El que fuera percusionista de la banda australiana hasta que a finales de 2014 sus jaleos judiciales acabaron por apartarle de su trayectoria está dispuesto a regresar a sus filas si el guitarrista y alma máter del grupo, Angus Young, así se lo pide. Eso sí, ha puesto una condición de lo más explícita: no tocará junto a Axl Rose.
En una conversación con un medio neozelandés, Bay of Plenty Times, lo dejó meridianamente claro:
“Si Angus quiere que toque, entonces depende de él. Pero realmente no quiero tocar con Axl Rose. A él no lo valoro realmente”.
El percusionista aprovechó además para alabar a Geoffrey Spencer, guitarrista de su banda en solitario, y quizá posicionarlo en una situación de privilegio:
“Geoffrey es un gran guitarrista, tan bueno como Malcolm (Young) e incluso mejor, si me lo preguntas”.
Phil Rudd, que tiene 62 años de edad y reside en Tauranga (Nueva Zelanda), donde fue juzgado poseer estupefacientes y proferir amenazas de muerte, habiéndose declarado culpable, por lo que tuvo que cumplir ocho meses de arresto domiciliario. En un primer lugar se le había acusado, además, de la contratación de un sicario, pero fue desestimado por falta de pruebas. Lo que no había trascendido hasta la fecha es que recientemente había sufrido un ataque al corazón. Así lo desveló el propio percusionista:
“Estaba caminando alrededor de casa y me empecé a sentir, bueno, simplemente raro. Tuve un extraño dolor en mi pecho, de modo que el guarda de mi casa me llevó al hospital, donde me ingresaron y me hicieron todas esas pruebas. Tenía un fuerte ataque al corazón, my arteria estaba bloqueada y me dijeron que tenía que quedarme y someterme a una operación. Me escapé a la tienda a por unos cigarrillos, y después me di cuenta de que no tenía coche, así que caminé hasta casa para coger el Ferrari y conduje de vuelta al hospital”.
Siempre irreverente, cuando le pusieron la vía en el brazo, Rudd declaró estar “listo para el rock”: “Es raro porque te afeitan tus partes varoniles, pero te la ponen en el brazo”, comentó sobre la operación. Las secuelas son mínimas: “Todo lo que tengo es una pequeña cicatriz en mi muñeca. Y mi pelo ha crecido de nuevo, así que estoy bien del todo y tengo mucho color en mis mejillas”.
A pesar de que no se amilana ni ante un infarto, Rudd publicó recientemente un comunicado que sus “días de escándalo han pasado”. Además, comentó que ha pasado página y que está dedicando su vida a “su familia, amigos y música”. Incluso confesó que visita a un psiquiatra una vez a la semana y que está “más cerca que nunca de sus hijos”.