No es la primera vez que la camiseta de CRADLE OF FILTH – en la que aparece una monja masturbándose con la frase “Jesus is a c***” (sobra la traducción) – es noticia a gran escala. En muchos países se ha prohibido a lo largo de los años, pero ahora vuelve a ocupar un caso actual.
En 2008, el jefe encargado de la censura en Nueva Zelanda, prohibió la camiseta de la discordia, pero ahora ha sido seleccionada para ser exhibida en el Museo de Canterbury en Christchurch, a partir del próximo 14 de febrero. Y claro, antes de ello, ya están recibiendo la presión de diversos organismos con intención de que se lleve a cabo su prohibición.
El museo ha defendido su derecho a incluir la camiseta en la exposición, ya que “explora la historia de la prenda sobre sus 100 años de historia y la forma en que las camisetas se han utilizado como una expresión de la cultura popular. ”
Pero la Unión de Contribuyentes, se aferran a la idea de que exponerla es hacer un mal uso del dinero de los contribuyentes que se destina a la financiación del evento: “Nuestra objeción no es la camiseta en sí, nuestra objeción es que el dinero del contribuyente se utilice para lo que es, no para un elemento con poco valor cultural o histórico”, afirmaba el director ejecutivo de este organismo, Jordan Williams.
Reforzaba esta negación comentando que “En cuestiones de gusto, hay una mayor responsabilidad en los órganos financiados con fondos públicos […]Se puede argumentar que las restricciones a la libertad de expresión y a la blasfemia no están justificadas, reconociendo al mismo tiempo que las normas deben aplicarse al correcto uso para promover actividades con el dinero público.”
Anthony Wright, director del Museo de Canterbury explicaba que la camiseta en cuestión era “una pequeña parte de la exposición global” y está allí “porque es una parte válida de una historia y de un movimiento cultural en general”.