Se trata de una de las salas de conciertos más famosas ya no solo de la capital, sino de toda España. En los viejos tiempos tuvo un aforo de hasta 2.500 personas que sus responsables ya tuvieron que recortar en su día por obligación impuesta, forzándoseles además a acometer reformas. Hasta ahí todo bien, puesto que la sala se quedó en unas 2.000 personas, de manera que nos olvidamos de los contraproducentes agobios que, en circunstancias excepcionales, pueden dar lugar a tragedias como la del Madrid Arena. Lo que resulta incomprensible es que ahora la Comunidad de Madrid y la Junta de Distrito de Arganzuela reduzcan el aforo en otras 600 personas. Parece que el PP madrileño no teme que este tipo de impopulares medidas pueda pasarle factura en las próximas elecciones…
La primera consecuencia de esta decisión es la suspensión, por exceso de aforo, de un festival con Niños Mutantes, We Are Standard y Standstill entre otros que se iba a celebrar este fin de semana.