No es fácil en los tiempos que corren vender todo el papel de una sala del tamaño de La Riviera y el tanto se lo apuntó el cuarteto de Orlando, en pleno estado de forma tras el lanzamiento de su cuarto, sólo cuarto, álbum. ‘Fortress’ es quizá su disco más fornido y con él han logrado una respuesta magnífica en la capital del Estado, un hito en su historial de visitas al que, suponemos, aún le quedan muchas páginas que sumar.
Parte importante de la culpa de este éxito que también incluyó un cambio de sala para ampliar aforo meses antes de su celebración, algo que también se repitió en Barcelona, la tuvo probablemente la participación de los también estadounidenses Halestorm como teloneros de auténtica excepción.
Crónica de Jason Cenador de MariscalRock.com
Es de alabar la valentía y la consideración de Mark Tremonti y los suyos a la hora de contar con semejante grupazo para ponerles el listón por las nubes a lo largo de toda su gira europea, y es que el fenomenal conjunto de hard rock capitaneado por la genial vocalista y guitarrista Lzzy Hale no tardará mucho en encabezar sus propios shows ante grandes aforos en el viejo continente. Por lo pronto, tienen confirmada una gira europea en abril que de momento no pasa por España. Alguien debería tomar nota del fervor del público ante sus canciones y atreverse a traerlos aprovechando la ocasión. No les iría nada mal.
Los de Pensilvania subieron a escena como un torbellino y se tornaron huracán desde el primer instante con una sensacional “Love Bites (So Do I)”, tan contundente como se esperaba. Temazos como “Mz. Hyde”, “Freak Like Me”, “Rock Show” de su deslumbrante último plástico de temas propios, ‘The Strange Case Of…’, se entrelazaron con otros pretéritos como “Familiar Taste of Poison” o “I Get Off”. También se coló una versión del “Dissident Agressor” de Judas Priest incluida en su último EP de covers, ‘Reanimate 2.0.’. Mención aparte merece la escalofriante balada “Break In”, de la que solo pudimos escuchar (qué lástima) su primera mitad, con Lzzy abarcando todo el protagonismo a la voz y al piano. La vocalista, anonadada por la respuesta del personal, sabe cantar con dulzura cuando toca, pero es, ante todo, un animal de escenario con una garganta prodigiosa y una puesta en escena tan descarada como efectiva que hace de ella una show-woman casi insuperable. Su hermano, el batería Arejay Hale, tampoco se queda corto, y además de una pegada brutal se marca un show espectacular de principio a fin, saltando desde su asiento hasta tocar los platos con los pies, lanzando las baquetas varios metros y retomándolas… Con su solo y sobre todo con ese afán por ofrecer algo más, que a veces incluso sacrificaba la precisión en la ejecución, se metió de a un entusiasta público en el bolsillo. El colofón al concierto de Halestorm lo pusieron las fantásticas y adictivas “Here’s To Us” y “I Miss the Missery”. ¡Ojalá no tengamos que echarlos mucho de menos!
La expectación y la concurrencia crecía más y más instantes antes de que la música de AC/DC a todo volumen augurase el inminente arranque de Alter Bridge, una banda que parece no tener techo y quién sabe si esta es la última ocasión, al menos en años, que podemos degustarla en una sala. Cuando la repercusión es tan incontestable puede ser el preludio del salto a los pabellones u otra clase de recintos de mayor capacidad por parte de un conjunto tenaz, efectivo y sobrado de calidad que tiene en Europa un reducto de éxito que no hace sino medrar exponencialmente.
No se anduvieron con chiquitas los de Florida, tres de cuyos miembros ya han saboreado con creces las mieles del éxito en su andadura con Creed (estos más populares al otro lado del charco), y de buenas a primeras cogieron el toro por los cuernos interpretando el tema estrella de su última obra de estudio, “Addicted to Pain”. De cero a cien en cuestión de segundos, la sala ya era un hervidero cuando prosiguieron con cortes repartidos entre su aún no demasiado extensa producción discográfica como “White Knuckles”, “Come to Life”, “Before Tomorrow Comes”, “Cry of Achilles”, “Ghost of Days Gone By”, “The Uninvited”, “Ties That Bind”, “Waters Rising” o “Broken Wings”, esta última de fábula. Aunque el sonido era mejorable, no fue del todo malo y pudimos percibir con nitidez las enormes aptitudes de Mark Tremonti a la guitarra, con una interpretación solida y sin fisuras aunque, como el resto de sus compañeros, lejos del dinamismo de sus predecesores sobre las tablas. Cuestión de estilos, supongo. También estuvo muy en su sitio el bueno de Myles Kennedy en lo que a ejecución a las seis cuerdas respecta, aunque lo que verdaderamente impresiona es su inalterable y espectacular chorro de voz, que dota a los temas de una personalidad y una fuerza incombustibles. Sin lugar a dudas, estamos ante una de las voces del momento.
“Metalingus” y “Blackbird” fueron la antesala de uno de los momentos más emotivos de la noche, en el que Lzzy Hale, de Halestorm, subió para acompañar a Kennedy cuando ya había arrancado, acústica en mano, la magnífica balada “Watch Over You”. Puro talento. “Farther Than the Sun” nos trajo de vuelta a su último plástico para que a renglón seguido las más de dos mil personas presenten vibraran de lo lindo con “Isolation” y, sobre todo, con “Open Your Eyes”, una de las cotas álgidas del show. Los bises fueron para “Calm the Fire” y “Rise Today”, con la que se despidió una banda musicalmente muy consistente a la que, tal vez, le falta algo de nervio a la hora de postrarse frente a los suyos. En cualquier caso, tanto sus fans como los de la banda que completaba esta cita para el recuerdo quedaron muy contentos.
Crónica de Jason Cenador de MariscalRock.com