Plaza de Vistalegre. 21.15 horas. Cae el telón que tapa el escenario mientras empieza a sonar “School’s Out”. La reacción del público es inmediata. Cuernos hacia arriba, puños en alto, corear el estribillo…
Es el comienzo de casi una hora y media de espectáculo donde el rock and roll se funde con el teatro en una siniestra representación en la que la muerte del alter ego musical de Vincent Furnier es el principal ingrediente.
Crónica de Carlos A.S. de Musicopolis
Un espectáculo en el que cada canción está perfectamente encajada en el show y éste se desarrolla sin cesar la acción en ningún momento, con cambios de traje sobre el escenario, con la banda demostrando su talento mientras Alice Cooper pasa por backstage o cuando se representan las diversas muertes: guillotina, soga, decapitación, …
Una representación del teatro de la muerte donde todo está medido, controlado y calculado. Donde cada acción se ejecuta con una fría profesionalidad extrema y sorprendente. Sólo una parada, antes del bis, y prácticamente ninguna interacción con el público, el primer “gracias” y el único “gracias Madrid” llegaron a falta de tres temas para la conclusión.
Con el inicio previsto, un sonido en proceso de ajuste, algo que no nunca terminará de solucionarse del todo –especialmente con el bajo-, Alice Cooper desfila por el escenario agitando su clásico bastón. El público reacciona con satisfacción mientras suenan “No More Mr. Nice Guy” y “I’m Eighteen”.
La adrenalina colectiva se estabilliza mientras Alice Cooper comienza el primer acto de la representación de su personal concepción del ‘teatro de la muerte’. Interpreta “Wicked Young Man”, “Ballad of Dwight Fry”, “Go to Hell” y “Cold Ethyl”. Su hija comparece sobre el escenario luciendo un aspecto de enfermera de Satanás, le acompañan unos esbirros de la muerte que tapan sus caras con capuchas, y Mr. Furnier acaba con camisa de fuerza antes de ser guillotinado.
El sonido de fondo anticipa un momento esperando por gran parte de la audiencia: “Poison”. Uno de los temas emblemáticos de ese disco llamado Trash [Epic, 1989], que para muchos de los allí presentes, especialmente para los que como yo pasan por poco de la treintena, fue el álbum de introducción a la carrera de Alice Cooper.
“Poison”, que es ejecutada con ese desdén que tienen los artistas cuando tocan canciones por obligación y no por devoción, marca el inicio de un segundo acto donde, de nuevo, aparece la hija de Mr. Cooper para escenificar otra escena de turbulentas pasiones y una ejecución en la soga mientras suenan “From the Inside”, “Nurze Rosetta”, “Be My Lover” y “Only Woman Bleed”, con Alice Cooper sentado mientras una muñeca de enfermera le sirve para escenificar su letra.
Con “Only Woman Bleed” y “I Never Cry” las pulsaciones de la audiencia tocan fondo mientras Alice Cooper vuelve al backstage, en esta ocasión dentro de en una caja, que sólo deja ver su cabeza, donde vuelve a morir. La formación interpreta el instrumental “The Black Widow”.
Las luces se apagan, aparece un elevado púlpito en mitad del escenario donde volvemos a ver a un Alice Cooper resucitado que regresa con “Vengeance is Mine” y con ocho brazos saliendo de su espalda. Con esta pieza comienza un tercer acto sublime, donde Mr. Furnier tira collares de perlas con “Dirty Dreams” y billetes con “Billion Dolar Babies”, que termina con la decapitación a golpe de sable de un muñeco de bebé. Dos temas que son una nueva muestra de que cada canción, cada gesto, cada número está perfectamente calculado y encajado en su show.
“Killer” y “I Love the Dead” vuelven a rebajar las pulsaciones que se disparan con “Feed My Frankenstein”, con monstruo sobre el escenario incluido. Suenan los compases de “Under My Wheels”, el público aparca la frialdad con la que ha asistido a la puesta en escena de ‘Theatre of Death’ para demostrar calor, para saltar, para corear su letra… para ver la primera –y única- parada en la representación.
Sin embargo, Alice Cooper y su banda nos tiene reservado un cuarto acto, volviendo a escena con una chaqueta plateada, chistera del mismo tono, micrófono en su mano izquierda y una bandera de España en la diestra. Suena la música, comienza la campaña electoral del terror con “Elected”. Y todavía queda una más, el regreso, de nuevo, a los pupitres para que –esta vez sí- todo el público coree el estribillo de “School’s Out”.
22.40. El público enfila la puerta de salida de Vistalegre expresando diversidad de opiniones. Para algunos el show ha sido demasiado frío y profesional. Otros opinan que no tiene sentido que no toque más canciones de Trash. Otros manifiestan saber a lo que venían porque ya le habían visto un lustro atrás en Madrid. Mientras tanto, otros se marchan de allí con una pequeña sonrisa despuntando en sus rostros. Esa sonrisa que significa haber cumplido un sueño que comenzó muchos años atrás, en una noche de verano cuando las ondas radiofónicas le descubrieron “House of Fire”.
Setlist:
01 – School’s Out
02 – No More Mr. Nice Guy
03 – I’m Eighteen
04 – Wicked Young Man
05 – Ballad of Dwight Fry
06 – Go To Hell
07 – Cold Ethyl
08 – Poison
09 – From the Inside
10 – Nurse Rozetta
11 – Be My Lover
12 – Only Woman Bleed
13 – I Never Cry
14 – The Black Widow
15 – Vengeance Is Mine
16 – Dirty Dreams
17 – Billion Dolar Babies
18 – Killer
19 – I Love the Dead
20 – Feed My Frankenstein
21 – Under My Wheels
Bis
22 – Elected
23 – School’s Out
Crónica de Carlos A.S. de Musicopolis