Una nueva gira mundial de Blind Guardian es un motivo de festejo para el mundo del metal en general y para su horda de fieles seguidores en particular. No es para menos, sin duda, y más si se dedican por el globo a hacer lo que acaban de realizar en Madrid, con una entrada más que considerable, a pesar de ser domingo.
Crónica de Javier Pérez de MariskalRock.com
Puntuales como clavos, bonita costumbre que desde hace ya un tiempo hacia acá hemos cogido en la piel de toro, Orphaned Land tomaban las tablas con calma, como son ellos: tranquilos. Los israelíes supieron copar sus cuarenta y cinco minutos con ese metal progresivo, folclórico y de raíces que más allá de que te gusten o no, hay que reconocer que les queda valentón. Correctos y entretenidos.
No eran ni las veintiuna horas, cuando arranca la intro y Blind Guardian fue tomando el escenario para emprender el viaje con “The Ninth Wave”, de la misma forma que lo hacen en su último trabajo de estudio ‘Beyond The Red Mirror’. La gente está expectante, paladeando la jugada, admirando la grandilocuencia del combo.
Siempre he pensado que a Blind Guardian un escenario repleto de telones, figuras, rampas y demás parafernalia a la antigua usanza le sentaría como anillo al dedo, pero resulta que no les va el asunto, y a pesar de sus más y sus menos, en esta faceta han sido siempre relativamente escuetos salvo contadas excepciones. No es menos cierto que una gira de salas, por grandes que sean, no da para albergar tanta instalación.
De esta forma montan la retaguardia con la base rítmica, y en el frente de batalla se sitúan las guitarras de André Olbrich y Marcus Siepen, junto al maestro de ceremonias Hans Kürsch, que si bien no es Sebastián Bach, como frontman ha ganado muchos enteros desde que colgara el bajo y se dedicara exclusivamente al cante. Su voz, ahí sí, la tiene tan tajante como es habitual. De fondo colocan una estructura metálica donde se aloja el fastuoso juego de luces y dos antorchas de aire que harán acto de presencia en los momentos más gloriosos de la velada.
“Banish From Sanctuary” viene tras el saludo de Hansi, y si la respuesta del respetable en la primera bala había sido interesada, aquí se desbocan. La demencia llega con una esbelta ‘Nightfall’ donde el alumbrado se vuelve rojo y la gente loca. Otra vez se dirigen a nosotros para contarnos que “cuando vienen a Madrid tienen muy altas expectativas” ; ovación al canto. Y si después desenganchan que “el show está siendo grabado”, la insania acaba con un “oeoeoé” muy de estos lares.
“Fly” hace de puente hacia “Tanelorn (Into The Void)”, donde las luces blanquecinas se disparan al ritmo del tema y con un Hansi que con las entrañas en la mano vocifera un sentido “de puta madre Madrid”. “Propehecies” nos devuelve a su nuevo plástico, bajando el ritmo, para volver a recuperar el pulso con “The Last Candle”. Coyuntura para un mini set acústico que nos arrastra hacia una vieja taberna del medievo para encarar “Miracle Machine” y “Lord Of The Rings”. Heroico. Vuelve la energía eléctrica enfilando el último trayecto con “Time What Is Time”, aquel viejo clásico del ‘Somewhere Far Beyond’, y una gloriosa “Imaginations From The Other Side”, con la masa desgañitándose en los coros.
El primer encore lo cubre “Into The Storm”; rápida, eficaz. Prosiguen con otra de las frescas, “Twilight Of The Gods”, de lo mejor del LP, y se vuelven a largar por todo lo alto con “Valhalla”. Aún hay un segundo bis, donde “Wheel Of Time” me da que la colocan mal a pesar de ser feroz, “The Bard´s Song (In THe Forest)” hace saltar lágrimas, “Majesty” a petición popular desborda el anhelo, y “Mirror Mirror” clausura a lo monumental. Más de dos horas de derroche de ingenio.
Si el trono del metal europeo está libre, sus majestades Blind Guardian lo reclaman. Larga vida al Rey.
Crónica de Javier Pérez de MariskalRock.com