La acusación a la banda, que en un principio fue señalada como secuestro en primer grado, acaba de ser elevada a violación, de segundo grado para el vocalista Rafal Piotrowski y el guitarrista Waclaw Kieltyka, y de tercer grado para el batería Michael Lysejko y el bajista Hubert Wiecek. Lo confirma el medio local The Spokemans Review de Spokane (Washington) y lo ratifica con un comunicado oficial la agrupación polaca:
“Actualización: tras la extradición de California a Washington, la banda ha sido acusada. Nos gustaría enfatizar que el departamento de policía de Spokane ha presentado los cargos como una formalidad de procedimiento; si no lo hubieran hecho, se verían obligados a liberar a la banda. Esto no es una condena o ningún indicio de culpabilidad o inocencia.
De nuevo, os pedimos que esperéis a que cada parte presente su caso y esperéis a la decisión del tribunal. Dicho eso, mientras las causas son preparados en cada parte, algunos datos son indiscutibles en este punto; que el oficial que tomó la declaración del denunciante dijo “No tengo una evidencia de que la violación tuviera lugar” y que ha llevado 30 días el presentar cargos, lo que está al límite legal en el que los acusados tendrían que ser liberados legalmente.
La banda niega firmemente las acusaciones y confía en que una vez que las pruebas hayan sido vistas y oídas, serán puestos en libertad y podrán regresas a sus hogares.
Las personas que estuvieron presentes la noche en cuestión con información sobre el caso, poneros en contacto con el abogado defensor, Steve Graham de Spokane (Washington)”.
El pasado 9 de septiembre la banda polaca de metal extremo fue detenida acusada de secuestrar a una joven, quien posteriormente alegó que había sido violada por cada uno de los miembros de la formación.
El periódico local The Spokesman Review compartió el relato de la víctima y su amiga.
Según relatan estos documentos, dos amigas subieron al autobús de la gira de Decapitated para tomarse unas copas con ellos. Cuando todo parecía ir bien, el batería Michal Lysejko comenzó a hacer tocamiento en sus pechos. Fue en ese momento cuando aparentemente el cuarteto comenzó a hablar entre ellos en polaco y “el ambiente” cambió. La chica dijo a su amiga que “se quería largar de ahí”, pero antes fue a usar el baño. Según relata, le siguió el vocalista Rafal Piotrowski, quien empezó a besarla y a desabrochar su cinturón. En ese momento comentó que quería marcharse, pero otro miembro de la banda le dijo: “Tienes que divertirte, [tu amiga]se ha ido”.
En ese momento la mujer intentó empujar a Piotroswki, pero le agarró el brazo y la puso mirando al lavabo. Vio a cada uno de los miembros de la banda turnándose para violarla desde el espejo.
Su amiga fue testigo de la violación. Piotroswki la pidió sexo oral mientras se desarrollaban los acontecimientos y, cuando se negó, fue empujada al suelo. Consiguió bajar del autobús y condujo hacia su casa. Cuando fue detenida por un agente por conducir en estado de embriaguez, denunció el “secuestro”. Llamó a su amiga y le contó que la habían violado.
La víctima de la violación, sintiendo que “su cuerpo estaba roto”, fue ayudada a ponerse su ropa por el guitarrista Waclaw Kieltyka y fue bajada del autobús junto a otro hombre. Llamó a varios familiares antes de informar al 911 de lo sucedido. De ahí, fue llevada al Providence Holy Family Hospital, donde los informes médicos certificaron que había sido retenida por los brazos. También tenía dañados los nudillos, ya que “hundió su puño en la pared para tratar de distraerse de lo que estaba sucediendo”.
El informe también rescata algunas de las declaraciones de los miembros del grupo. El batería, Michal Lysejko, omitió hacer comentarios hasta contar con un traductor. Kieltyka, el guitarrista, afirmó que vio a Piotrowski y Wiecek mantener actos sexuales con una mujer en el baño y se prestó a hacerse una prueba de ADN para aclarar lo sucedido.
Piotrowski, vocalista, admitió que se celebró una fiesta en el autobús y que las mujeres estaban presentes. Declinó hacer más comentarios hasta contar con un traductor y se negó a aportar su ADN. El bajista, Wiecek, reconoció que las mujeres estaban en el autobús, pero se defendió afirmando que estuvo sentado en el sofá y que no vio lo que sucedía. Afirmó que ninguna chica fue forzada a subir al autobús y que no recordaba bien lo acontecido, pero se negó a aportar una muestra de ADN y a hacer más declaraciones hasta contar con un traductor.