris Broderick, me atrevo a decir que el resultado es muy superior al que hubiera sido si éstos lo hubieran grabado. Pues no son malos músicos en absoluto (no hubieran estado en MEGADETH si ese fuera el caso), pero tras varios discos, ninguno de ellos consiguió dar su impronta, dejar destellos de personalidad que en otros proyectos tanto anteriores como posteriores sí han plasmado. Sin embargo, el trabajo de Chris Adler – rubricando unas baterías magníficas- y sobre todo Kiko Loureiro a las guitarras, han elevado el álbum a otro nivel. ¡Por fin volvemos a tener esas guitarras exóticas y con un punto de técnica excelso que tan bien le sientan a las composiciones de Mustaine! Y es que lo del brasileño, aquí al igual que en todo lo que ha grabado durante su dilatada carrera, es de otro planeta.
David Ellefson sigue siendo el bajista ideal, fiel compañero de –casi- todas las aventuras de su tocayo (y es que en los discos donde “Junior” no estaba en la banda, siempre faltaba ese “algo”), conjugando su labor ahora junto a la de Adler y configurando una sección rítmica ideal, sólida. Mustaine ha recuperado ese gusto por los riffs enrevesados, por volver a componer fuera de la fórmula intro-estrofa-puente-estribillo y aportarnos, de vez en cuando, algo más, regalándonos pasajes que hacía años echábamos en falta. Su voz, al menos en estudio, parece haber perdido ese deje ronco que desde hace tiempo le caracteriza en directo. Me imagino que el esfuerzo, dentro de la pecera del estudio, ha debido ser descomunal por recuperar ese timbre. La lírica aporta, como siempre, esa particular visión del mundo tan suya. A veces más acertado, otras menos, pero siempre genio y figura, sin renunciar a sus principios y creencias, sobre todo a nivel político, donde siempre ha tenido mucho que decir.
Cantos provenientes de Oriente Medio nos introducen al disco y a “The Threat is Real”, un trallazo que lo tiene todo: velocidad, agresividad, unos riffs de infarto marca de la casa y la primera oportunidad de disfrutar de un Loureiro enorme, haciendo lo que mejor sabe hacer. Es el tema idóneo para abrir el disco y – ¿por qué no?- los conciertos de la gira venidera. “Dystopia”, canción que bautiza el álbum, es una obra maestra en sí misma que encierra todos esos elementos que todo fan de MEGADETH busca en su música: desde una melodía potente, dinamismo en su base, la característica voz de Mustaine y esa forma de encarar estrofas y estribillos (el de ésta es simple pero tremendamente efectivo). Atentos al trabajo de filling que hace Kiko rellenando cada recoveco con su maestría en los solos. La sección final, donde cambia el ritmo es de infarto, recordando en cierta manera a “Hangar 18” y ese simpar duelo de solos. “Fatal Illusion” comienza machacando las cuerdas graves de guitarras y bajo y tan un breve solo de Ellefson, se marca el que será el riff principal, acelerando el tempo en estrofas y aún más después de las dos primeras, en un break de guitarra que me recuerda al de la canción “Killing is my Business… And Business is Good!”, terminando por todo lo alto, sin parar de crecer ajena a esquemas, sin estribillo y con un brutal “Evil never dies, never dies!” de Mustaine como colofón.
No hay respiro gracias a “Death From Within”, brutal, donde Adler hace un trabajo excelente dando rienda suelta a su técnica del doble bombo y el que quizás sea el mejor trabajo solista de Dave en toda la obra. “Bullet to the Brain” comienza con un arpegio acústico secundado por la caja en plan marcial, seguido por un riff denso, de esos en los que púa y digitación van a semicorcheas a medio tempo de batería y unas melodías por debajo marcando el dibujo en agudo, estribillo pegadizo y una sección intermedia de solos que, salvando las distancias, me ha recordado de lejos a la que habitualmente degustábamos en los inicios de Mercyful Fate.
“Post American World” es brutal, tanto a nivel musical como lírico. Continúa con esa atmósfera densa, aderezada por un riff del estilo al de “1.000 Times Goddbye”. El estribillo es tan atípico como brillante (de mis favoritos en este disco, estad muy atentos al dibujo de guitara con chorus) y la sección después del segundo de ellos, donde acústicas y distorsión se aúnan, tras el que llegará el solo doblado a terceras que resolverá Kiko, es de esos momentos en los que uno se acuerda del porqué ama esta música. No acaban aquí las genialidades, y es que “Poisonous Shadows” es aún más oscura, con ciertos toques arabescos y unas orquestaciones que no destacan pero arropan, incluyendo unos suspiros femeninos puntualmente incluidos entre algunas secciones, una progresión brillante, solos de infarto y un final donde Kiko al piano y Dave susurrando dan una dimensión aún más grande al tema.
Una preciosa sección acústica, tocada sin púa y con el micrófono de ambiente recogiendo el sonido de los dedos cambiando de trastes sirve para llevarnos hacia el tema instrumental “Conquer or Die!”. Más tarde se tornará en una canción muy MEGADETH, de corta duración, donde Kiko se luce. ¡Y cómo se luce el amigo, punteando de principio a fin mientras sus compañeros llevan el peso rítmico de la canción! Como dato curioso, podemos escuchar el sonido de unas castañuelas en algunos segmentos (que nadie se asuste, que no desentona lo más mínimo). Y seguimos con otro trallazo, porque la intensidad y atmósfera creadas por los tres últimos temas se rompe con la velocidad del brutal “Lying in State”, un puñetazo sonoro, metal de vieja escuela con el sello tan particular de Mustaine. “The Emperor” es, en contraste, el tema más melódico del álbum, que bien podría haber encajado en “Super Collider” o “The System has Failed”, con un estribillo curioso donde se narra el famoso cuento del emperador y su traje nuevo hecho con supuesta tela invisible para los ineptos. Como colofón, tenemos “Foreign Policy”, la versión del grupo punk Fear, llevada, como es el caso de todos los covers que han hecho hasta la fecha, a su terreno pero respetando fielmente la original.
¿Es éste, en definitiva, el mejor álbum de MEGADETH en años? Para todos aquellos que no terminaban de encajarles dentro de su vertiente más melódica y, pese a la disparidad de criterios y opiniones de cada persona, creo que a un nivel global bien se podría afirmar que sí. Para muchos, puede que incluso lo vean como lo mejor desde “Youthanasia”. Tiene además la virtud de durar poco más de cuarenta y seis minutos, pero no hacerse corto, pues aquí hay música para dar y tomar, aderezada por ese barroquismo al que hace años parecía haber renunciado Mustaine. No es una continuación de “Rust in Peace”, pero sí bebe de aquel en cuanto a influencias, igual que su sonido se asemeja más al de “Countdown to Extinction” y aporta, aquellos matices que vimos en “United Abominations” y “Endgame” pero que no terminaron de despegar, algo en lo que estoy convencido Adler y Loureiro (que lo repito, está brillante, espero que dure muchos años en la banda) han tenido mucho que ver de cara a dar forma a un “Dystopia” sobresaliente a todos los niveles.
Tracklist:
- Death From Within
- Fatal Illusion
- Conquer… Or Die!
- Lying In State
- Me Hate You
- The Emperor’s New Clothes
- Dystopia
- Bullet To The Brain
- Last Dying Wish
- Post American World
- Look Who’s Talking
- The Threat Is Real
- Poisonous Shadows
- Melt The Ice Away (versión de BUDGIE)
- Foreign Policy (versión de FEAR)
Crítica de J. José Jiménez de RafaBasa.com