Han pasado doce años desde que High On Fire publicase su álbum debut The Art Of Self Defense; desde entonces, el grupo estadounidense procedente de Oakland (California), ha sustentado su trayectoria asociándose con entramados instrumentales de corrosiva ejecución y pesadas atmósferas doom de enigmática transmutación, poniendo de manifiesto sus influencias con respecto a Black Sabbath y Motorhead, aunque trasladadas hasta límites extremistas.
De Vermis Mysteriis (El Misterio Del Gusano), su sexto álbum, marca una continuidad dentro de unas señas de identidad irrefutables totalmente alejadas de connotaciones comerciales, a las que han sido fieles desde sus inicios.
Puntuación: 8,5
Crítica de Locky Perez de Musicopolis
Sin renunciar a sus fundamentos principales, y después de publicar el hiper abrupto Blessed Black Wings en 2005, High On Fire han tratado de “pulir” (es un decir) su sonido para otorgarle más coherencia y sonoridad, algo que fue notándose tanto en Death Is This Communion (2007) como en Snakes For The Divine (2010). Así las cosas y bajo la producción de Kurt Ballou, de Converge, quien además colabora metiendo guitarras en un par de temas, el grupo exhibe todos sus reconocidos atributos expuestos con una eficaz coherencia, ya sea en los temas densos o en los de dinámica frenética.
Lo que no vamos a encontrar en De Vermis Mysteriis son concesiones fuera del contexto habitual, puede que su propuesta resulte inmovilista en determinados momentos, pero la fortaleza de High On Fire radica precisamente en mantener un coherencia con respecto al mantenimiento de una sonoridad que les ha proporcionado una personalidad definida con la que han captado a un buen montón de seguidores.
El álbum comienza de forma apabullante con “Serums Of Liao”, en el que la batería de Des Kensel acapara gran parte del protagonismo, algo que se aprecia en el contenido global de la grabación, como en “Bloody Knuckles” y “Fertile Green” otros de los cortes avasalladores del disco, siempre acompañado de la característica crudeza vocal de Matt Pike quien, además de aportar su desgarrador registro, pone en práctica una nueva colección de riffs mastodónticos, compitiendo con el bajo de Jeff Matz para ver quien extrae las resonancias más hirientes. Precisamente, en este aspecto “Madness Of An Architect”, se revela como uno de los aportes más erosivos y chirriantes del álbum, donde el grupo baja la velocidad para mostrar su perfil más doom y cuyo complemento es la instrumental “Samsara”.
En definitiva, esta nueva obra de High On Fire, además de machacarnos las neuronas hasta extremos peligrosos para el cerebro, nos sumerge en un apoteósico recorrido por su reconocida dualidad, comprobable en canciones sujetas a los desequilibrios vertiginosos como “Spiritual Rights” y “De Vermis Mysteriis” o, en las vinculadas a los contornos oscuros cuya densidad extrema hasta podría cortarse con un cuchillo como “King Of Days” y “Warhorn”, sin dejar de lado piezas en las que ambas tendencias se fusionan de forma diabólica como en “Romulus And Remus”.
La versión europea en CD y vinilo incluye cuatro bonus tracks en directo: “Eyes And Teeth”, “Comet Down Hessian”, “Blood Of Zion” y “Speak In “Tongues”.
Crítica de Locky Perez de Musicopolis