Mientras ellos mantengan la ilusión por seguir creando, mientras el público les siga apoyando incondicionalmente, ésta no acabará, dando éxitos y fracasos, pero al fin y al cabo, continuando y emocionando a todo aquel capaz de aceptar que la vida sigue y que toda persona en su carrera debe (y recalco debe) evolucionar.
Crónica de Selene Segara de The Metal Circus
Toda carrera de todo artista está llena tanto de éxitos como fracasos, lo que no deja de ser una definición real de la vida laboral de cualquier persona (si nos centramos en el aspecto profesional, aunque aplicable a cualquiera). Sin embargo, en ocasiones parece que determinados artistas quedan anclados en otra frase cliché: “Toda vida pasada fue mejor”. ¿Se debe a que en los seguidores del Rock duro y Heavy ha crecido el escepticismo o simplemente por una lotería? Sea cual sea la respuesta, las cerca de 1700 personas que se congregaron en la Riviera en Madrid prácticamente derrumbaron los cimientos de la Sala disfrutando de una banda que se reinventa, sin anclarse precisamente en su pasado: Europe.
La tarde-noche daba comienzo con sabor madrileño, de la mano de Jorge Salán, que lejos de amilanarse nos ofreció un show cargado de sorpresas haciendo no sólo su labor si no metiéndose al personal en el bolsillo. Acompañado por Eduardo Brenes a la batería y por Danny Growl al bajo (sustituido posteriormente por Luisma Hernández, actual bajista de Santelmo) ofreció tanto temas nuevos como “No podrás parar el Rock” o “Tocar el Cielo”, covers cargadas de admiración: “Crazy Train” (de Ozzy Osbourne y Randy Rhoads) y “Over the Hills and Far Away” (Gary Moore), así como “Crazy World” coescrita junto a otro grande como Jeff Scott Soto.
Con algún que otro pequeño revés en su voz, Jorge Salán se mostró no solo atento con el público si no cercano, así como ambos bajistas (Luisma y Danny) dándole al show dinamismo y ciertas cargas de electricidad que convencieron al respetable.
Pasadas levemente las nueve de la noche, el escenario comenzó a llenarse de humo, levantando los primeros gritos histéricos de la noche. Todos anhelaban volver a disfrutar de los suecos Europe, pese al escaso tiempo transcurrido desde su última actuación en la península junto a Deff Leppard y Whitesnake. No había término medio, o bien el publico madrileño les abandonaba o bien, como ocurrió, se rendían de nuevo frente Joey Tempest y los suyos.
Y ya que hablamos de clichés, hay otro que en esta ocasión obtuvo aún mayor significado: la calma que anuncia la tempestad. Y es que una vez se desvaneció el humo y la intro se fue perdiendo entre los gritos, no dieron tiempo a prepararse, puesto que “Riches to Rags” daba comienzo. Con ella, los suecos mostraron sus cartas: movimiento y más movimiento. Su frontman Joey Tempest no daba respiro, obsequiándonos con sus movimientos más característicos (girar el pie de micrófono cual molinillo de viento, posar ante todos, acercarse al público), mientras John Norum (guitarra) y John Leven (bajo) permanecían en un segundo plano cobrando protagonismo a medida que el concierto avanzaba.
Sin parafernalia añadida en su show y acompañados de un escenario un tanto simple (con unicamente dos plataformas que sostenía su nombre dividido en dos) los siguientes temas en caer fueron “Firefox” (también del album Bag your Bones al igual que la anterior) acompañada de “Superstitious” (Out of this World) donde Joey nos recordó en un casi perfecto español que era la cuarta vez que tocaban en La Riviera, acordándose de las palmeras que “decoran” el medio de la sala.
Por lo que nos comentaban los agentes de seguridad de la sala, el equipo de sonido de La Riviera había sido mejorado recientemente, y ello se notó, ya que presenciamos un concierto con un sonido claro y limpio. Por supuesto gracias también al técnico de sonido que supo realizar a la perfección su labor.
Volviendo al variado setlist que nos ofrecieron, cayeron “Scream of Anger” (Wings of Tomorrow), “Girl from Lebanon” (Prisioners in Paradise). No menos importante en la formación, son las manos de Mic Michaeli, cuya intro en “No Stone Unterned” levantó más de un suspiro y “New Love in Town” (ambas del disco Last Look at Eden).
Se cumplen treinta años desde la publicación de su álbum “Wings of Tomorrow”, por lo que volvió haber otro guiño de la mano de “Stormwind” y “Wasted Time“, ambas recibidas con entusiasmo por el público que se dejaba tanto la voz como las palmas de sus manos apoyando a los suecos, momento aprovechado por Joey y ambos John para involucrarse todavía más, llegando a ofrecer el micrófono del primero al público más cercano para “oír” a su público.
Presentando con un simple “esta es una canción con pelotas”, ”Demon Head” fue la encargada de volver al año 2012 y a su última publicación “Bag of Bones” bien recibida pero eclipsada por “Carrie” (The Final Countdown), momento emotivo de la noche con el respetable como protagonista y su capella. Momento que se esfumó al volver a la carga con Love is not the Enemy (Secret Society) y con el solo de batería a manos de Ian Haugland, poniendo el ritmo a la “Obertura Guillermo Tell” de Rossini.
Para la parte final del show dejaron “Let the Good Times Rock” (Secret Society), “The Beast” (Last Look at Eden), “Dance the Night Away” (Wigns of Tomorrow), para dar paso a la locura en la sala con “Rock the Night” utilizando el famoso recorte de “Seven nation Army” de White Stripes.
Como decía anteriormente, toda carrera tiene sus altibajos, pero debemos recordar, que los altos de Europe son mega hits que todos hemos oído hasta la saciedad en algunas ocasiones, si bien es cierto, que muchos no recuerdan sus títulos. Por lo que no sorprende que ellos, plenos conocedores de la situación, los utilicen en la ubicación exacta del setlist para crear ansia viva a su público.
Tras un merecido descanso, no son de piedra y su entrega pasa factura, “Last Look at Eden” abría la veda para cerrar con “The Final Countdown“, su creación más famosa y que pone siempre patas arriba el recinto que tenga el honor de recibirlos.
Pese a que La Riviera se involucró a más no poder y pidió más (momento grabado por Joey Tempest) no hubo más canciones pese a que el horario lo permitía. Una lástima, ya que habría supuesto el broche de oro a una actuación memorable por parte de los suecos.
Pese a que muchos admiten que la banda ya no tiene mucho más que ofrecer, alegando que todo lo memorable ya fue compuesto, Europe no es una banda que preste atención a esos comentarios. Más bien los ignoran y siguen apostando por una carrera que no ha terminado y por la que apuestan fervientemente. ¿Qué más se puede pedir de un grupo? Mientras ellos mantengan la ilusión por seguir creando, mientras el público les siga apoyando incondicionalmente, ésta no acabará, dando éxitos y fracasos, pero al fin y al cabo, continuando y emocionando a todo aquel capaz de aceptar que la vida sigue y que toda persona en su carrera debe (y recalco debe) evolucionar.
Crónica de Selene Segara de The Metal Circus