Después de ver a Ghost varias veces en festivales, por fin teníamos la oportunidad de hacerlo en una sala, como cabezas de cartel y sin restricciones de tiempo. Hay que decir que la experiencia fue muy positiva y la banda presentó sus credenciales para seguir escalando posiciones y asaltar cotas mayores. Sin llegar al lleno, La Riviera presentó una excelente entrada, para ser, además, un miércoles laborable.
Crónica de José Luis Martín de MariskalRock.com
Para abrir boca, se hicieron acompañar de sus paisanos Dead Soul, un curioso trío que practica un estilo difícil de digerir, entre el doom electrónico, el metal industrial y el blues rock, que nos dejó bastante fríos. Sin batería ni bajo, con muchas bases grabadas, llevan también dos teclados casi circunstanciales, que apenas utilizan. Sobre el escenario, Anders Landelius y Niels Nielsen (multiinstrumentista y productor del anterior disco de Ghost), quienes se apoyaron en un segundo guitarrista para ofrecernos su universo musical que nos podía llevar a Nine Inch Nails o a Johnny Cash en temas como “The Fool” o “In Between”. Lamentablemente, resultaron un tanto alejados de nuestros gustos.
Faltaban cuatro minutos para las diez cuando la inquietante música de “Masked ball”, que compuso Jocelyn Pook y que Kubrick popularizó en su película ‘Eyes Wide Shut’, sonaba por los altavoces. Los enmascarados Nameless Ghouls fueron ocupando sus posiciones hasta que apareció su vocalista, el Papa Emeritus III, con la vestimenta característica del sumo pontífice.
“Spirit” dio comienzo a la ceremonia, para seguir “From The Pinnacle To The Pit”, canción con una marcada entrada de bajo; los dos primeros cortes de su nuevo trabajo ‘Meliora’.
Curiosamente, dos de los grandes éxitos de la formación como “Ritual” y “Con Clavi Con Dio”, de su álbum debut ‘Opus Eponymous’, ocupaban la primera parte del set, con una excitada respuesta del público que cantaba las letras de principio a fin.
Los coros de “Per Aspera Ad Inferi”, nos llevaron a su disco ‘Infestissuman’, quizás el menos brillante de los tres hasta la fecha, aunque con temas muy respetables como “Body And Blood”.
Volvían a repasar sus nuevas composiciones con la instrumental “Devil Church”, donde los teclados imitaban el órgano de una iglesia, para continuar con un sonido más doom en “Cirice”, primer single con una parte central más pausada y melódica.
A pesar de contar con un gran telón de fondo, que imitaba una enorme vidriera; el cambio de ropajes del Papa Emeritus III, por el de un crooner americano de los años 30 a mitad del concierto; la aparición de dos monjas que dieron la comunión a las primeras filas (con un cáliz de vino y la hostia sagrada); y el uso del Botafumeiro, todavía tienen margen de mejora en cuanto a la pirotecnia, elemento que daría una mayor espectacularidad a su show y que seguro que incorporarán más adelante.
El estribillo de “Year Zero”, nombrando a todos los personajes diabólicos como “Belial, Behemoth, Beelzebub, Asmodeus, Satanas, Lucifer”, es realmente escalofriante, consiguiendo una atmósfera realmente tenebrosa que encandila a los seguidores de la formación. Una pequeña sonata enlatada como “Spöksonat” daba paso a una gran balada como “He Is”, que tiene trazos para convertirse en un gran clásico. En ella, las voces, coros y melodías dieron un gran empaque a la canción. Con “Absolution” volvían los sonidos más rotundos y los riffs más poderosos, como con “Mummy Dust”, donde la batería juega un papel importante desde el inicio hasta el final.
El inquietante sonido del piano nos introducía en un pausado “Ghuleh/Zombie Queen”, con un crescendo lleno de fuerza y vigor, para despedirse momentáneamente con “If You Have Ghosts”, una versión de Roky Erickson. Este tema de corte pop resultó bastante prescindible, sobre todo después de dejarse fuera cortes como “Secular Haze”, entre otros.
El tema que cierra ‘Infestissuman’, “Monstrance Clock”, servió para hacer lo mismo con esta magnífica actuación, de una banda que crece en popularidad y seguidores con cada álbum y de la que nos esperan más alegrías en un futuro no muy lejano.
Crónica de José Luis Martín de MariskalRock.com