Que los titanes del Brutal Death Metal Cannibal Corpse vengan a España a presentar sus nuevos trabajos viene ya siendo tradición. Que además vengan acompañados de bandas de primer nivel (la última vez lo hicieron acompañados de Amon Amarth en 2012) como Aeon y Revocation es un lujo. Por eso nos presentamos en la céntrica sala Arena de Madrid para asistir a uno de los mejores festivales de Metal Extremo de lo que va de año.

Crónica de Odigir Olaf de MariskalRock

 

Sábado veinticinco de Octubre de 2014, siete de la tarde, a mitad del clásico futbolístico nacional (felicidades a los blancos), y nos adentramos en las entrañas de la madrileña sala Arena. Puesto de merchandising a la entrada, y una pista a media capacidad para recibir con increíble puntualidad a los suecos Aeon. Con un nuevo guitarrista rítmico en sus filas, Aeon nos presentan siete cortes brutales escogidos de su discografía (cuatro impecables álbumes de estudio), de entre los que destacan la directa “Forgiveness Denied”, con la que abren el genial “Path of Fire”(2010), o la contundente “Aeons Black”, extraída de su disco homónimo y más reciente (2012). Lástima que fueran los encargados de abrir el evento, ya que pese a estar en magnífico estado de forma, el sonido no les hizo favor: las poderosas guitarras Schecter de siete cuerdas y la voz se comían a la base rítmica del conjunto, no había bajo ni batería. Su vocalista, Tommy Dahlström, hizo alarde de los diferentes registros que muestra en sus grabaciones, y su guitarra solista, Sebastian Nilsson, era capaz de introducir solos técnicos y melódicos entre los enrevesados riffs que no nos daban ni un respiro. Increíble labor la de su bajista y batería en lo visual, ya que lamentablemente, no pudimos escucharles como nos hubiera gustado. Grandes Aeon, una banda que dará mucha leña en el panorama extremo en el futuro.

 

Poco más tarde de las ocho, los estadounidenses de Boston Revocation hicieron su entrada en el escenario. Con cinco álbumes a sus espaldas, el cuarteto ofreció un recital técnico y cañero, con un sonido mucho más definido y en el que tanto bajo como batería ya podían percibirse. Destacó su frontman, vocalista y guitarra, David Davidson, que se ganó al público (cada vez más abundante en la pista) a voz limpia: pura garra. Revocation fueron capaces de arrancar a la concurrencia madrileña los primeros pogos en los primeros temas. Y digo primeros porque su show fue un tanto ecléctico: nos ofrecían cortes rápidos y thrasheros, luego se atrevían con riffs técnicos y progresivos, y aterrizaban con pasajes más metalcore, alegres y festivos, que no acababan de cuajar en la noche pagana y sanguinolenta que nos prometía la entrada. Igualmente, los estadounidenses demostraron su técnica y buen hacer con un concierto redondo y directo que nos dejaba calentitos para el plato principal de la velada.

 

Y a las nueve y media de la noche, las luces se apagan y suben al escenario los miembros de los esperados Cannibal Corpse: los fundadores Alex Webster al bajo y Paul Mazurkiewicz en una batería sin plataforma, a ras de escenario; Rob Barrett a la guitarra rítmica en el lado izquierdo del escenario, Pat O’Brien a la guitarra solista a la derecha; y finalmente el carismático George “Corpsegrinder” Fisher a la voz. Comienzan su descarga, para nuestra sorpresa, con tres clásicos de ‘The Bleeding’ (1994), disco referencia de su extensa y visceral obra. “Staring Through the Eyes of the Dead” nos sorprende y “Fucked With a Knife” nos deja con la boca abierta. El griterío me ensordece desde atrás mientras intento capturar algunas imágenes para adornar este texto, difícil labor debido a la escasa iluminación de la sala: rojos saturados que caen sobre la banda en penumbra. Señores técnicos de luces, la audiencia y los fotógrafos agradecerían un buen ejercicio de luces blancas. La música oscura no tiene por qué ir acompañada de oscuridad, no hagamos del escenario una caverna.

 

El sonido, si bien alcanza su mejor proyección en la parte central de la sala y se difumina un poco en los laterales, es compacto y poderoso, más alto y más definido que con los teloneros, como cabía esperar. Continúan dejando caer otro clásico, “Stripped, Raped and Strangled”, Death Metal en su más puro estado, en la que nos demuestran quiénes son y cómo lo hacen. Con ustedes, Cannibal Corpse. Fisher se impone con su voz, añadiendo ese toque desgarrado y sus agudos chillones a los temas originales grabados por Chris Barnes.

 

Tras esta descarga inicial entramos en otro bloque. Esta vez toca presentar tres cortes afilados de su más reciente trabajo que nos vienen a presentar, ‘A Skeletal Domain’ (2014). Abren fase con la coreada “Kill or Become”, de la que acaban de estrenar videoclip, y cierran con la potente, disonante y a medio tiempo “Icepick Lobotomy”, el único corte del disco compuesto por Barrett, que ha dejado el grueso de las composiciones a Webster y O’Brien. Por cierto, tremendos y vertiginosos los solos de este último, aunque se quedaron cortos de volumen en la mezcla.

 

Sin tregua para respirar, presentan dos brutales temas del anterior ‘Torture’ (2012), para dar paso a una maravillosa selección de violencia sonora extraída de sus más de veinticinco años sobre los escenarios. Y es que esto se nota. Cannibal Corpse no destaca por ser una banda rápida (que lo es), sino por la contundencia de sus riffs, por la pesadez de sus canciones. Esa gravedad, esa atmósfera oscura, claustrofóbica, intensa, que crea el quinteto de Buffalo, que con ese mosh hace las delicias de los amantes del género. Obligados. Imprescindibles.

 

Ese cuello imponente de Fisher, sin parar de hacer headbanging, ese golpe de Ride característico de Mazurkiewicz, los riffs agresivos, enrevesados, y a la vez pegadizos de O’Brien y Barrett en la guitarra, y ese sonido metálico, casi distorsionado, de Webster, que ataca las cuerdas de su bajo con los dedos sin perder un ápice de pegada. Y esa es la fórmula, y ese es el espectáculo del Brutal Death en directo. Una lona enorme con un logo sangriento, un derroche de técnica y distorsión a un volumen atronador, cinco melenas sobre el escenario y una fiesta en la pista, sobre la que se congregan metaleros de distintos puntos de la geografía peninsular. Y la abarrotan.

 

Los blastbeats de “Dormant Bodies Bursting” dan paso a la celebrada “Addicted to Vaginal Skin”, presentada como una canción de amor. Aún hay tiempo para disfrutar de la revisión de “A Skull Full of Maggots “, una joyita proveniente de su primer álbum de 1990, o “Make Them Suffer”, uno de los cortes más rápidos y caóticos de la noche que nos deja exhaustos. La locura vuelve a desatarse entre la multitud extasiada al recibir esas descargas plomizas provenientes de esa obra antológica del Death Metal llamada ‘Tomb of the Mutilated’ (1992). Y van a caer más, como la rápida “I Cum Blood” y, sobre todo, la más celebrada de la velada, “Hammer Smashed Face”, con la que la multitud se vuelve absolutamente loca. La sala Arena retumbaba con los bombos atronadores, con los saltos y los gritos de los presentes, en una orgía de calor y frenesí. Pura destrucción en forma de riffs que te golpean la cabeza y no se marchan. Cierran con la poderosa “Devoured by Vermin”, con la que ponen el broche final a un recital de diecinueve canciones tocadas en algo más de setenta y cinco minutos de metralla sin pausa.

 

Maravillosa velada, intensa, como no podía ser de otra manera. Gracias una vez más a Rock’N’Rock por traernos a estos señores que saben hacer tan bien lo que hacen. Ya sabíamos a lo que veníamos y no podíamos salir defraudados. Esos años sobre los escenarios se notan, por esa frescura, esa energía, esa garra, ese volumen, esa técnica, esa actitud que nos hace sentirnos como chavales. Y que vuelvan, que aquí estaremos.

Crónica de Odigir Olaf de MariskalRock