Fin de semana largo, ya que tocaba lunes festivo, y una temperatura agradable a pesar de que una fina lluvia cayese intermitente en la capital. Todo en orden y preparado para disfrutar de una buena velada con el Thrash Metal como leitmotiv. Había ganas de comprobar el estado de forma de Jeff Waters y compañía, como también las había de conocer en directo a Harlott y Archer. Así pues, nos encaminamos a la céntrica sala But, donde tendría lugar el evento, con una única duda: ¿habría buen ambiente en cuanto a número de asistentes se refiere? Aquella tarde/noche coincidían multitud de conciertos en Madrid, Glenn Hughes incluido, por lo que la asistencia se vio algo resentida. El cuando dejarán los promotores de tirarse piedras contra su propio tejado es otro asunto.

Crónica de Alberto López de Metal Symphony

Los encargados de abrir la veda fueron Harlott. La banda australiana venía con “Proliferation”, su reciente nuevo disco, bajo el brazo y no dudaron ni un momento en avasallar con los mejores temas de éste y un breve repaso a lanzamientos anteriores. Tras una breve intro, la misma que abre el disco y que es intrínseca al tema, comenzaron con “Proliferation”. Velocidad y agresividad mezcladas con una buena ejecución. Un buen comienzo, que por fuerza nos recordó por momentos a los que, un rato más tarde, serían los cabezas de cartel de la noche. El sonido era bueno, aunque quizá demasiado alto como evidenció algún acople puntual que no les distrajo en absoluto.

Andy Hudson nos preguntaba que si queríamos Thrash. Los allí reunidos, menos de lo que les habría gustado, respondieron que sí. Pues dos tazas. “Denature”, también de su último álbum, fue de alto nivel. Gran trabajo de Tom Richards y Tim Joyce en la base rítmica, que enmascaró un poco las afiladas guitarras de Andy y Ryan Butler.

Tocaba repasar su anterior grabación y lo hicieron en forma de “Origin”, uno de los temas que más gustaron y que mejor les quedaron a pesar de que volvieron los acoples, y “Heretic”, donde los solos y los coros cobraron una importancia mayúscula e hicieron las delicias de los asistentes. Bien es cierto que a un profano en la materia le podría estar pareciendo escuchar el mismo tema durante todo el rato, pero los allí congregados sabíamos a lo que íbamos y Harlott nos estaban dando una buena dosis de Thrash Metal.

Con “None” y “Terror” seguían echando la vista atrás, en este caso para ofrecernos dos cortes de su EP de 2012. La primera, y que daba nombre a aquel plástico, posee un comienzo más pausado y pesado que por momentos nos recordó a Metallica. En cuanto a “Terror” los arpegios limpios en seguida dieron paso a la tralla, algo más contenida, que también, por breves momentos, algo recordó a los de San Francisco. Era la hora de terminar volviendo al presente con “Means To An End”, tema que también da por concluido su reciente “Proliferation”. La velocidad y el riff atresillado del comienzo puso a la gente en movimiento y así cerraron un muy buen concierto, presentándose en sociedad en nuestro país. Seguro que se fueron con algún seguidor más.

Tras una breve pausa para el cambio de escenario le llegaba el turno a los americanos Archer. De un corte mucho más Heavy, incluso con toques de Hard Rock, a priori quizá eran los que menos pegaban en el cartel, pero no desentonaron en absoluto. También con nuevo disco bajo el brazo, “Culling The Weak”, los californianos dieron un buen concierto, menos de mi gusto que el de Harlott, pero que disfrutó de más público y reconocimiento. Charlie Clouser y sus bandas sonoras para la saga de películas de Saw se está poniendo de moda entre los grupos a la hora de elegir intro. Así pues, después de ésta, el tema principal de la mencionada película, salieron altamente enérgicos al escenario con “Belief”, el cuál abre también su reciente lanzamiento, en el que basaron exclusivamente su setlist.

Dylan Rose alternaba su posición frente al micro con aproximaciones al frontal del escenario para chocar las manos de los que se agolpaban en primera fila. Pese al formato trío el buen hacer de David De Silva y Keyhan Moini les daba una contundencia de lo más adecuada. “Culling Of The Weak” fue la siguiente en caer. Tuvieron un comienzo algo dubitativo que enfrió al público, al que intentaron animar con poco éxito. No fue hasta el final del tema que recuperaron la comunión con el respetable. Si algo estábamos comprobando aquella noche era que, te gustasen más o menos, la ejecución de ambas bandas estaba siendo sobresaliente. Y todavía quedaba el plato fuerte. Pero todavía quedaba Archer para rato.

Mientras David De Silva soleaba con su bajo, Dylan afinaba y de paso nos informaba que podíamos adquirir su nuevo disco en el puesto de merchandising. “World Of One” nos mostró a una banda en forma que en la parte de los solos hicieron todos un trabajo encomiable. Tras bromear con que estaban ahí por Annihilator y que luego se emborracharían mientras disfrutaban de su concierto dieron paso a “Day That Never Came”, un tema quizá con aires demasiado rockeros para el público que había allí reunido, siendo la reacción algo fría. Aún así, Dylan demostró ser un cantante del montón, pero un guitarrista de nivel.

Continuaron con una sorpresa más que agradable: la versión del gran “Tornado Of Souls” de Megadeth, la cual sonó muy muy bien. De todos es sabido que la voz de David Mustaine echa para atrás a mucha gente, así que había por allí más de uno al que la versión le supo a gloria bendita. Tras este momento álgido (siempre me pareció algo triste alcanzar el momento álgido de tu concierto con un tema de otro, pero ese también es otro tema) cerraron su actuación con “Dawn Of Dilution”.

Buen concierto de Archer, aunque creo que no eran del todo aptos para el tipo de público mayoritario que allí había.

Y tras otro parón, este algo más largo, llegaba el esperado momento de volver a ver a Jeff Waters, uno de los tipos más infravalorados del Metal, sobre las tablas. Annihilator volvía con renovada formación, destacando sobre todo el hecho de que Waters se encarga de nuevo de las tareas vocales, algo que genera división de opiniones, ya que Dave Padden estaba haciendo un gran trabajo desde 2003. Yo sigo prefiriendo a Jeff, pero si es cierto que algunos temas le encajaban mucho mejor a su predecesor. Acompañando al de Ontario vinieron Cam Dixon al bajo, quien ya había estado en la banda a mediados de los 90, Mike Harshaw a la batería y la nueva y joven incorporación a la segunda guitarra: Aaron Homma. Una formación que se vio solvente y con sobrada calidad, a pesar de que por Annihilator hayan pasado nombres de la talla de Mike Mangini, Randy Black o Curran Murphy.

Nada más salir al escenario, y recibir una buena ovación, comenzaron con un auténtico trallazo como es “King Of The Kill”, la cual sonó tremendamente bien, metiéndose al público en el bolsillo nada más comenzar. Además es un tema que, salvo en las giras de 2007, 2010 y 2013, no suelen llevar demasiado en su repertorio. El repaso a su nuevo lanzamiento llegó pronto y de seguido, ya que encadenaron los nuevos temas y no volvieron a mirar la presente en toda la noche. Pareció que querían quitarse cuanto antes el repaso a lo nuevo para comenzar a mirar a los cortes más clásicos de la noche. Así pues, “Snap”, “Suicide Society”, el single que da nombre al disco, y “Creepin’ Again” cayeron una detrás de otra, sonando muy bien pero sin excesiva relevancia.

“No Way Out”, de su anterior “Feast”, disco para el que, recordemos, eligieron a Pilar Rubio para la portada, fue la siguiente en caer. Jeff Waters seguía demostrando ser un completo animal de las 6 cuerdas, despachando riff y solos de manera absolutamente perfecta, mientras el resto de la banda le acompañaba a gran nivel.

Sin mucho preámbulo encararon una de las mejores fases del concierto. El sonido de helicópteros y detonaciones tensó a la sala, que adivinó que la siguiente sería “Set The World On Fire”, la cual abría aquel disco de mismo nombre de 1993, que sigue siendo uno de los preferidos para muchos de los fans de la banda a pesar de ser el menos thrasher de su carrera. La sala era una única voz coreando el estribillo, mientras en lo alto del escenario parpadeaba la palabra FIRE.

Por si esto no hubiese sido suficiente, enlazaron a continuación “W.T.Y.D.” y “Never, Neverland”, de su primer y segundo disco respectivamente. Estamos hablando de 1989 y 1990, es decir, temas ya míticos en el imaginario colectivo del Thrash Metal.

“Tricks And Traps”, que en su día abría el “Remains”, a pesar de su velocidad nos dejó algo fríos. Nada que no pudiesen remediar “Second To None” y “Bliss”, que ejercer de intro para el anterior. Otro de los cortes más celebrados de la noche, que además empalmaron con “Brain Dance”, que cerraba el ya mencionado “Set The World On Fire” y “Phantasmagoria”. Llegados a este punto, y aunque estaba siendo un concierto algo más frío de lo que les habíamos visto otras veces, uno se pregunta porque Annihilator no están más arriba en el escalafón. Bien es cierto que han sido coetáneos de bandas tan grandes como Metallica, Anthrax, Megadeth o Slayer, el famoso Big 4, pero aún así debería gozar de mucho más reconocimiento del que tienen. Una sala como la But, si hablamos en términos de calidad debería quedárseles pequeña, y ni siquiera la llenaron.

Continuando con el concierto… Éramos conscientes de que no podía quedar mucho, y esto se vio confirmado cuando atacaron el que quizá sea su mayor clásico y su tema más escuchado en radios y bares del rollo. Claro, estamos hablando de “Alison Hell”. ¡Qué alto se pusieron el listón nada más debutar!. La sala recibió el tema como maná caído del cielo y disfrutó al máximo.Tras esto, la terna que conformaron “Chicken And Corn”, el medley de “Kraf Dinner/21/Reduce To Ash” y “Human Insecticide”, que sirvió para dar por terminada una gran noche, supieron a menos de lo que en realidad son.

Buena noche de Metal en la capital, donde las tres bandas, más allá de gustos, dieron lo mejor de si mismos.

Crónica de Alberto López de Metal Symphony