Red Fang – Only Ghosts

El cuarto disco de los americanos Red Fang supone un paso más en la consolidación de esta banda como una de las más frescas e interesantes de la escena rockera actual. Con su combinación perfecta entre un stoner rock sucio y sudoroso, estribillos y melodías accesibles y bailables y una creciente afición por el rock psicodélico y experimental, los de Portland nos siguen sorprendiendo con su habilidad para construir canciones sencillas, pegadizas, divertidas e identificables sin dejar atrás ni una sola de sus señas de identidad.

Red Fang siempre han sido unos cachondos. Lo son musicalmente y lo son como personas, tal como se encargan de demostrar repetidamente en sus hilarantes videoclips o cada vez que se suben a un escenario con su particular buen rollo y carismática cercanía, dejando claro en todo momento que lo más importante para ellos es que la música les divierta y divierta a aquellos que vayan a escucharla. Los die-hard fans del estilo quizás me mirarán mal por decir esto, pero creo que el stoner es un género en el que es fácil sonar bien pero en el que es difícil destacar, con muchas bandas que te atrapan de buenas a primeras, pero que rápidamente se acaban difuminando y confundiendo con facilidad en un mar de grupos demasiado parecidos. Red Fang, en cambio, se han intentado labrar su propio camino desde el primer momento, con unas señas de identidad muy claras, moldeadas poco a poco y disco tras disco. Si bien algunos afirmarán que tienen cierta inspiración en Queens of the Stone Age (afirmación que no negaré, por supuesto), tampoco me podran discutir que han conseguido imprimir un sello de identidad perfectamente reconocible a su música, con sus características dos voces y su mezcla de stoner con sludge, rock alternativo y algo de psicodelia.

Como muchos, conocí de la existencia de Red Fang cuando vinieron abriendo para Mastodon en la gira del The Hunter, un grupo con el que guardan innegables similitudes. Desde su brillante disco homónimo, publicado en 2009, los de Portland han ido creciendo poco a poco, convenciendo a todos los que han tenido interés en escucharlos, pero sin conseguir llamar aún la atención de las masas rockeras y metaleras a pesar de contar con cuatro discos como cuatro soles y con un arsenal de temazos duros pero accesibles, divertidos y bailables que esperan con los brazos abiertos a ser descubiertos. No solo sus trabajos de estudio son tremendamente disfrutables, sino que en directo se convierten en una pequeña y festiva apisonadora que cuenta con pocos rivales. Prueba de ello es que en las dos ocasiones en que los he visto en el contexto de un festival (Sonisphere 2013 y Resurrection Fest 2014) se las han apañado para ser uno de los grupos más destacados, potentes y difrutados de la jornada, aun tocando a primeras horas y compartiendo cartel con un buen número de bandas de calidad y renombre.

La verdad sea dicha, esta banda me confunde un poco. A cada nuevo disco pienso «oh, este disco es claramente más comercial y más pulido que los otros». Pero luego escucho los otros y lo cierto es que no lo tengo nada claro. Desde el primer momento han tenido canciones facilonas y pegadizas, y también Only Ghosts está lleno de pasajes brutotes y de momentos oscuros y paranoicos. Probablemente es cierto que la producción es cada vez un poco-poco más limpia, pero no me parece que la diferencia objetiva sea particularmente significativa. Aún así, la sensación sigue estando ahí. ¿Son más accesibles? ¿O lo han sido siempre? ¿Han dulcificado su sonido? ¿No lo han hecho? ¿Han añadido raruneces y ruiditos raros? ¿Las tenían ya antes? Sorprendentemente, todas estas preguntas pueden tener, segun y como te lo mires, respuesta afirmativa o negativa, y gran parte de la gracia de Red Fang está realmente en esta ambigüedad que les permite sonar afables y melódicos sin dejar de ser feroces, garageros y punkarras mientras te cuelan progresiones psicodélicas, redobles apasionados y atmosféras lisérgicas como quien no quiere la cosa. Esta curiosa y compacta combinación hace que la banda pueda gustar fácilmente tanto a fans del rock alternativo como a metaleros de pro o rockeros de la vieja escuela.

En este trabajo la producción ha corrido por primera vez a cargo de Ross Robinson, paradigma de lo que hace quince o veinte años considerábamos como moderneo en el rock y el metal y seminal productor de bandas como Sepultura (Roots), Korn, Slipknot, At the Drive-In o Machine Head en sus escarceos con el nu-metal, así como los últimos trabajos de nuestros de Berri Txarrak. No es que Only Ghosts suene a ninguno de estos discos en absoluto pero es cierto que hay un cierto algo que podría explicar la vaga sensación de limpieza y pulidez que se respira en este trabajo (y que ya hemos dicho que realmente no es tal). La portada, por su parte, no engaña a nadie: setentera y acídica como nunca antes, nos dá una pista inequívoca de que aquí encontraremos generosas cantidades de fuzz, lisergia y psicodelia.

Todos los discos de Red Fang han recibido alabanzas unánimes de la crítica y han sido apasionadamente entronados, uno tras otro, como su mejor trabajo, confirmando la tremenda solidez y regularidad de su propuesta discográfica. Yo no sé si éste su mejor trabajo, ya que todos ellos rayan a gran altura y son distintos y especiales a su manera. Personalmente, tengo cierta debilidad por Murder the Mountains, aunque también Whales and Leeches me encanta y…. humm, Red Fang es fantástico, así que la verdad es que me cuesta bastante posicionarme. Aún así no negaré las gracias y la excelente evolución que han experimentado con Only Ghosts, alcanzando una cierta madurez y abarrotando el álbum de temas bien hechos, pegadizos, reconocibles y llenos de hooks que demuestran una vez más que el lineup formado por Bryan Gilles, Aaron Beam, David Sullivan y John Sherman, intocable desde el primer día, sabe hacer canciones y sabe interpretarlas a la perfección.

«Flies» es un tema muy Red Fang para empezar, directo e incisivo, con un riff vacilón interesante, arreglos paranoicos y sus inconfundibles dos voces perfectamente combinadas. «Cut It Short», por su parte, es uno de esos cortes de inspiración QOTSA literal en casi todas sus partes (y especialmente en sus coros finales), muy disfrutable gracias a un estribillo infeccioso y melódico muy coreable y a un par de sencillos riffs rítmicos y algo asincopados que te enganchan sin remedio. Al llegar al tercio final encontramos un pasaje instrumental y jazzero (me han venido Karate vagamente a la cabeza) que acaba incorporando y finalmente enlazando con la misma melodîa vocal que habíamos visto al principio. Un single obvio y accesible que desemboca en «Flames», una especie de interludio instrumental lleno de ruiditos y con un cierto aire a los Cult of Luna más ambientales que, en realidad, es una extensión del tema anterior, pero que supongo que han decidido poner en otra pista para no interferir con la accesibilidad y radiabilidad de «Cut It Short».

Tal y como hacen Mastodon, Red Fang reparte las tareas vocales entre Aaron Beam (el limpio y melódico) y Bryan Giles (el sucio y brutote), y cuando quién canta es el segundo resulta complicado sonar demasiado edulcorado aunque la instrumentación y la producción sean relativamente pulidas. Por eso la lenta y extraña «No Air» suena inevitablemente más agresiva que los tres temas anteriores. He de decir que, sin ser en absoluto aborrecible, y teniendo partes bastante interesantes, como el curioso y breve parón ambiental y ruidoso y su posterior enlace con una parte más gritona y desesperada, es uno de los temas que menos me convencen de este disco, con enlaces poco emocionantes y pasajes con los que no acabo de conectar. Me tiene intrigado esa parte que va repitiendo la frase «You are not anyone», que me recuerda muchísimo a algo que no consigo identificar, pero que intuyo cercano a una especie de rock alternativo grungero.

«Shadows» supone un contraste radical, con un ritmo directo, infeccioso y vacilón y unas guitarras agudas, simples, melódicas, opresivas y muy rockeras. Un tema con espíritu punk y muy Red Fang en el que el bajo adquiere gran protagonismo y hace sentirnos como en casa después de los meandros que había tomado el corte anterior. Con «Not For You» vamos aún más allá en términos de inmediatez y accesibilidad y, de nuevo, es inevitable pensar que los chicos de Josh Homme han servido de referencia evidente. Aún siendo un pelín cheesy por momentos, la canción es simpática, pegadiza y divertida, con un estribillo ultra melódico que se te mete en el tuétano y no te suelta.

Con «The Smell of the Sound» vuelven los contrastes, un tema mucho más lento y experimental, con copiosa psicodelia y constantes sonidos extraños, lisérgicos y misteriosos. Personalmente me recuerda muchísimo a los franceses Mars Red Sky, uno de los grupos de stoner psych que más me gustan en la actualidad, lo cual supongo que es una buena señal. Se trata de uno de los cortes más distintivos y disfrutables de este disco a pesar de pasarse la mayor parte de su minutaje dando vueltas sobre tres sencillos acordes llenos de arreglos sobre los que cabalga la voz etérea de Aaron con alguna ayuda en forma de gritito por parte de Bryan. Al final se descocan un poquito, tomando velocidad progresivamente y revisando las melodías anteriores a un ritmo más acelerado, para acabar enlazando de forma muy natural con «The Deep», un tema, otra vez, totalmente opuesto, dominado por un riff principal muy directo y bailable. El estribillo en este caso no me emociona particularmente, y el final extraño lleno de gruñidos y guitarras abiertas y sureñas es como mínimo sorprendente, pero es innegable que ambos temas funcionan muy bien juntos.

«I am Ghost» es otro tema magnífico y muy característco de los americanos, con un bajo gordo y ruidoso excelente, un ritmo pesado y la voz sucia y rasgada de Bryan escupiéndote en la oreja constantemente. La buena melodía de base, directa y pegadiza, se va repitiendo a lo largo de la canción, pero también hay lugar para guitarras fuzzeras y lisérgicas, sintetizadores histéricos y ruiditos varios. Para acabar, «Living in Lye» es un stoner fu-manchuno, punkarra, dinámico y bailable que suena duro y abrasivo como ningun otro tema en este disco. Cuando parece que el repetitivo y disfrutable «just can’t slow down» nos va a llevar a un final contundente y poderoso, se desmadra con una progresión hipnótica, paranoica y psicodélica que se alarga exagerada per eficazmente y donde todos los instrumentos dan lo mejor de sí mismos para acabar formando uno de los mejores momentos del disco.

La edición que he estado escuchando (que es la que está en Spotify), viene con un par de bonus tracks instrumentales muy dinámicos y disfrutables, dos temas facilones que encajan perfectamente en el conjunto del álbum y que son una elección ideal como bonus. «Dumb Guy» es bastante corta, sencilla y vacilona, mientras que «One Hit Two Hit» se extiende muchos más con una magnífica progresión psicodélica que suena de nuevo a Mars Red Sky y que, al ser instrumental, dá incluso más la sensación que Julien Pras va a aparecer en cualquier momento con su voz nasal y mordaz. Un tema largo, repetitivo e hipnótico que acaba con un pseudo solo de batería que nos recuerda que John Sherman había estado siempre allí, y que aunque hubiera pasado todo el disco casi desapercibido, lo cierto es que lo ha venido haciendo muy bien.

Así pues, Only Ghosts es, como mínimo, un disco tan bueno y tan repleto de temas memorables y pegadizos como cualquier otro de los que Red Fang han publicado hasta la fecha, lo que ya es decir mucho. Además, las dosis de psicodelia y experimentación que incorporan con más intensidad en este álbum son muy interesantes. Si te gusta el stoner, el rock alternativo, el sludge mastodóntico, el hard rock setentero o sencillamente eres de los que disfrutan divietiéndose con la música, pégale un orejazo a este disco o, aún mejor, estáte al tanto de cualquier nueva visita de los de Portland por nuestra geografía, que seguro que falta poco para que vuelvan y te garantizo que te van a volar la cabeza.

Tracklist:

1. Flies (3:37)
2. Cut It Short (4:12)
3. Flames (1:30)
4. No Air (4:52)
5. Shadows (3:11)
6. Not For You (3:19)
7. The Smell of the Sound (5:23)
8. The Deep (4:27)
9. I Am a Ghost (4:08)
10. Living in Lye (6:19)
11. Dumb Guy (3:13 – bonus track)
12. One Hit Two Hit (5:20 – bonus track)

Crítica de Albert Vila de Metal Symphony