Tras la suspensión por problemas de la sala hace algunas semanas, llegaba por fin la fecha de la presentación oficial en Madrid de los riojanos TIERRA SANTA, una banda que siempre ha sido muy querida y bien aceptada en la capital, como sabíamos que se iba a poner de relieve una vez más.
A su vez, ellos tenía muchas ganas de volver a tocar en nuestra ciudad, como se encargaron de recordar varias veces durante el concierto, y pese al nerviosismo y sonido bastante deficiente inicial, nos ofrecieron un buen show marca de la casa.
Crónica de David Esquitino de RafaBasa.com
Y es que, solventados ya los problemas estructurales de la sala (que la han tenido cerrada unos días), afrontábamos el primer concierto del año, al menos en mi caso, en una Rock Kitchen que personalmente no conocía en esta segunda etapa… porque recordemos que es la antigua K-TDRAL, donde se celebraron bastantes conciertos hace ya al menos 8-10 años. Y aparte del calor de la sala (que no me quiero ni imaginar en verano), y que quizás se presente algo estrecha para días de llenazo como el de ayer, creo que es un lugar interesante para ver conciertos de mediano aforo, y es que al final todo lo que sean nuevas alternativas de salas en Madrid, es positivo.
Bueno, pues como digo había mucha expectación por ver la vuelta de TIERRA SANTA, y al final habría unas 800 personas llenando el local. Siguiendo con esto, me encantó comprobar que había público de todas las edades, tanto seguidores de la banda que han crecido con ellos (y que lógicamente se volvieron locos con los temas de sus primeros trabajos), bastantes chavales emocionados que seguramente sería la primera vez que les veían, pero también público más mayor que personalmente no me esperaba tanto para ver a los riojanos. Personalmente hacía bastantes años que no les veía en directo, quizás 5 o 6 años, y es que ya he comentado en alguna ocasión que me costó que me entraran, pero sobre todo desde «Apocalipsis» en adelante me han ido enganchando y al final es curioso cómo sales del concierto pensando que efectivamente no son virtuosos (de hecho, especialmente a Ángel le sigue costando dar la talla como guitarrista, y la verdad es que estuvo bastante fallón en los sólos esta noche) pero que lo suyo lo hacen muy bien y además que algo tendrán para enganchar a la gente de esa manera. Fue bonito además notar el fervor y cariño que les mostró la gente en todo momento, desde que salieron a las 9 de la noche, hasta que remataron un buen concierto de dos horas completas con «La canción del pirata», con toda la sala cantando el tema de cabo a rabo… y conseguir esto no es fácil, en absoluto.
Por otro lado, a pesar de llevar ya reunidos más o menos todo 2010, todavía les noté un tanto faltos de rodaje, pero es algo lógico después de estar tres años parados, y más siendo una banda que tenía una intensidad en directo encomiable. Pero poco a poco van recuperando el toque, ese acoplamiento que dan los conciertos seguidos, y por lo pronto lo que transmiten es una ilusión por estar de nuevo encima de un escenario que te hace meterte de lleno en el concierto, y es que es bonito ver a Arturo con una sonrisa de oreja a oreja desde el principio al final, a Roberto más estático pero totalmente metido en el concierto a su manera, y a Ángel totalmente emocionado y disfrutando como el mayor fan de estar de nuevo al frente de TIERRA SANTA. Por otro lado, creo que han ganado muchísimo con la presencia de un David a la batería que, sin ser John Bonham, aporta mucha seriedad y pegada a la banda desde atrás, dejando a Juanan San Martín muchísimo espacio para que el sonido del grupo gane infinitamente en cuerpo y melodía, además de ese toque de teclado clásico de base que personalmente me encanta en un grupo antaño adalid del power metal.
Y me llama la atención que escuchando sus temas en directo es imposible no saber que sus influencias clave son MAIDEN (demasiado en «El azote de Dios», todo sea dicho) y PURPLE/RAINBOW, pero al final suenan a TIERRA SANTA tanto cuando hacen temas powermetaleros o heavies clásicos como cuando juegan al hard rock e incluso en los medios tiempos. Y es que es la magia de esta banda: que han hecho de la sencillez su caballo ganador, pero que a su vez tienen temas espectaculares y muy pegadizos que la gente los corea como himnos, y eso es totalmente encomiable. Y en Madrid ya digo que la gente estuvo con ellos desde el comienzo, y con la gente entregada es más fácil sacar adelante un show que tenían ganado desde el principio, y eso que fue una noche que el sonido les dio muchos más problemas de los que seguramente esperaban: primero la guitarra y voz de Ángel estaba altísima, después hubo varios momentos de acoples y distorsión bastante incómoda, el bajo les dio problemas también en algunos momentos, incluso finalmente, cuando consiguieron más o menos ecualizar correctamente todo, de repente la guitarra de Ángel dejó de sonar en los últimos compases de «La canción del pirata». Pero es que estábamos en una sala muy difícil de ecualizar correctamente porque el techo está bastante bajo y además los graves rebotan mucho, con lo que es más fácil sonar mal que bien, y ellos finalmente salieron vencedores al respecto (aunque un punto menos de volúmen se hubiera agradecido en algunas zonas de la sala).
Comenzaron a tope directamente con uno de los mejores cortes de su último disco como es la propia «Caminos de fuego», y a partir de aquí fueron alternando temas de todos sus discos, en una elección de repertorio para mí bastante acertada y equilibrada, aunque claro que hubo gente que hubiera preferido más temas de los primeros trabajos, y otros que disfrutaron con la presencia de los cortes de «Apocalipsis», «Mejor morir en pie» y «Caminos de fuego», pero ya digo que personalmente me pareció un gran balance, además entre temas realmente cañeros (donde mejor se mueven ellos en directo, las cosas como son) y otros más melódicos, en los que les cuesta más pillarles el punto pese a la gran ayuda del teclado (y es que por ejemplo «Rumbo a las estrellas» quedó muy descafeinada y con Ángel sufriendo de lo lindo para darle todo el feeling que tiene el tema, o «Libre» del último, con más chispa en el disco que en directo).
Después de la gran recepción inicial y la fuerza que demostraba la banda, empezábamos a movernos a gusto con «Apocalipsis» y con la gente demostrando que estaban con ellos al 100%, y es que había muchas ganas de TIERRA SANTA. Muchas ganas de corear con «Corazón indomable», que les quedó de lujo con un teclado más purpeliano de fondo, y excelente recepción de «La leyenda del holandés errante», con toda la sala cantando la guapa letra del single del nuevo disco. «Algo que vosotros lleváis muy dentro: ¡Sangre de reyes!», y de nuevo todos al lío, encantados con el concierto y poco a poco con mejor sonido. Seguían cayendo clásicos y la gente respondiendo muy bien con temas muy coreables como «Juana de arco», «Pegaso», con toda la caña del mundo, o «Mejor morir en pie», que me gustó mucho cómo les quedó.
Por cierto, Interesante el razonamiento que me comentó un amigo in situ, y es que está claro que no son los músicos más virtuosos (algo siempre discutible o al menos subjetivo, por supuesto, y es que al final es la eterna disyuntiva: ¿técnica o rollo?) y que algunos de sus temas no son los más complejos instrumentalmente del mundo, pero siempre suenan bien y además enganchan de maravilla a su gente, ya sea a través de sus letras, de sus melodías inconfundibles o de su sencillez y cercanía, pero al final es una banda entrañable que te llega, que al final es lo importante. Bueno, reflexionado el tema, seguíamos disfrutando en el concierto de temazos como «El ejercito de las tinieblas», que suena perfecta en directo, «Una juventud perdida», con un feeling a medio tiempo espectacular, o «Babilonia», del último trabajo, poniendo punto y seguido al show en el primer parón.
Íbamos llegando al final de la parte «normal» del concierto, con cortes más melódicos en los bises como «Hoy vivo por tí», «Reina de Egipto» (de lo mejor del último) o la 100% rainbowniana «Nerón», que puso a bailar hasta al más pintado, para cerrar antes de los últimos bises con «Un grito en el aire», dedicada a todos nosotros por un Ángel muy sonriente. Sonando ya mucho mejor y alabando la buena recepción en Madrid, era imprescindible que atacaran «Legendario» (con sus melodías inconfundibles) y la muy cañera «Tierras de leyenda», justo antes de cerrar con la audiencia entregada con la archifamosa «La canción del pirata», que acercaba el minutero a las dos horas para poner perfecto broche dorado a la vuelta de TIERRA SANTA a la capital.
Y al final de la crónica me hago la reflexión personal que me vino a la mente durante gran parte del show: Vale que aún no están 100% rodados en su vuelta (y eso que creo que han sacado un discazo impresionante como es «Caminos de fuego»), que no son el torbellino musical en directo que pueden ser otras bandas (sin desmerecer la buena y efectiva labor de los riojanos encima de un escenario, que nadie me malinterprete), e incluso que el sonido no terminó de acompañar como debería al show en muchos momentos de la noche, pero el caso es que la gran mayoría del público salió encantado y hablando maravillas del concierto. Lo dicho, algo tendrán para ser una de nuestras bandas más importantes y que la gente siga teniendo mucha hambre de TIERRA SANTA. ¡Bienvenidos de nuevo, chicos!