En el año 2012 estos alemanes cumplieron la friolera de 30 años de carrera musical y, lejos de amilanarse, ya estaban en marcha preparando lo que ahora nos regalan que no es otra cosa que otro martillazo de thrash metal sin concesión alguna.
En 1982 se fundaron y dos años después publicaron aquel EP titulado “In the sign of evil” con Tom Angelripper (bajo y vocalista), Grave Violator (guitarra) y el batería Witchhunter (fallecido en el año 2008). De aquella formación original solamente Tom Angelripper se ha mantenido a lo largo de estas tres décadas y, lógicamente, hoy es el alma de SODOM.
Puntuación: 8
Crítica de Marcel·lí Dreamevil de Metal Symphony
Volviendo a la actualidad, tres años después de aquel “In war and pieces” (2010), (no vamos a incluir el recopilatorio “30 years sodomized” del año pasado), nos llega esta nueva apuesta discográfica que, como digo, sigue al hilo de lo único que saben hacer este clásico trio de thrash metal que, recordemos, podrían ir perfectamente cogidos de la mano con leyendas como KREATOR, DESTRUCTION o TANKARD.
SODOM ya ha demostrado hace años que no gustan de experimentar con su sonido así que se dedican a parir trallazos, uno tras otro, para que sus fans no puedan dejar de descalabrarse las cervicales.
He de decir que uno de los temas que más me ha sorprendido ha sido “My final bullet”, que abre el disco y que sin dejar de ser un trallazo en toda regla, incorpora un elemento musical que, aunque suene raro, me rememora alguno de los pasajes más clásicos del power alemán, sobretodo en cuanto al solo se refiere. La mezcla dota al tema de mucha personalidad y, en un primer momento, hace prever algún tipo de cambio en el sonido SODOM.
Pasada esta ligerísima duda, todo lo que viene después nos devuelve el clasicismo más duro de SODOM. Prueba de ello son temas como “S.O.D.O.M”, “Epitome of Torture”, “Shoot Today Kill Tomorrow” o la casi death metalera “Stigmatized”.
Por suerte, para los amantes de los medios tiempos de SODOM como yo, la banda nos regala temas como “Tracing the victim” o “Cannibal” donde Angelripper se entretiene un poco más en desgarrar su voz transmitiendo así mayor fiereza y crueldad al propio sonido de la banda y permitiendo, a su vez, que su guitarrista pueda explayarse un poco más en cuanto al trabajo de solos y melodías. En la misma línea destaco la aproximada “balada” “Into the skies of war”, que diría que es la pieza más suave del disco, o “Invokating the demons”, que, sin lugar a dudas, es uno de mis temas favoritos ya que combina esos medios tiempos con pasajes de puro speed entremezclados con un estribillo que podríamos llegar a calificar de “melódico.
Quiero dejar claro, eso sí, que en todo momento estamos hablando de SODOM y eso significa hablar de ira, rabia, adrenalina, rudeza y crudeza. Por ello, cuando me refiero a sus temas más “melódicos” o “suaves”, cabe enmarcarlos que lo que ello puede significar en medio de los calificativos que acabo de referir. Por tanto, que nadie tema, cuando SODOM bajan un poco el pie del acelerador simplemente es para poder transmitir con mayor contundencia y mala leche lo que tienen que decir.
Como conclusión, decir que la banda suena realmente fresca y compacta gracias, entre otras cosas, a que ya llevan unos cuantos años juntos. Así, tenemos al resolutivo guitarrista Bernemann que lleva acompañando a Tom desde 1997 y al batería Markus Freiwald haciendo lo propio desde 2010. Nuevamente, han sabido reproducir lo que este nuevo milenio ha supuesto para SODOM que no es otra cosa que el volver a las raíces de su sonido más clásico coincidiendo con el nuevo resurgir del thrash metal.
Tracklist:
1. My Final Bullet
2. S.O.D.O.M.
3. Epitome Of Torture
4. Stigmatized
5. Cannibal
6. Shoot Today – Kill Tomorrow
7. Invocating The Demons
8. Katjuscha
9. Into The Skies Of War
10. Tracing The Victim
11. Waterboarding
12. Splitting The Atom
Crítica de Marcel·lí Dreamevil de Metal Symphony