La madrileña Sala Caracol se convirtió en un auténtico campo de batalla, concurrida como si de la decisiva de alguna guerra trascendental se tratase, para vivir en primera persona la venida de los finlandeses Ensiferum, que hicieron escala en un buen puñado de ciudades españolas para presentar ‘One Man Army’, su último y celebrado álbum de estudio. A su vera acudieron los italianos Wind Rose, combo de epic metal cuya potencia tal vez haya inclinado más si cabe la famosa torre de su ciudad de origen, Pisa.

Crónica de Jason Cenador de MariskalRock.com

Con puntualidad inauguraba la velada de domingo el grupo transalpino, ante un local que ya conocían de su visita junto a Wintersun y que lucía un muy buen aspecto a falta, todavía, de que los más rezagados consumaran la envidiable afluencia final. Con certeza y atino, Wind Rose fueron ejecutando su portentoso metal de irremediables ambientaciones épicas y orquestales que evocaban la más gloriosa contienda, en la que las espadas son sustituidas por fornidas guitarras y el ritmo lo marca una robusta batería y un firme bajo.

Con ramalazos de metal más áspero, su estilo se acercaba a un power metal marcado por la intermitente aspereza vocal de un cantante, Francesco Cavalieri, que si bien se mantuvo correcto en su cometido musical, sobresalió en su faceta de frontman. Admirable su capacidad para hacer del público un hervidero y llevar hasta cotas harto difíciles para un grupo telonero la química entre los asistentes y la banda. Energía, actitud y ganas de transmitir mucho más de lo estrictamente musical no le faltó a un combo que no inventa nada nuevo – si bien canciones como la inconmensurable “The Breed of Durin” y la concluyente “Rebel and Free”, ambas de su último CD ‘Wardens of the West Wind’, levantaron el espíritu de los asistentes – pero que sabe exprimir las circunstancias del directo para hacerse notar de lo lindo.

Tras un aparatoso cambio de backline que desplazó a algunos ocupantes de las primeras filas, al descargar parte del material por la parte delantera del escenario, por fin quedó todo listo para que los guerreros de Ensiferum hiciesen aparición e inaugurasen lo que a la postre resultó en uno de los mejores shows que se les recuerdan por estos lares. Su último disco ha cosechado una recepción estupenda por parte de sus incondicionales, cientos de los cuales lo dieron todo desde el minuto uno en una fiesta de metal extremo y melodía que nos hizo olvidar por momentos que se trataba de un domingo.

La intro “March of War” sirvió de trasfondo para que cada uno de los miembros del conjunto finlandés ocupase sus puestos de cara a la avasalladora “Axe of Judgment”, reina absoluta del repertorio de su reciente trabajo. Con un sonido exquisito y una intensidad exacerbada, el tema hizo de aquello un volcán y nos hizo pasar de cero a cien en cuestión de milésimas. Tras ‘Heathen Horde’ llegó la siempre festiva “One More Magic Potion”, única que cayó de su álbum ‘Victory Songs’ y excusa ideal para brincar sin límite.

Llamó la atención que la teclista Emmi Silvennoinen haya cambiado la discreción tras el teclado por un mayor protagonismo y movimiento sobre el escenario acordeón en mano. Lució, no obstante, más su inalterable sonrisa que su instrumento, inaudible en algunas ocasiones. En cuanto al resto del grupo, cada uno de los miembros se mantuvieron dinámicos, desenfadados y afables sobre el tablado, con el frontman Petri Lindroos liderando el peso escénico y caldeando al público repetidamente, el guitarrista Markus Toivonen desplazándose continuamente de lado a lado y el virtuoso y carismático  bajista Sami Hinkka tirando de simpatía con la gente, a la que le chocó la mano en numerosas ocasiones, y gesticulando sin parar mientras apoyaba con sus voces limpias a las guturales impiadosas de Petri.

Retomando su nueva placa discográfica, “Warrior Without a War” pasó un poco de puntillas antes de que la vertiginosa “From Afar”, impecable y brutalmente ejecutada, desatase la locura como casi ninguna. El primer disco del grupo saltó a la palestra con “Token of Time” y la contagiosa “Battle Song” (hablando de batallas, “Into Battle” no hubiera sobrado para nada, pero nos quedamos con las ganas), para deleite de los fans con más avidez memorística, que se dejaron la garganta a instancias de unos motivadísimos guerreros que animaban a gritar hasta la extenuación. Y hablando de memoria, increíble la que una sorprendente parte de la audiencia demostró con la estrofa en finés del “Lai Lai Hei”, que fue cantada por decenas de personas a capella ante la lógica sorpresa y beneplácito por parte de unos músicos que tienen en esta una de sus principales garantías de éxtasis colectivo en sus shows.

Traspasado ya el ecuador del setlist, “Burning Leaves”, “My Ancestors’ Blood” y “Two of Spades”, con un curioso interludio casi discotequero, nos condujeron con intacta contundencia y suculenta melodía al momentazo de la noche, en el cual todos los músicos se pusieron un vistoso sombrero para acometer la desternillante y surrealista versión del “Bamboleo” de los Gipsy Kings, induciendo al despiporre generalizado. La combinación entre el brutal death metal de la estrofa y el pegadizo estribillo trompetero no dejó indiferente a nadie, como tampoco la particular manera de dar las palmas de Petri y los suyos, esperando una respuesta que por estas latitudes era previsible que sería más efusiva que en otros lugares de Europa.

Después de ausentarse unos minutos del escenario, ingresaron en él de nuevo al ritmo bluesero del bajo de Sami, quien no anduvo para nada parco en solos y se marcó en ese momento una suerte de homenaje a “The Jack” (AC/DC) entre bromas, antes de acometer “I My Sword I Trust”, icono indiscutible de su penúltimo trabajo y una de las pocas del mismo que casi seguro pervivirán a largo plazo en los repertorios. La adictiva “Twilight Tavern” y la imprescindible “Iron” fueron los himnos impepinables con los que se despidió una banda que supo transmitir vitalidad y emoción a los suyos predicando con el ejemplo y completando un concierto para recordar.

Crónica de Jason Cenador de MariskalRock.com