Con mis oídos aún zumbando, con esa sensación de estar resacoso sin haber bebido alcohol, muestra de la gran noche de heavy metal que vivimos hace unas horas, afronto la escritura de esta crónica de lo que fue un conciertazo en toda regla.
MANOWAR estuvieron más de dos horas sobre el escenario y a pesar de los tres solos (cortos por lo general, aunque sigan suponiendo el punto flojo de sus conciertos) y el speech de Joey anoche hubo mucha música, pero sobre todo mucho heavy metal. Lógicamente venían presentando «The Lord of Steel», del que sonaron varios temas con disparidad de opinión entre unos y otros según os iré contando, pero no se quedaron en el tintero los clásicos que también todos queríamos oir y alguna canción rescatada felizmente recibida.
Crónica de J. José Jiménez de RafaBasa.com
Sin llegar a colgar el cartel de «no hay entradas», La Riviera obtuvo una muy buena entrada por parte de un público entregado a la causa, con muchas ganas de disfrutar de los americanos. Una tarima central al fondo para la imponente batería de Donnie Hamzik y tres pantallas grandes donde se proyectarían vídeos temáticos sobre la canción que estaba sonando en cada momento, así como portadas de álbumes, presidían un escenario repleto de las pantallas por las que el sonido atronador nos golpeaba en el pecho de forma intermitente. Un sonido que, no sólo por volumen, estuvo a la altura de las circunstancias en casi todo momento.
La banda estuvo entregada al 100% desde el principio; Donnie atronando desde su tarima al que vi en todo momento con una cara de estar sintiéndolo a tope, Karl Logan como elemento más estático, pero esta vez incluso moviéndose y participando más en el escenario que otras veces, Joey como maestro de ceremonias con sus aspavientos «marca de la casa» llevando el puño al suelo para luego alzarlo en su particular «sign of the hammer» y Eric Adams, quien volvió a dar un recital a sus cincuenta y seis años de cómo ha de cantar y llevar un concierto un frontman de heavy metal. Me resulta curioso –y esto es más una anécdota que otra cosa- la ausencia de cuero negro en sus vestimentas, al menos en los conciertos que llevan de la presente gira. Aunque dando conciertos como el de anoche, ¿a quien le importa?
Precedida de la música inmortal que Miklós Rózsa compusiera para lo menos inmortal Ben Hur de William Wyler, «Manowar» abría la caja de los truenos. «Kill With Power», con todos los fans hermanados al estribillo (y sin faltar el mítico salto de Joey sobre Karl en el solo de bajo) y «Call to Arms» dejaban claro que aquello iba a ser muy grande.
«Hail, Kill and Die» fue la primera representante de su «The Lord of Steel», obteniendo una tibia respuesta. Pronto llegaría el solo de Karl Logan, con un sonido bastante sucio hasta que cambió de canal, dando una buena muestra de su depurada técnica. No fue excesivamente largo y para los que estuvieran sufriendo cierto bajón con el, «Brothers of Metal Pt.1» volvía a poner aquello en su sitio de forma inmediata en otro de los cánticos de la noche.
Ahora que si me tengo que quedar con un momento de toda la noche, sin duda elegiría la emotiva «Mountains», con un Eric Adams enorme, cantando con un sentimiento a flor de piel inenarrable. Me sorprendió, no obstante, la poca acogida que tuvo (eso sí, los que como yo la estaban cantando se les veía emocionados) incluso oí algún comentario por mi zona (en cuarta(quinta fila a la derecha) preguntando si era del nuevo disco…
Ante un cielo que llevaba todo el día amenazando tormenta en Madrid, MANOWAR convocaban al mismísimo dios del trueno. «Thor (The Powerhead)» irrumpía poderosamente y nosotros dábamos la réplica a la banda del mismo modo con el coro. «Expendable» del nuevo álbum supuso un pequeño bajón, aunque no sonó nada mal y desde luego me gustó bastante, momento tras el cual pisaron el acelerador con «Outlaw» devolviendonos a esa época del oeste norteamericano en el que imperaba la ley del revólver. Siguiendo con la temática de parias y fueras de la ley, «El Gringo» llegó a continuación, esta vez sin embargo sonando muy desangelada, y es que es un tema que en disco me gusta mucho, pero en directo sin esos arreglos que la hacen tan ampulosa me dejó bastante frío.
«Sign of the Hammer» puso de nuevo las cosas en su lugar, otro himno inmortal que por supuesto, nos puso a todos con los dos brazos en alto realizando el particular signo de la banda. Tras un no extenso solo de bajo en el que Demaio jugaría con cromatismos a púa/contrapúa a toda velocidad y algunos acordes «flamencoides» como solía decir nuestro querido Salvador Domínguez en sus vídeos didácticos de guitarra, harían la primera de las concesiones a su pasado reciente con «The Sons of Odin» que sonó genial, para acto seguido volver un poco más la vista atrás con el trallazo «Hand of Doom» que pasó cual apisonadora por Madrid rubricando Karl Logan un pedazo de solo en este tema.
Seguimos con los clásicos, siendo el momento para otra genialidad llamada «Blood of my Enemies», en la que siguen omitiendo desde hace unos años la introducción con armónicos (que a mi al menos me gustaba mucho), con un Adams subiendo a la octava en la estrofa final como hace veinte años (aunque más adelante lo haría de forma más espectacular), tras el que llegó el último de los solos, en esta ocasión para el lucimiento de Donnie que estuvo buena parte del mismo jugando con el personal, pidiendo nuestros gritos mientras atacaba su bombo.
Llegó el discurso de Demaio mientras se bebía una cerveza, enteramente en español, contándonos que ellos quieren ser siempre nuestro número uno e incluso se sienten celosos de las otras bandas, sus desavenencias con las distribuidoras en nuestro país, lo bueno de la comida española y la belleza de sus chicas. Incluso hubo un momento para alabar las cualidades de su equipo de sonido, que si no me equivoco se lo proporciona una empresa valenciana.
Y la verdad que si hasta entonces el concierto estaba siendo magnífico, a partir de aquí ya fue «de traca». Claro que de otra manera no puede ser si enlazas tres clásicos inmortales uno tras otro: «Fighting the World», «Kings of Metal» y «Hail and Kill», ahí es nada. La banda estaba pletórica y con el público a sus pies, rematando con un trallazo «House of the Death» que además tuvo un escepcional juego de luces en su desarrollo. Se permitieron rematar con dos de sus nuevos temas: un «Manowarriors» muy bien recibido que tiene madera de clásico, sobre todo por su estribillo apto para jugar con el público y «The Lord of Steel» que fue todo un trallazo en directo.
Tras un brevísimo mutis, MANOWAR volvían a escena con el ya inmortal «Warriors of the World United». Impresionante oir a todos cantar el coro, ¡Hay que vivirlo! Los músicos y concretamente su vocalista se encontraban tan agusto que incluso en la parte lenta Adams se permitió vacilar a Karl Logan, quien le diera la entrada en un par de ocasiones sin que su compañero comenzara con el emotivo «if I should fall, in battle…»
Final de fiesta por todo lo alto con «Black Wind, Fire and Steel», de nuevo con una banda y más concretamente Eric Adams al 200%, subiendo una octava completa y dando el resto en la última de las estrofas.
Despedida por todo lo alto a una banda que dio un conciertazo en toda regla, mientras de fondo sonaba a todo volumen «The Crown and the Ring (Lament of the Kings)». Nosotros íbamos desocupando nuestros puestos con los oídos aquejados del altísimo volumen pero felices de ver, una vez más a MANOWAR desplegando toda su idiosincrasia en directo en la mejor de sus facetas. Esperemos que por muchos años más, y que nosotros lo disfrutemos.
Crónica de J. José Jiménez de RafaBasa.com