El de Gojira es uno de los álbumes más esperados de este año. Los franceses son una de las grandes bandas de la actualidad y sus trabajos de estudio siempre han sido brillantes. Magma es otro muy buen disco que les afianza en la primerísima división del metal mundial. En esta ocasión los elementos progresivos y melódicos tienen más protagonismo que nunca, creando un trabajo más ondulante y atmosférico, quizás no tan crudo y directo, pero siguen sonando originales, personales y a nadie más que a ellos mismos.
Nadie duda que los franceses Gojira son una de las realidades más pujantes del metal contemporáneo, así como una de las mayores esperanzas para el futuro del género. No solo han creado un sonido absolutamente personal, original y característico, sino que su impoluta y solidísima trayectoria en estudio y su merecida reputación como bestias del directo les ha generado el respeto incondicional de la comunidad metálica mundial.
Los de Bayona han ido creciendo disco tras disco con paso firme, tanto musicalmente como en confianza, contundencia escénica y popularidad. No es que su sonido haya cambiado una barbaridad a lo largo del tiempo, pero en cada nuevo trabajo han girado la tuerca unos pocos grados. Ya en su disco de debut, Terra Incognita (2001), dejaron claro por donde iban a ir. Lo confirmaron con su gran The Link (2003), y en cada grabación han ido introduciendo pequeñas variaciones, nuevos elementos, distintas atmósferas, sin separarse de su sonido icónico: contundente, grave, repetitivo y disonante. Cogen elementos del death y del post metal, del metal alternativo, progresivo e industrial, pero el resultado es imposible de clasificar fácilmente en ninguna de estas etiquetas.
Desde el primer momento la formación de la banda se ha mantenido prácticamente intacta, liderados por los carismáticos hermanos Duplantier (Joe a la voz y a la guitarra y Mario a la batería), y complementados perfectamente por Christian Andreu y Jean-Michel Labadie. Ambos hermanos han abandonado en estos últimos años su Iparralde natal para trasladar su residencia a Nueva York, construyendo ahí su propio estudio, y disponiendo del tiempo necesario para madurar lentamente el que es su sexto álbum, segundo bajo la tutela de Roadrunner Records. No hay duda que la relación entre ambos parece más que fructífera. Gojira son una de las bandas bandera de la discográfica americano-holandesa, y estos que han colaborado decisivamente en darles el empujón definitivo que necesitaban para establecerse en la élite.
El proceso de grabación de este álbum ha sido inesperadamente triste. Durante estos últimos meses se produjo la enfermedad y el fallecimiento de la madre de los hermanos Duplantier, cosa que, por supuesto, afectó profundamente los ánimos de la banda. Lejos de esconderse, esta tristeza se refleja claramente en Magma, donde se puede apreciar un aura más emotiva y melancólica que nunca. Líricamente, por otro lado, los franceses siguen interesados en los temas que nos acostumbran: medio ambiente, sentido de la vida y de la muerte, reencarnación y espiritualidad.
El disco se escucha bastante fácilmente, y es corto para tratarse de un álbum de Gojira, con solo 45 minutos de duración. En general, no es un disco musicalmente tan duro como otras publicaciones. A mí L’Enfant Sauvage (2012), su trabajo anterior, que ya bajó un pelín el pistón, me gustó mucho, y tiene algunos de mis temas favoritos de la banda. Siendo toda su carrera muy regular y de un altísimo nivel, es probablemente el disco que más me gusta junto al maravilloso e incontestable From Mars to Sirius (2005), que me parece su trabajo más brillante. La música de Gojira se caracteriza en general por su crudeza, y en este disco me dá la sensación que, si bien no es que nada haya cambiado radicalmente, sí han pulido bastante las aristas, y el sonido se ha suavizado ligeramente, incorporando algunos elementos inexistentes hasta ahora y dando protagonismo a otros que antes eran más testimoniales o eran un mero recurso puntual. Siguen ahí los ritmos repetitivos y opresivos, pero en general se nota bastante más espacio y la presencia de voces melódicas es mucho más prominente que nunca, dando más cancha a su vertiente progresiva. En todo caso, suenan únicamente a ellos mismos, como nadie suena. Continuan siendo originales y dan un paso más en la interminable y continua exploración de su sonido.
Suele ser habitual en los discos de Gojira que el primer tema sea contundente, directo, agresivo e icónico. Solo este último punto se puede aplicar a este álbum. “The Shooting Star” es probablemente uno de los temas menos punzantes de Magma, ondulante, pegadizo y lleno de groove, con unos riffs repetitivos y ambientales acompañados de una melodía vocal limpia y oscura y una adictiva línea de batería. Personalmente el tema me gusta mucho. Es diferente a lo que habíamos visto antes, pero mantiene la esencia Gojira absolutamente intacta, enseñándonos que pueden desenvolverse con gran soltura por otros derroteros.
También “Silvera” es un temazo. Mucho más directa e inmediata, más típica de Gojira. Es extremadamente pegadiza y vacilona, pero a la vez accesible. Sigue conteniendo elementos melódicos en las voces, aunque en este caso se alternan con los gritos desgarrados habituales de Joe Duplantier. Tanto los riffs y punteos agudos como la batería envolvente son absolutamente excelentes, y me parece una canción con todos los números para convertirse en clásico de la banda. Recientemente ha sido elegida como segundo single y vídeo del álbum, cosa lógica ya que creo que comprime bien todas las facetas que podemos ver en Magma.
«The Cell» completa un inicio de disco excepcional, y es un tema que podría estar perfectamente en L’Enfant Sauvage. Una canción directa y metalera, con guitarras djents, sin voces melódicas, corta y al grano. Recuerda por momentos a los Sepultura de la época Chaos A.D. y es realmente disfrutable. «Stranded», por su parte, fué el primer adelanto del disco, y si bien me parece un tema correcto instrumentalmente, con esos característicos harmónicos punzantes, se me hace un poco repetitivo y el estribillo no me acaba de convencer. La evocativa línea vocal que podemos escuchar a poco del final es de lo más interesante, pero en general me emociona bastante menos que los tres primeros temas, al igual que el breve interludio instrumental «Yellow Stone». Recuerda a un “Orion” muy blacsabatizado, con protagonismo absoluto del bajo. No está mal, pero tampoco me parece que fuera realmente necesario.
El tema que dá nombre al álbum empieza con un riff muy Gojira, pero enseguida se vuelve atmosferica, melódica y bastante rara. Escucho mucho Voivod en la voz, y algo de bandas como Baroness o Mastodon en algunos punteos. Es tranquila pero a la vez estridente y opresiva. Haciendo honor a su título, nombre de una de las bandas más raras del prog setentero, este «Magma» también cuesta de entender un poco, y representa la incursión más profunda de los franceses en territorios progresivos. El estribillo no está mal, recuperando el riff que abría el tema, pero no acabo de disfrutar del extraño y disonante riff principal. Está claro que aprecio la ambición y ansias de experimentación de la banda aquí, pero me parece un tema algo irregular y al que le falta algo para acabar de despegar y atraparme.
«Pray» empieza con percusiones tribales, y continua también un poco a lo «Rattamahata». Me parece un tema muy interesante, con una bonita melodía de voz, muy espacial y atmosférica, que recuerda vagamente a la fabulosa parte intermedia del «Rime of the Ancient Mariner» de Iron Maiden. El resto del tema contiene elementos más típicos de Gojira y es en general motivante y disfrutable. El riff principal de «Only Pain» me suena a que te están vaciando una caries. Es angustioso, opresivo y muy bien conseguido. El resto del tema no está nada mal, especialmente el minuto y medio que lo cierra, pero una vez más el estribillo y otras partes se me quedan un poco a medias.
«Low Lands» suena a metal progresivo moderno. De hecho me recuerda muy mucho a Textures, en especial su último disco, y de nuevo vemos también una marcada influencia de Voivod. Me gustan las líneas vocales tan espaciales y me encanta particularmente lo que vene a partir del minuto 4, con un riff vacilón y voces que acompañan perfectamente. Al cabo de un minuto el tema para de golpe para introducir una tranquila guitarra acústica que tiene su continuación en la extraña outro, «Liberation», donde la acompañan percusiones tribales y que a mí me suena bastante improvisada y quizás también innecesaria.
Al final el regustillo general que te queda es sin duda positivo, pero irregular. Es un muy buen álbum, muy ambicioso, en el que han sido valientes y han incorporado elementos bastante novedosos. Las tres primeras canciones me encantan, y hay trozos de alguna otra que también, pero es innegable que no todos los temas me gustan tanto: algunos me parece que no destacan especialmente, otros no los entiendo demasiado, y ambos interludios me parecen totalmente prescindibles. Si lo tuviera que valorar a día de hoy, sin la perspectiva del tiempo, y a pesar de tener algunos grandes temas, en global lo pongo por debajo de sus tres discos anteriores. Aún así, los franceses son genios en lo suyo, y un disco regular suyo sigue siendo un disco notable.
Gojira son una de las bandas de moda, y también uno de los grupos favoritos entre el público del Resurrection Fest. Son reclamados año tras año y en la edición de 2014 arrasaron, siendo votados mejor concierto del festival. Para alegría de sus asistentes, este verano volverán a estar en el escenario principal de Viveiro, donde seguro volverán a arrasar. Es significativo que en este tiempo habrán pasado de tocar a las 6 de la tarde a estar en segunda línea del cartel, con un slot en absoluto prime time. Para verlos por el resto de la península tendremos que esperar probablemenre al año que viene, cuando tenga lugar la rama europea de la gira de presentación de este interesante Magma.
Tracklist:
- The Shooting Star (5:42)
- Silvera (3:33)
- The Call (3:18)
- Stranded (4:30)
- Yellow Stone (1:19)
- Magma (6:42)
- Pray (5:14)
- Only Pain (4:00)
- Low Lands (6:04)
- Liberation (3:35)
Crítica de Albert Vila de Metal Symphony