La noche del pasado 27 de Septiembre en Madrid auguraba tormenta y lluvia y no solo de agua y frío, sino también de espadas. Y es que teníamos cita con aquellos que la portan, los fineses ENSIFERUM, que venían dispuestos a liarla en la gira de presentación de su nuevo disco “Unsung Heroes” en compañía de PROFANE OMEN y de AMORAL, sustitutos tras la baja de METSATÖLL.
Así pues las nubes ya amenzaban todo Madrid para cuando una nutrida cola de seguidores se acumulaba a la entrada a eso de las 19:00 horas, a la espera de que media hora más tarde abrieran las puertas y pudieran tomar posiciones de batalla.
Crónica de Dany Velasco de MetalCry.com
Finalmente, a eso de las 20:00 horas harían aparición PROFANE OMEN, también fineses pero enmarcados dentro de un estilo que bien podríamos definir como de groove metal con tintes tanto heavies como actitud más punk y desenfadada.
De esta forma la banda liderada por las desgarradas voces de Jules Näveri salía a las tablas de la Sala Caracol dispuesta a darlo todo y a recibir el calor del público, que ya se agolpaba en las primeras filas de la sala para disfrutar de este concierto y a la espera de que llegaran los protagonistas de la noche más tarde.
PROFANE OMEN comenzaron su actuación con “Base” de su trabajo de 2009, pero pronto nos presentaron su trabajo más reciente, “Destroy!”, a través del tema “Wastehead” con el que empezaron a conectar con el público y, a pesar de no contar con un gran sonido a las voces, demostrar que nos ofrecerían un concierto frenético e imparable. Toda la banda al completo, incluyendo la imborrable sonrisa e inquietud de su batería Samuli Mikkonen, no paró ni un solo momento de moverse y de dar un concierto realmente ácido y descarado que seguiría a través de cortes como “Left to Disintegrate”, “A force to be Reckoned” o “Disconnected”, título además de su EP de 2007. Sin duda su larga experiencia ya como banda, que data de 2000 a pesar del poco conocimiento que se pueda tener de ella en nuestro país, quedó ampliamente demostrada a través de un concierto que tuvo momentos realmente apoteósicos, donde la gente colaboró con el grupo y en el que temas como “Bound To Strive” o “Painbox” picaron la curiosidad de muchos de los asistentes a la sala y divirtieron de lo lindo al resto.
Tras los consabidos cambios de set de escenario y batería saldrían a la Sala Caracol los también fineses AMORAL dispuestos a presentarnos su último y quinto trabajo “Beneath” y, a pesar de ser sabedores de que su presencia en el cartel no era la más adecuada por estilo, lo cierto es que el grupo no hizo demasiados esfuerzos por amoldarse a la dinámica de la noche o ganarse el mayor número de fans posible durante su actuación.
Confirmando su cambio total de estilo tras la entrada del escuálido vocalista Ari Koivunen (ganador del OT finés hace unos años), el grupo desgranó su power metal de carácter clásico, con elementos también del hard rock y el progresivo más virtuosista para poner el contrapunto de la noche y ofrecer un concierto apagado y gris en lo que a espectáculo se refiere, pero colorista en el aporte de buenos solos de guitarra y numerosos cambios de ritmo y estilos.
Como digo la dinámica del concierto de AMORAL fue muy extraña. Pasábamos desde el pasotismo más extremo de su vocalista a su petición de ciertos momentos de moshpit en la audiencia a través de los cortes más moviditos de la banda, coincidentes estos con los más antiguos en los que Ari tenía que afrontar los guturales ante el micro. Con todo ello, y si añadimos que la voz y el sonido global de la banda no fueron los mejores de la noche no cabe sino decir que seguramente su concierto en Madrid no sea de los más recordados de esta gira. En el aspecto más positivo un servidor se llevó la impresión de que la banda tiene mucho potencial y calidad en este nuevo formato alejado del death metal con el que comenzaron su andadura. Calidad demostrada ya no solo por el reconocimiento internacional de su joven vocalista, sino por la estructura trabajada e inteligente de sus temas a los que considero deberían darle mucho más lustre, implicación y espectacularidad en sus conciertos.
Su setlist:
– “Beneath”
– “Mute”
– “Exit”
– “(Won’t Go) Home”
– “Release”
– “Wrapped in Barbwire”
– “Things Left Unsaid”
– “Sex n’ Satan”
Y por fin llegaba el momento que todos estaban esperando. La espera de ENSIFERUM estuvo marcada por un ridículo intento de la sala de cerrar el telón de la misma cuando todo el mundo ya se agolpaba en la primera fila y la sala se encontraba hasta los topes, algo que hubiera sido mucho más fácil si existiera un pequeño foso donde además los fotógrafos pudieran trabajar sin molestar al público que ha pagado su entrada.
Dicho esto la descarga de la banda liderada por la mente de Markus Toivonen salió a escena tras la intro de su nuevo disco, “Symbols” y hacer una entrada a lo grande con su último single “In My Sword I Trust”. Las espadas ya estaban en alto, las caras pintadas de un gran número de fans comenzaban de pronto a cobrar sentido y la batalla se preveía gloriosa y recordada por mucho tiempo, así como protagonizada por la constante petición de algún sector de fans de la reciente versión de la banda del popular “Bamboleo” con banderas personalizadas incluso.
Y así sería, puesto que ENSIFERUM pusieron todo y más de su parte para generar enseguida un concierto que a la postre sería dinámico, divertido, épico y brutal, sonando en todo momento a banda grande y demostrando que cuenta con una cohorte de seguidores muy nutrida en nuestro país que se han trabajado disco a disco desde que en 2001 editaran su primer trabajo.
“Guardians of Fate”, la veloz “From Afar” y “Burning Leaves” encendieron la llama en el público que más tarde se animaría continuamente a los habituales moshpits solicitados por la propia banda o los saltos y coros que veríamos con las inmensas “Pohjola” o la épica “Heathen Throne”.
Conforme avanzaba su concierto su frenético bajista, Sami Hinkka, iba interiorizando más y más los copazos de vodka con los que calmaba su sed y, si ya de por si su actitud sobre el escenario es todo un huracán, hacia el final del concierto no pararía ni un solo momento quieto.
El resto de la banda, en su posición, también ofrecieron un concierto absolutamente memorable, destacando la siempre imperterrita pose de Markus que de pronto se convertía en el hombre más festivo y gesticulador del mundo para pasar inmediatamente a su pose erguida e inamovible, así como los guturales de Petri Lindroos, capaz de transmitir intensidad sin mucho aspaviento o movimiento incluso cuando se acercó al micro entre tema y tema a declarar que no habría “Bamboleo” en esta ocasión, pero que prometían que para la próxima nos íbamos a hartar de bailarlo.
La comunicación con el público no fue de lo más fluida al principio, algo que cambiaría hacia el final del show, pero lo cierto es que la banda habló mejor a través de temas tan festivos como “One more magic potion”, las descarnada “Hero in a dream” que se llevó la palma de moshpits, la épica y coreada “Unsung heroes” o “Iron” (memorable su ya clásico ‘TÄTTÄDÄDÄÄ TÄTTÄDÄDÄÄ’), con la que la banda podría punto y final a su concierto a falta de volver a entregarnos los bises.
Los bises fueron protagonizados por la entrada de la banda a través de una vacilada con el bajo de Sami que serviría como aliciente para lo que se nos vendría encima, nada más y nada menos que uno de los singles más conocidos de la banda y con el que toda la sala se vendría abajo coreando el estribillo, “Twilight Tavern”.
Tras ella la mística y el protagonismo recayeron sobre Markus y su interpretación del extenso “Lai Lai Hei” para finalmente acabar con “Battle Song” por todo lo alto y de la forma más agresiva posible, autentico viking metal para un concierto ineludible para los más vikingos.