Tarja + Sorronia – 29 Enero 2014 – Sala Arena (Madrid)

Lo de Tarja es una lucha constante contra el olvido. Afincada en Argentina desde que partiese marras con Nightwish en 2005, esposa y madre, la finlandesa ha ido avanzando poco a poco en una carrera solista que comenzó con I Walk Alone y My Winter Storm en 2007, con importante repercusión en su natal Finlandia y en países como Alemania o Austria.

Con Colours in the Dark, su tercer trabajo de estudio como solista, lanzado en 2013, Tarja ha realizado una apuesta importante para el directo, con un selecto plantel de músicos (algunos de reconocido prestigio como el mercenario Mike Terrana o Max Lilja, ex-Apocalyptica), y con una gira mundial que comenzó el pasado Diciembre en su tierra natal y que se extenderá sin interrupción durante más de 10 meses, con más de 60 citas recorriendo lugares como Rusia, Brasil o Argentina.

Crónica de Manu «Osouso» Alonso de Metal 4 All

 

Tras Finlandia y Portugal, España ha sido el 3er país visitado en esta extensa gira, con fechas en Madrid, Bilbao y Barcelona. A la apertura de puertas, en torno a las 20 horas de una tarde de miércoles, una notable cola se acumulaba a las puertas de la sala Arena en las proximidades de la Plaza de España de la capital, completando un aforo casi completo ya para la apertura de los teloneros.

Sorronia, una desconocida banda novel húngara con sólo su debut Words of Silence a sus espaldas, comenzaba su corta actuación bastante antes de que hubiéramos completado el acceso a la sala las aprox. 500 personas que acudimos al evento. Enlazando en cierto modo con los años más jóvenes de Tarja (parece que llevase una vida con nosotros y sólo tiene 36 años), Sorronia hicieron un concierto discreto, encajados en ese estilo de gracioso nombre en inglés y tan en boga hace unos años, el ‘female-fronted symphonic metal’. Su vocalista Anna Kiraly, con una voz más dulce que operística, nos dejó algunos momentos muy en la onda de los últimos Tristania. Esperemos que estos conciertos les sirvan para darse a conocer y aprender, pues la oportunidad (romanos dixit), la pintan calva.

En torno a las 21.15 horas, el escenario, la tecnología y los aperos de gira de Tarja Turunen estaban completamente preparados para recibir a la banda. Veíamos ya a Mike Terrana ocupar su puesto tras la batería mientras sonaba la intro “Deliverance”, para dar paso a los primeros acordes cuasi-industriales de “In for a Kill” y la incorporación del resto de miembros. Tarja nos saludaba a la audiencia desde el minuto 0, saltando rápidamente a “500 Letters”, el primero de los temas de Colours in the Dark, con un sonido perfectamente equilibrado y definido, a buen volumen y aprovechando el equipo de PA de la Arena, pero sin reventarnos los tímpanos (da gusto no salir de la sala después con un pitido en el cerebro, señal de buenos técnicos).

Desde los primeros instantes, vemos que Tarja está de muy buen humor, y el honorable público se percata de ello y comienza a reaccionar dinámicamente a cada palabra, a cada gesto, a cada invitación a celebrar el momento de la soprano lírica. Con un marcado acento porteño (ensayado seguramente entre sorbo y sorbo de mate), la Turunen nos agradece nuestra presencia y nuestra comunión en amor, con sencillas frases en español (alguna vez cambió al inglés, no sé si por exceder su límite en la lengua de Cervantes o intuyendo una audiencia internacional). Brillando con una voz en excelente estado durante toda la noche (¿sinusitis mencionó?), si una palabra puede definir la actuación de Tarja es intensidad. Intensidad en la forma de subir octavas rompe-copas bajo el aplauso de la platea. Intensidad en la forma de hacer ‘headbanging’ en los momentos más heavies o a la hora de de dar sentimiento a los pasajes más emotivos.

“Falling Awake”, “I Walk Alone”, “Dark Star”, todas sonaban majestuosas, con una banda muy bien empastada, donde el cello de Max Lilja y el bajo de Ana Portalupi creaban un sonido redondo alrededor de la batería de Terrana (en absoluto excedido en protagonismo y sirviendo al sonido general de la banda), sobre el cual destacaban los teclados de Christian Kretschmar y las guitarras de Alex Scholpp, marcadas en temas como “Never Enough”. Tema que dio ocasión para que los músicos se libraran durante unos minutos de las claquetas de los temas y mostrasen su virtuosismo, pero también para que Tarja se cambiase de vestuario, pasando de los encajes a la falda y a un arriesgado escote. “Until Silence” sonó como el baladón que es, y a través del progresivo “Mystique Voyage” (un tema muy especial para Tarja) y los más directos “Neverlight” y “Medusa” llegamos a los bises, iluminados por la telaraña de luces del escenario.

Para su tercer y último regreso, y llegados ya los bises, Tarja volvió a escena vestida exactamente igual que en la portada de Colours in the Dark, como una moderna caperucita en negro, para enganchar con “Victim of Ritual”, el single de su último trabajo, potente y coreado. “Wish I Had an Angel” fue el único tema de Nightwish de toda la noche, ejecutado con gran fidelidad al original y con Alex haciendo el papel vocal de Marco Hielata. “Until My Last Breath” puso el último suspiro de Tarja en nuestros oídos, dando fin a un muy buen concierto, mucho mejor de lo que me había esperado.

Si bien es cierto que apoyados en un notable despliegue tecnológico, Tarja y su banda suenan de lujo, con un carisma y una genuinidad apreciables en su directos. Tarja ya no es un proyecto en solitario, es una banda bien cuajada y, esperemos, que para muchos años y muchos éxitos.

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