Muy a menudo un incidente grave puede traer consecuencias positivas, siempre y cuando el individuo que sufre las consecuencias pueda sacar provecho de las circunstancias, dar la vuelta a la tortilla y transformar la adversidad en algo favorable tanto para él como para su entorno.
Esto es precisamente lo que le ha ocurrido a Al Jourgensen a lo largo de su vida: presumiblemente se desenganchó de las drogas a principios de la década pasada “gracias” a la picadura de una araña venenosa que casi hizo que le amputaran un brazo; la administración de George W. Bush le hizo editar algunos de sus discos más brutales, como ‘Animositisomina’ (2003), ‘Houses of the Molé (2004), ‘Rio Grande Blood’ (2006) y ‘The Last Sucker (2007); y su grave enfermedad hace un par de años le hizo darse cuenta de que no quería dejar este mundo cruel sin hacer un disco más de Ministry.
Rompió así su promesa de que la banda iba a desaparecer a partir del 2008, una vez finalizada el C-U-LaTour, una promesa que le duró unos tres años, hasta la edición del ‘Relapse’, el disco que le ha puesto rumbo a la carretera este año y que nos permitió poder disfrutar de su arrollador directo.
Crónica de Yorgos Goumas de MariscalRock.com
Para un servidor, Al Jourgensen “y sus compinches” (tal como llama a la gran cantidad de músicos que han pasado por las filas de Ministry a lo largo de más de 30 años de carrera), son los artífices de la auténtica revolución musical de finales de los ’80 y de los ’90 enteros. Más allá del mediático grunge, el insípido indie o el edulcorado pop punk, que arrasaron en las listas de éxitos de entonces, la música industrial fue una autentica vanguardia, llevando las influencias del punk, electro pop, gótico, heavy metal e incluso música clásica a cuotas de creatividad muy altas; escuchad si no a Einstürzende Neubauten, Die Krupps, Laibach, Frontline Assembly, Cabaret Voltaire, Nine Inch Nails y un largo etc.
La expectación era muy alta, ya que su última visita, precisamente en la gira de despedida, nos había dejado un muy buen sabor de boca, y sus directos son una garantía de intensidad y energía aseguradas. Para este tour, Al sigue arropado por su guitarra más longevo, Mike Scaccia, también colaborador de Jourgensen en algunos de sus incontables proyectos musicales como Revolting Cocks o Lard (en este último cantaba Jello Biafra de Dead kennedys) y que igualmente toca en la veterana banda de thrash Rigor Mortis. Esto significa que no pudimos ver a Tommy Victor, ya que se encuentra actualmente de gira con su propia banda, los legendarios Prong. El otro guitarrista, Sin Quirrin, que lleva en la banda desde 2007, toca también en Revolting Cocks. El bajista, Casey Orr, lo es también para la banda de culto Gwar y sustituyó a Tony Campos (ex Static X), ya que éste se encuentra de gira con Soulfly. El teclista John Bechdel tiene un currículum que incluye a Fear Factory, Prong y Killing Joke entre otros, mientras que la fuerza de la naturaleza detrás de la batería, Aaron Rossi, también ha tocado con Prong. Con un elenco así, era imposible que algo fallara.
La banda salió afilando sus cuchillos con su particular ataque a la industria discográfica, “Ghouldiggers”, haciéndose perceptible desde el primer momento que el protagonismo visual lo tendría la gran pantalla que acompañaba con esclarecedoras imágenes cada canción. Prosiguieron con una serie de temas que saltan directamente a la yugular del ex Presidente yanqui George W. Bush: “No W”, “Rio Grande Blood”, “Señor Peligro” y “LiesLiesLies”. Después de tanta rabia contra la política estadounidense y los intereses que esconden, y tanta tralla thrash como para mandar hasta a unos Slayer a casa para hacer los deberes, llegó su crítica al sistema financiero/banquero con “99 Percenters”, un tema que a pesar de su temática sombría y reivindicativa tiene unas melodías más light, más coreables e incluso bailables. Un servidor, a quien no le gusta ni hacer headbanging ni pogo, hizo mucho de ambos durante todo el concierto, rendido ante la fuerza bruta que es Ministry. El Gran Hermano de George Orwell fue invocado con “Watch Yourself” y con inquietantes imágenes proyectadas en la gran pantalla de cómo los regímenes modernos vigilan a sus ciudadanos. Como decía al principio, a lo largo de todo el concierto se proyectaban vídeos (a veces muy crudos) relacionados con la temática de cada canción, algo que multiplicaba el efecto ya por sí devastador de la música.
En general no hay nada que reprocharle al concierto, hasta el sonido, que teniendo en cuenta las características de la banda (muchos efectos de voz y samples) y de la propia sala, fue una apisonadora. Por ponerme quisquilloso, podría decir que eché de menos temas de su época más industrial, ya que Al prefiere hacer hincapié en su faceta más thrash. Aun así fue un show arrollador que durante los bises explotó en un gran pogo, ya que es imposible no botar cuando suenan temas como “New World Order” (sigue dando escalofríos por su vigencia veinte años después), “Just One Fix”, “Thieves” y su versión de la banda de culto S.O.D., “United Forces”, la última llamada a la insurrección antes de que cayera el telón definitivamente.
Al Jourgensen continúa encabronado, sigue siendo un pasota con respecto a la autoridad y lo que se supone políticamente correcto, pero no ante lo que es políticamente necesario. Auténtico e irónico como pocos, grosero (no paraba de expulsar mocos o escupir y de vez en cuando se le escapaba algún eructo debido a las cantidad de las cervezas que bebe sobre el escenario… y fuera de él) y bocazas para algunos (que se lo pregunten a Trent Reznor o Glenn Danzig), su música es más necesaria que nunca. Un auténtico huracán industrial que se lo lleva todo por delante sin piedad y que el no muy numeroso público supo agradecer dándolo todo, algo que no pasó desapercibido por parte de Jourgensen, quien no solamente no paraba de agradecer nuestra presencia allí, sino que se bajó al foso en un momento dado y se dio su particular baño de masas entre las primeras filas… aparte de lanzarnos botellas de birra y agua ¡Grande!
Con respecto a los teloneros, los noruegos Djerv liderados por la rubia oxigenada Agnete Kjølsrud, solo puedo decir que optan por un post metal donde tienen cabida desde el doom y el black hasta el post rock. Personalmente me recordaron a otras bandas noruegas como Madder Mortem o Octavia Sperati, aunque creo que todavía les falta definir su estilo y componer melodías que atrapen al oyente. Acaban de empezar, así que veremos lo que les depara el futuro.
SETLIST
Ghouldiggers
Rio Grande Blood
No W
Señor Peligro
Lies, Lies, Lies
99 Percenters
Watch Yourself
Life Is Good
Waiting
Worthless
Relapse
The Last Sucker
Khyber Pass
—-
Psalm 69
N.W.O.
Just One Fix
Thieves
So What
—-
United Forces
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